Organismo Internacional de Energía Atómica, Viena, Austria - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 3.0

Será peor aún en el 2021.  Prevé que habrá de 13 a 20 tormentas, 6 a 10 huracanes y 3 a 5 huracanes de grado 3 o mayor en el Atlántico.

Serán más poderosos y destructivos. Aumenta el calentamiento global, las grandes superficies heladas se derriten a un ritmo más rápido, y las aguas de los mares crecen. Un especialista, Kossin, afirma “Si la temperatura sigue subiendo veremos fenómenos que nunca vimos. Incluso vientos de 250 millas por hora. Los huracanes 3 tienen vientos entre 111 y 129 millas por hora, y el más violento de todos, el de categoría 5, es de 157 millas por hora y más. Las precipitaciones pluviales son aumentadas por el calor y eso refuerza la potencia”. Dice que ver esto “es solo cuestión de tiempo”.

Los efectos serán devastadores. Además, una vez que lleguen a tierra los huracanes estarán más tiempo que el usual. Hubo un anticipo en los que impactaron en el 2020 varios países centroamericanos, y áreas de México, produciendo enormes daños y generando desplazamientos en gran escala y olas migratorias.

Un informe de la Agencia de Protección Ambiental de USA, el primero después de 4 años, describe así la situación (13/5/21) “Los incendios son mayores y comienzan antes en el año. Las olas de calor son más frecuentes. Los mares están calientes, y las inundaciones son más comunes. El aire se recalienta. Incluso las estaciones de polen comienzan antes”. Todo el país es afectado. Entre los impactos están desde el aumento de la enfermedad de Lyme hasta las sequías crecientes en el Suroeste que amenazan la existencia de agua potable. El Ártico se redujo en el 2020 a su segunda menor extensión.

Un tercer informe de la muy influyente Agencia Internacional de Energía (18/5/21) resalta que imprescindiblemente se debe llegar a cero emisiones contaminantes en 30 años, sino se quiere que entonces el nivel de la temperatura promedio supere ampliamente la cota máxima fijada, y los daños sean irreversibles. Para eso dice, las naciones del mundo deben parar inmediatamente de aprobar nuevas plantas de carbón, y campos de petróleo y gas. Para el 2030 el 60% de los vehículos que se vendan deben ser eléctricos (es ahora solo el 5%). Traza un plan destallado para pasar de las energías sucias a la solar, eólicas, y otras limpias.

¿Es posible responder a estos y otros gravísimos desequilibrios climáticos como la desaparición de especies, la polución, el envenenamiento de los mares por el plástico, etc.?

El presidente Biden puso a USA al frente de estas luchas. Ha proyectado gigantescas inversiones en tecnologías no contaminantes, ha logrado que el Senado apruebe una histórica decisión regulando el Metano, gas que emite 1/3 de los gases invernadero, está cortando las emisiones de HFCs, un agresivo contaminador, utilizado masivamente en refrigeración y aire acondicionado. Ha llamado a la acción internacional conjunta, con gran resonancia en Europa, países como los Nórdicos, Israel, y otros. Titula The Economist: “Por fin un esfuerzo serio, aplausos”.

La Corte Suprema de Justicia de Canadá termina de producir un fallo ejemplar sobre el tema. El presidente Trudeau impuso un impuesto al carbón resistido por algunos intereses. La Corte lo apoyó explicando “el cambio climático es real. Está causado por los gases invernadero resultantes de actividades humanas, significa una grave amenaza al futuro de la humanidad”. Debe ser escuchada en todo el planeta antes de que sea tarde.

(*)      Asesor de diversos organismos internacionales. Doctor Honoris Causa de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Premio Internacional CORRESPONSABLES de España 2020.

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