Los judíos de Bulgaria en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)

Tropas búlgaras en Macedonia el 19 de abril de 1941. Yugoslavia se había rendido incondicionalmente dos días antes. Foto: Wikipedia – Dominio Público

En dicha fecha, se convirtió en aliada de las fuerzas del Eje hasta el 9 de septiembre de 1944, momento en que cambió de bando para integrarse al de los Aliados hasta el final de la guerra. No obstante, hay que destacar que, a diferencia de otros países como Hungría o Rumania, Bulgaria mantuvo relaciones diplomáticas con la URSS en todo momento.

Neutralidad (1939-1941)

Al estallido de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, seguía al frente de la Monarquía búlgara Boris III. Su Gobierno se declaró decidido a permanecer neutral hasta el final de la guerra el 16 de septiembre, ​ pero esperaba aprovecharse de la situación para sacar tajada en forma de obtención de algunos territorios, especialmente en las zonas de población de mayoría búlgara que los tratados anteriores han cedido a sus vecinos. El Reino Unido había insistido en que el país se declarase oficialmente neutral para evitar los planes franceses de invasión; Francia, convencida de que el país balcánico formaba ya en la práctica parte del Eje por sus estrechos lazos económicos con Alemania y sus ambiciones territoriales, había exigido la declaración de neutralidad para descartar invadirlo. A finales de septiembre, ocupada ya Polonia por Alemania, Rumania propuso formar un bloque balcánico neutral bajo dirección italiana, pero Bulgaria rechazó la propuesta de unirse a sus vecinos en la Entente de los Balcanes (pacto de los Balcanes o pacto balcánico, fue un pacto firmado el 9 de febrero de 1934 por el Reino de Yugoslavia, el Reino de Rumanía, Turquía y el Reino de Grecia para proteger la integridad territorial frente a pretensiones anexionistas del Reino de Bulgaria y el Reino Hungría. La Segunda Guerra Mundial lo dejó sin efecto), ante la mencionada posibilidad de lograr ganancias territoriales en el ambiente de cambios, y el plan fracasó.​ Bulgaria hubiese exigido cesiones territoriales que ninguno de los países vecinos estaba dispuesto a realizar y tampoco deseaba hacer un gesto que hubiese podido disgustar a Alemania. La propia situación geopolítica del país en los Balcanes acabó con los intentos de permanecer neutral, de resultas de la presión de las grandes potencias.

La situación europea en marzo de 1941, en vísperas de la acometida alemana contra Grecia y recién ingresada Bulgaria en el Pacto Tripartito. Se aprecia el aislamiento yugoslavo y griego en el sureste del continente. El mismo 1 de marzo, día en que Bulgaria suscribió el tratado, Von Ribbentrop prometió a Bulgaria la Tracia occidental y el oriente de la Macedonia griega. Foto: Wikipedia – CC BY-SA 3.0

Alianza con las fuerzas del Eje (1941-1944)

Pacto Tripartito y entrada en la contienda

La situación europea en marzo de 1941, en vísperas de la acometida alemana contra Grecia y recién ingresada Bulgaria en el Pacto Tripartito. Se aprecia el aislamiento yugoslavo y griego en el sureste del continente. El mismo 1 de marzo, día en que Bulgaria suscribió el tratado, Von Ribbentrop prometió a Bulgaria la Tracia occidental y el oriente de la Macedonia griega.

En noviembre de 1940, durante una entrevista con Hitler en Berlín, Mólotov había expresado la voluntad de la URSS de incluir a Bulgaria en su esfera de influencia. El rechazo de Alemania a esta solicitud fue uno de los factores desencadenantes del fin del pacto germano-soviético firmado en agosto de 1939, e indirectamente, para Bulgaria, del final de su período de neutralidad.

