El secuestro de Tsurkov muestra quién gobierna realmente en Irak

Por Jonathan Spyer

El secuestro de la estudiante de doctorado ruso-israelí de la Universidad de Princeton y analista de Medio Oriente, Elizabeth Tsurkov, en Bagdad es el último indicio de quién gobierna realmente en Irak.

La organización Kataib Hezbollah, identificada por el gobierno de Israel y por personas cercanas a Tsurkov como el organismo responsable de su secuestro, es una parte legal tanto de las “fuerzas de seguridad” iraquíes como, en una iteración diferente, de su parlamento y de sus coalición gobernante. Simultáneamente, está involucrado en una campaña continua de hostigamiento, secuestro y posiblemente también asesinato de objetivos estadounidenses y occidentales en Irak, en nombre de sus pagadores y controladores en Irán.

Probablemente debería en este punto declarar un interés. Tsurkov no es el primer ciudadano israelí que ha disfrutado de la hospitalidad de esta organización. Ese honor, tal como es, me pertenece, creo, a mí mismo.

Un periodista israelí que logró entrevistar, y escapar, a Kataib Hezbollah

En el verano de 2015, como parte de un proyecto informativo sobre la movilización de milicias chiís en Irak, entonces poco conocidas, pasé unos días con los combatientes de la organización en la provincia de Anbar, en el oeste de Irak. Incluso entrevisté al legendario fundador y líder de Kataib Hezbollah, Abu Mahdi al Muhandis, en una polvorienta base militar en las afueras de la ciudad petrolera de Baiji, al norte de Bagdad.

En ese momento, la guerra del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) estaba en su apogeo, y las milicias chiís estaban extraña y momentáneamente del mismo lado que la coalición liderada por Estados Unidos. Habían sido movilizados como parte del Marco de Movilización Popular (PMU) para enfrentar el desafío de ISIS.

El Estado Islámico en Irak es un recuerdo que se desvanece. Esto no significa, por supuesto, que él, o algo parecido, no volverá a surgir. Los sunitas de Irak son, por ahora, una población derrotada y aparentemente en gran parte inactiva. Nadie debe asumir que esta postura durará para siempre. Pero el PMU dominado por los chiís, en cualquier caso, todavía existe, es ahora parte de las fuerzas de seguridad del estado y se está fortaleciendo.

A diferencia de Tsurkov, logré mantenerme a una distancia segura de Kataib Hezbollah antes de que descubriera quién era yo. No he cambiado la evaluación del grupo que hice en ese momento, recopilada a partir de la observación de sus combatientes en acción y de las conversaciones con los operativos y comandantes de base.

Kataib Hezbollah era entonces y sigue siendo, a su manera, una organización impresionante. Los combatientes con los que hablé se veían a sí mismos como parte de una fuerza de combate de élite. Esa imagen de sí mismo es probablemente exagerada. Pero son una milicia bien equipada, tácticamente capaz, joven y comprometida. Análogo, si las analogías son necesarias, al homónimo de la organización en el Líbano hace un par de décadas, antes de que la República Islámica de Irán comenzara a convertir a este último en un ejército semi-convencional.

Estados Unidos ha sido consciente durante mucho tiempo de la amenaza que representa Kataib Hezbollah. Abu Mahdi al Muhandis murió en un ataque con aviones no tripulados estadounidenses [drones] en el área del aeropuerto de Bagdad en enero de 2020. Fue el mismo ataque que abatió a Qasem Soleimani, el general de división de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC).

La desaparición de su fundador no ha mermado las actividades de la organización. Ashab al Kahf (Los Compañeros de la Cueva), considerado por muchos observadores de Irak como una fachada de la organización, asesinó a un ciudadano estadounidense, Stephen Troell, en Bagdad en noviembre de 2022. El 14 de julio, Kataib Hezbollah organizó una ruidosa protesta frente a la Embajada de Estados Unidos en Bagdad. El secuestro de Tsurkov es solo parte de una campaña en curso dirigida contra los occidentales.

