Vayigash. El sabor del encuentro.

25 diciembre, 2023 ,
Foto: Pixabay

Yehudá se acercó a él, y dijo: “Por favor, señor mío, que tu siervo hable ahora una palabra en los oídos de mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo, pues tú eres como el Faraón”.
Libro del Génesis 40-18

El sabor del encuentro.

Para los memoriosos, “El sabor del Encuentro”, era una frase utilizada en la televisión argentina, para promocionar una marca de cierta bebida en el año 1982.

Y engancho con el tema de la parashá o el capítulo de la Torá que hemos leído en este Shabat. Dado que Yehudá se acerca a hablar, no sabiendo que el Virrey era su hermano  Yosef.

Y vemos, como al final, producto de esta noble iniciativa, conmueve el corazón del Virrey, el relato y la disposición de su hermano de sacrificarse en pos de Binyamin (ambos hermanos -con Yosef- hijos de la matriarca Raquel), provocando un cambio brusco, rápido y radical en todo el desarrollo de la situación.

Miserias y grandezas.

La criatura humana, y en particular eso que entendemos y conocemos, como una persona judía no deja de sorprendernos. Sea en el pasado, como en el presente, es aquella persona que puede caer en muchas conductas miserables, y, por el otro lado, ser capaz de brindarse en pleno, e incluso hasta su propia vida en otras ocasiones, para ayudar a sus hermanos o defender la bandera del judaísmo o de la causa judía.

Este fenómeno se puede apreciar en el colectivo o a nivel grupal, y por otro lado en muchos casos individuales, y a lo largo de nuestra historia, cuantos de nuestros hijos y hermanos y padres, pusieron el pecho, ante situaciones terribles, o donde el peligro y el cuchillo o la espada del asesino, se alza presta a cortarnos el cuello.

En el relato bíblico es Yehudá, el mismo que conspiró en la venta de Yosef, y en este como en el caso de Tamar (su nuera), termina reconociendo su error, y se rectifica y reconoce y se rescata a él mismo. Creciendo su figura a límites inimaginables.

Estoicismo en : justos, Teshuberos y renegados.

El estoicismo, que puede adjetivarse como firmeza, fortaleza, entereza, y hasta nobleza. Disposición a la entrega y al sacrificio. Siendo, el filósofo griego Epícteto (fallecido 135 d.C.), uno de los ejes de esta corriente del pensamiento. Su frase que cabe mencionar: “decide lo que quieres ser, y haz lo que tienes que hacer”, marca a fuego el camino de aquellos que ante situaciones excepcionales o en riesgo extremo, sacan fuerzas que conmueven nuestra fibra mas íntima, y que nos devuelven la fe en el ser judío, y en el pueblo de D’os, cuando desde lo mas oscuro de la noche, parece que se termina la vida y concluye la esperanza, hay individuos que aparecen prestos a no dejar caer la bandera azul y blanca que ostenta la Estrella de David, que expresa pureza, y que encastra y donde se Inter- digitan los mundos del espíritu con el mundo de la carne o material.

Dicotomía y ambivalencia.

El hombre, es una creación compleja. En su interior coexisten la dicotomía y la ambivalencia, tanto en sus pensamientos como en su conducta. Siempre jalado por fuerzas opuestas, con una tendencia al bien y otra al mal que pintan el cuadro de la naturaleza humana. Esa puja constante, y donde en tantas otras ocasiones, incurrimos en flagrantes contradicciones, sea de condición  manifiestas o en ocasiones no reveladas, que lesionan al ser humano  internamentente, o desconciertan, molestan y preocupan hacia afuera.

En Buenos Aires, y en Israel.

Cuando aquí en Buenos Aires, sin mencionar nombres e instituciones, vemos personas que son conocidas como judíos o se autodefinen como judíos, que se organizan en asociaciones ilícitas, y que con el objetivo de obtener un dinero sucio, no miden límites, en su disposición a hacer el mal, aún contra sus propios hermanos para entregarlos en las manos de Esau; por el otro lado, en Israel cuantos soldados ofrendan sus vidas, para salvar rehenes lastimados, y dar protección al Estado de Israel de manos de los descendientes de Ishmael.

Entonces, puede que algunos ya comprendemos, y por haberlo padecido en lomo propio, que el relato de Yosef y sus hermanos, no es “un cuento”. Es una verdad de naturaleza eterna que se repite y lo hará en forma cíclica hasta la venida del Mashíaj hijo de David.

Yosef y Yehudá.

Yosef era un tzadik o justo, pero Yehudá tenía la cualidad de reconocer sus faltas y arrepentirse, y ser el primero en jugarse por sus hermanos. Yehudá, pone el pecho, y pone el cuerpo.

De tal forma, como si Yosef fuera el pensamiento puro, y Yehudá aquel que plasma en la práctica ese pensamiento y esa consigna.

Ambos se complementan, pero Yehudá es el elegido por el Creador ya que hace punta en el mundo físico.

Se podría decir mucho, u objetar, y todo es posible.

El 7-10 cambio radicalmente la vida de israelíes y judíos, y el tópico de amar a nuestro prójimo es la consigna de la hora. El hacer lo contrario, trae trágicas consecuencias, sea tanto de Israel como en las distintas diásporas.

Y cierro como inicie, recordando el jingle publicitario, buscar “el sabor del Encuentro”.

Dr. Natalio Daitch

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One thought on “Vayigash. El sabor del encuentro.”
  1. Bella disertación. Gracias. El hecho de ser de la Casa de Judá o de la Casa de Israel no quiere decir que NO cometamos errores. Somos y seguiremos siendo humanos. Pero solo quienes tenemos la bendición de llevar los genes de Isaac, estamos en capacidad de arrepentirnos y corregir.(Isaías 6:9 y10). «Y les dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del Reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan» Lucas 8:10

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