Bulgaria se unió paulatinamente a las fuerzas del Eje en el invierno de 1940-1941. En septiembre, se creó una organización similar a la Kraft durch Freude alemana y en diciembre otra parecida a las Juventudes Hitlerianas. Ese mismo mes se aprobaron leyes antisemitas y contra los masones y otras organizaciones internacionales. Tras rechazar la firma del Pacto Tripartito que ya habían rubricado otros países de la zona alegando su temor a represalias soviéticas o turcas, los preparativos para la adhesión de Bulgaria al Eje continuaron discretamente en los meses siguientes. En principio, la renuencia búlgara a abandonar la neutralidad se había redoblado por los reveses italianos en Grecia, pero la decisión alemana de invadirla pareció dejar a los búlgaros sin alternativas si deseaban evitar ser ocupados también. El 18 de noviembre, Bulgaria aceptó que los alemanes emplearan el territorio búlgaro como base del previsto ataque a Grecia. Los preparativos comenzaron casi de inmediato, con el envío de expertos en logística y pilotos; en diciembre ya había varios miles de soldados alemanes en Bulgaria. ​En enero de 1941, los alemanes advirtieron a los soviéticos de la necesidad de atravesar el país para atacar a las fuerzas británicas en Grecia y el mariscal de campo Wilhelm List se desplazó a Sofía. La campaña contra Grecia fue el motivo crucial que impelió a Alemania a insistir en la adhesión búlgara al Pacto Tripartito. El 8 de febrero de 1941, List firmó un acuerdo secreto con el alto mando búlgaro que aseguró el transporte para las tropas alemanas, pero indicó que el Ejército búlgaro no participaría en la campaña, sino que se limitaría a mantener el orden en el país y guardar la frontera con​ Turquía. El 17 de febrero, Bulgaria y Turquía firmaron un pacto de no agresión, lo que eliminó la amenaza turca a la primera, con la que habían contado los británicos para tratar de frenar el ataque alemán a Grecia. El 28 de febrero de 1941, el primer ministro Bogdan Filov volvió a viajar a Viena y los alemanes comenzaron a construir tres puentes sobre el Danubio. Bulgaria suscribió el 1 de marzo de 1941 el Pacto Tripartito;​ al día siguiente las tropas alemanas cruzaron el río y entraron en el país.​ El mismo día de la firma del tratado, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Von Ribbentrop, comunicó oficialmente a Filov que Bulgaria obtendría el territorio tracio entre los ríos Struma y Maritsa.​ La llegada de unidades alemanas continuó a lo largo de todo el mes.​ Esto precipitó la ruptura de relaciones diplomáticas por parte del Reino Unido el 5 de marzo.​ La liga entre Bulgaria y las potencias del Eje no se debió a la simpatía del zar Boris III por sus dirigentes, con los que mantuvo malas relaciones, sino a los objetivos del nacionalismo búlgaro, que le impelieron a coligarse con aquellos que parecía le permitirían obtener los ansiados territorios balcánicos (Tracia y Macedonia).​ Las ambiciones territoriales, la dependencia económica de Alemania​ y las victorias de esta inclinaron finalmente a Bulgaria a coligarse con el Eje.

La alianza confirmó también el papel preponderante de Alemania en las exportaciones búlgaras, situación que existía desde principios de la década de 1930.​ Desde entonces, el tabaco y los alimentos se exportaban principalmente a Alemania, a cambio de maquinaria y productos manufacturados. La entrada en guerra puso los escasos recursos económicos del país (más pobre que las cercanas Hungría y Rumanía, también coligadas con Alemania) al servicio de Berlín que, sin embargo, fue cada vez más incapaz de compensar las continuas importaciones desde Bulgaria con productos propios.​ Las exportaciones búlgaras hicieron entonces que la deuda alemana creciese, empobreciendo en la práctica al país.

Los judíos en Bulgaria

En Bulgaria había censados 50.000 judíos; además, en los territorios ocupados en Grecia y Yugoslavia vivían aproximadamente 15.000. Los judíos búlgaros son en su mayor parte habitantes de las ciudades, siendo a menudo obreros. No son ricos, y el antisemitismo no está especialmente desarrollado en Bulgaria.​ Para expresar el estado de la opinión pública respecto de los judíos, Hilberg escribe que los judíos “no despertaban ni una simpatía extraordinaria, ni una hostilidad excepcional”.