Además de todo esto, el grupo es parte del establishment gobernante de Irak. Kataib Hezbollah participó en las elecciones iraquíes de 2021. Su bloque Hoquq (Derechos) formó parte del Marco de Coordinación, que reunió a varios partidos chiís pro-Irán y milicias chiís apoyadas por el IRGC en su iteración política. En octubre de 2022, el Marco de Coordinación logró superar a sus rivales y emerger como el núcleo del actual gobierno iraquí.

Un líder de la milicia citado en un artículo reciente por el veterano investigador de Irak Michael Knights se refirió al actual primer ministro Muhammad Shia al-Sudani como un “gerente general”, diciendo que “el primer ministro no debe monopolizar las decisiones del estado; más bien, debe referirse al Marco de Coordinación… para decisiones estratégicas, ya sean políticas, económicas o de seguridad”.

“Un parlamentario asociado con las milicias dijo que “la muqawama (resistencia, una palabra utilizada para describir el elemento proiraní) ha llegado a representar la visión oficial de Irak, y es la que maneja los asuntos hoy”. De hecho, algunos observadores de Irak han comenzado a referirse a la Administración de Sudani como el “gobierno de la muqawama”.

El gobierno de Sudani ha aumentado considerablemente el número de combatientes organizados dentro de las PMU. Hay ahora 216.000 combatientes sirviendo en este marco. El gobierno actual también ha permitido que la PMU cree una empresa contratista, que lleva el nombre de (quién más) Abu Mahdi al Muhandis de Kataib Hezbollah. La compañía sigue el modelo del brazo de ingeniería y contratación del IRGC, Khatam al-Anbiya Headquarters.

Ya hay indicios de que el actual gobierno iraquí está dando a la empresa Muhandis un trato preferencial en la adjudicación de licitaciones. El establecimiento de la compañía desdibuja aún más las líneas divisorias entre el estado iraquí y los intereses iraníes, y plantea la posibilidad de que el proyecto iraní acumule ingresos de los contratos del estado iraquí. Esto, a su vez, establecería un proceso mediante el cual las inversiones y proyectos occidentales o del Golfo en Irak terminarían generando ingresos para los intereses rivales iraníes en el país.

Curiosamente, en medio de todo esto, el gobierno de al Sudani, del que forma parte Kataib Hezbollah, también busca mantener relaciones normales con EE. UU. Sudani ha expresado la esperanza de que Irak pueda mantener relaciones con EE. UU. de un tipo similar a las que disfrutan Arabia Saudita y otras naciones productoras de petróleo y gas. Se reunió con el secretario de Defensa, Lloyd Austin, en marzo. Los dos expresaron su compromiso con la actual “asociación estratégica de 360 grados entre Estados Unidos e Irak”.

Se trata de un tipo extraño de “asociación”. Una rama de la estructura de poder promueve relaciones económicas normalizadas con Occidente. Otra busca establecer organismos y procesos mediante los cuales la inversión occidental y del Golfo termine brindando beneficios económicos netos para el proyecto iraní que se opone a ambos. Y aún otra parte lleva a cabo fusilamientos, asesinatos y secuestros de objetivos occidentales. Hasta ahora, Estados Unidos parece estar preparado para aceptar este arreglo.

En resumen, Tsurkov está actualmente presa de un socio dentro del actual gobierno iraquí. Los rumores sugieren que ya no está en Irak, sino que ha sido trasladada al otro lado de la frontera con Irán.

Esto tendría sentido. Kataib Hezbollah, además de ser socio de la coalición en Irak, es un componente de una estructura que busca la absorción del estado iraquí por parte de la República Islámica de Irán. La capacidad de Kataib Hezbollah para llevar a cabo asesinatos y secuestros en suelo iraquí sin consecuencias es testimonio de hasta dónde ha avanzado esa ambición y, de hecho, de quién gobierna realmente en Irak.

Fuente: The Jerusalem Post