La Sinfónica Israelí Rishon LeZion

11 febrero, 2022 , ,
Zvi Plesser

El Conductor Rotem Nir, el violonchelista Zvi Plesser y la Orquesta Sinfónica Israelí de Rishon LeZion invitan a un concierto en el que cada pieza cuenta una historia completamente diferente.  En este concierto la batuta estará en manos del joven conductor Rotem Nir, de 23 años, que se une al mismo para presentarse junto a Plesser, uno de los violonchelistas más importantes de Israel. Rotem Nir, nacido en 1998, es la estrella en ascenso en la escena de los conductores jóvenes y prometedores de hoy. El programa está formado por tres piezas: “El Concierto de chelo y orquesta de viento” de Gulda, La sinfonía Nº 5 de Schubert y “Bailes de Galanta” de Zoltan Kodaly. Se presenta en cuatro únicas funciones en Tel Aviv, Rehovot y Rishon LeZion entre el 12 y el 19 de febrero.

Rotem Nir

El importante compositor húngaro Kodaly estuvo muy influenciado por su amigo y compañero de viaje Bella Bartok en la búsqueda y documentación del sonido popular de los habitantes de los Balcanes. Ambos se propusieron registrar la poesía de las diversas tribus de los países que componían la parte oriental del Imperio austrohúngaro. En su obra «Danzas de Galanta» también hay una dimensión personal, pues Kodaly nació en Galante, que entonces era parte de Hungría y hoy parte de Eslovaquia.  

El Concierto para violonchelo y orquesta de viento del compositor austriaco Friedrich Gulda, nos traslada a un lugar completamente diferente. Aunque fue un compositor que en realidad trabajó principalmente en su Viena natal, su imaginación y poder creativo lo atrajeron a otras provincias. Como el violonchelista Zvi Plesser declara: “El concierto de Gulda es único en el panorama del repertorio de violonchelo. Una pieza  particularmente colorida, diferente a todo. Pasa por estilos en un santiamén. Por un momento me siento en una banda de rock de los 80 e inmediatamente cuando cambio un acorde estoy en Tirol con su canto característico”

Y si ya estamos en la Viena de Gulda, no hay motivo para no quedarnos en la misma ciudad y retroceder unos doscientos años.  En los días en que Napoleón pasea por Viena, un joven compositor, Schubert, trabaja para ganarse la vida como maestro en una escuela que su padre dirigía y como sirviente en casa de su familia, así puede terminar sus obras. Está escribiendo la Quinta Sinfonía para un grupo de amigos que toca en la casa de su padre los fines de semana. La ligereza y la facilidad vienesas caracterizan esta querida pieza que desde entonces ha sido interpretada extensamente por pequeñas y grandes orquestas siendo una fiesta agradable para sus oyentes.

Fotos: Chiquita Levov

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