La espiritualidad y el sustento. Reflexión

24 diciembre, 2021 , ,
Mosaico de mediados del siglo XX de las 12 tribus de Israel, de la pared de la sinagoga Etz Yosef en Givat Mordechai, Jerusalén - Foto: Wikipedia - Dominio Público

Vio que el asentamiento y la tierra agradable; inclinó su hombro para cargar, y se convirtió en obrero tributario.»
Génesis 49:13-14-15

Dr. Natalio Daitch

Asociación de tribus.

En la última parashá o capítulo del Génesis (Vayejí), Yaakov hace una síntesis de cada hijo, su tendencia, sus faltas y virtudes. Obvio que no faltan reprimendas que bien tomadas se trocan en bendiciones para sus destinatarios.

El famoso comentarista Rashí explica que Zebulún se dedicaba al comercio y proveía el sustento a la tribu de Isajar, cuyos miembros se dedicaban al estudio y a la enseñanza de la Torá.


Una mano con otra mano.

Mi madre Aida Z»L solía repetirme: «una mano con otra mano, y las dos se lavan la cara». Y el exégeta Rashí continúa explicando, que el Profeta Moshé dijo sobre esta interesante sociedad: «Alégrate, Zebulún en tu salida, e Isajar en tus tiendas». Deuteronomio 33: 18.


División del trabajo.

La definición de la división del trabajo es: la separación de las tareas en cualquier sistema económico, para que los participantes se especialicen. Y si bien, en mi opinión en este caso, no se trata de reducir a la relación Zebulún-Isajar a solo un trato comercial, ya que plantea una sociedad para la subsistencia, dado que el hombre en general, y obvio el judío en particular, debe trabajar para satisfacer las necesidades básicas del cuerpo y, por otro lado, procurar no relegar el estudio de Torá a un papel secundario. Todo esto, si consideramos que el trabajo tal como está relatado en el Génesis no es una bendición, por el contrario, es una maldición, como castigo del acto de desobediencia de comer del fruto del árbol prohibido del Edén. Todo esto genera mayor complejidad, e implica mayor esfuerzo a todo ser humano, que debe intentar sostener los dos pilares que son el aspecto terrenal y material, con el estudio del Kodesh de la Santidad, que sería este en el fondo el motivo del llamado de toda criatura a la existencia en este mundo físico.

Dado que, si pensáramos como se intercambia la materia y la energía, todo cicla, y el propio olam o mundo físico, aún a nuestro pesar, es en verdad un enorme osario, donde transitamos y regresamos a la tierra desnudos, de igual forma como somos recibidos con gran alegría al momento del nacimiento.

Para concluir este bloque, solo la existencia del alma, y su pasaje terrenal, podrían dar sentido a un sistema que sin estos aspectos del propósito divino (en sus aristas reveladas u ocultas), nos asemejaría al ciclo que cumple cualquier animal o especie creada, y que nosotros consideramos seres inferiores.


Trabajo y Torá.

En el tratado de Padres de la Mishná o Ley Oral (Pirkei Avot), muchos sabios tenían algún oficio del cual mantenerse y, por el otro lado, estudiar y enseñar Torá. También es cierto, que muchos aceptan que el moré o maestro cobra no por la Torá que enseña, sino, por el tiempo que se ocupa en su transmisión al alumnado o la feligresía o concurrentes a una Sinagoga o Casa de estudios Rabínicos.


Reflexión final.

El trabajo es una maldición, pero eso no quita que sea necesario, ya que de esta forma Hashem quiere que el mundo funcione. Con esfuerzo y sudor, el hombre debe combatir su tendencia a la inercia, y el judío promover la cinética y el movimiento de su idishkait, invirtiendo desde tiempo, y esfuerzo físico, e intelectual, e inclusive recursos materiales. Todo como está bien expuesto en la plegaria del «Shemá Israel».

Más allá de muchos cuestionamientos, de los sectores seculares a aquellos que son abrejim (estudiantes de tiempo completo) y de colelim (estudian después de haberse casado), no cabe, que sin estudio de Torá no habría contenido, y el cuerpo social sería solo un cuerpo hueco o muerto.

Por otro lado, la combinación actual, de muchos muchachos y personas adultas, que alternan el trabajo en cualquier área (sea comercial o de servicios y profesionales) con el estudio de Torá y de Talmud, por lo menos fijando un tiempo para Tefilot (oraciones) y limud (estudio), muestran que esta combinación de vida no solo es posible, también es la óptima, la deseable desde la cosmovisión judía.

Desde los tiempos bíblicos esta problemática de subsistencia es expuesta en la Torá, ya que en el judaísmo nada se oculta y no es costumbre ocultar la tierra bajo una alfombra o manta. Hoy por hoy, todos debemos ser una mezcla de Zebulún e Isajar, y solo por este camino estará asegurada la identidad judía, tanto en el nivel individual como en el colectivo, comunitario, y en el nivel nacional.

Esta es la única fórmula que ha demostrado promover un judaísmo sustentable, todas las otras alternativas, seculares o de aquellos iluministas y sus acólitos solo terminan fundiendo cualquier establecimiento y emprendimiento, perdiendo almas judías y ocasionando un holocausto silencioso. Y de estos últimos hay muchos ejemplos históricos para atender y no repetir.

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