Esta ausencia de antisemitismo declarado no impide que el Parlamento búlgaro adopte leyes antijudías.​ Según una ley promulgada el 21 de enero de 1941, en el momento en que se produce el acercamiento hacia Alemania, quedan prohibidos los matrimonios mixtos, los funcionarios judíos son despedidos y se instaura un numerus clausus (“relación cerrada”, o “número limitado” entre los trabajadores independientes, pero un tribunal administrativo supremo excluye de la ley a una categoría de “judíos privilegiados”, es decir, por ejemplo los antiguos combatientes y los huérfanos de guerra. Las empresas no autorizadas a seguir con sus actividades son vendidas de oficio o sometidas a una “arianización” obligatoria.

Muchos judíos no poseedores de medios de fortuna no resultan afectados por estas medidas de expropiación y son alistados en el servicio de trabajo obligatorio, como el resto de los ciudadanos búlgaros. El Servicio Alemán de Trabajo (RAD) rechaza entonces toda cooperación con el Servicio búlgaro de trabajo, y el embajador alemán Beckerle sólo consigue que a partir de agosto de 1941 se cree un servicio de trabajo judío especial en el que los judíos no lleven uniforme, sino una estrella. Son 3.300 en junio de 1942 y 10.000 en la primavera de 1943.

A partir de fines de 1941, los alemanes ejercen presiones cada vez más intensas para que los judíos sean concentrados para su deportación. Cuando los alemanes creyeron haber logrado avances en ese sentido, por ejemplo, en mayo de 1942, cuando el ministro del Interior Grabowski solicitó la expulsión de todos los judíos de la capital, se encontraron con que en Bulgaria los poderes estaban lo suficientemente diseminados en múltiples escalones como para que todas las medidas decisivas deseadas por los alemanes se viesen bloqueadas en la práctica. El 28 de agosto, sin embargo, el Gobierno creó una Comisaría de Asuntos Judíos e impuso la obligación de que los hebreos luciesen en su vestimenta la estrella de David.​ Se limitó además su lugar de residencia.

El rey Boris mantenía buenas relaciones con los dirigentes judíos. A raíz de una manifestación de trescientos cincuenta judíos en el patio del Ministerio del Interior, Grabowski dio marcha atrás. La Iglesia ortodoxa se comprometió en favor de los judíos: ​ el 27 de septiembre de 1942, el metropolita Esteban da el pistoletazo de salida para una campaña contra la obligación de llevar la estrella, en un sermón en el que afirma que no corresponde a los hombres torturar o perseguir a los judíos. Así, aunque las autoridades búlgaras hayan tomado efectivamente medidas para expulsar a todos los judíos de la capital, lo que para los alemanes no es sino el primer paso para su deportación final, los búlgaros sabrán oponer la inercia suficiente como para bloquear los proyectos alemanes.​ La oposición eclesiástica y de la opinión pública hicieron que el Gobierno no colaborase seriamente con los alemanes en las operaciones contra los judíos, salvo en los territorios obtenidos durante la guerra.

Si los judíos de la “Vieja Bulgaria” han quedado, pues, protegidos del plan de exterminio previsto por los nazis, los de los nuevos territorios, Tracia y Macedonia, anexionados en 1941, sí que fueron deportados y exterminados en su mayor parte. En enero de 1943, el nazi Theodor Dannecker, adjunto de Adolf Eichmann, llega desde Francia para dirigir las operaciones de deportación en Bulgaria. El 5 de abril, de los 6.000 judíos de Tracia, 4.221 han sido deportados, así como 7.122 de los 8.000 judíos de Macedonia. Dimitar Peshev, vicepresidente de la Sobranje, el Parlamento búlgaro, presenta entonces una moción de censura acusando al Gobierno de atrocidades producidas durante las deportaciones. La deportación de 6.000 judíos de la vieja Bulgaria, prometida a los alemanes, se ve entonces frenada.

El 30 de agosto de 1944, los periódicos de Sofía anuncian que el Gobierno ha decidido derogar toda la legislación antisemita.

Fuente: Wikipedia

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