Tres conflictos relacionados sacuden a Oriente Medio 

Por Jonathan Spyer

Tres conflictos relacionados sacuden actualmente el Oriente Medio. Estos son: la guerra de Israel contra Hamás en Gaza, la batalla de menor intensidad que se está librando entre Israel y Hezbollah en el norte, y la campaña marítima de los hutíes en apoyo de Hamás contra el transporte marítimo internacional en la zona del Mar Rojo y el Golfo de Adén.

Desde el 7 de octubre, la mayor parte de la cobertura mediática ha tendido a considerar la guerra de Gaza como el escenario central y los otros dos frentes como subsidiarios del primero.

Es necesario revisar esta perspectiva. Estos tres frentes son parte de una dinámica regional más amplia. Y los tres se encuentran actualmente en un punto de inflexión o acercándose al mismo.

Frontera norte

«Estamos centrando nuestros esfuerzos en el sur, pero Hezbollah continúa agrediéndonos», dijo el teniente coronel Jonathan Conricus, a los periodistas en el Kibutz Rosh Hanikra a principios de esta semana. «Podemos hacer lo mismo, si es necesario, contra Hezbollah, como lo estamos haciendo contra Hamas… Hemos evacuado a nuestros civiles de la zona de peligro inmediato, y estamos en una postura defensiva porque estamos concentrados en nuestras operaciones en Gaza”.

Actualmente se desarrolla un conflicto de baja a media intensidad al norte y al sur de la frontera entre Israel y el Líbano, con intercambios diarios de disparos, alertas constantes y muertes en ambos lados. Israel disfruta claramente de la ventaja táctica, y esto se refleja en las cifras de bajas. Según AFP, han muerto hasta ahora poco más de 100 combatientes de Hezbollah, además de 17 civiles libaneses y un soldado de las Fuerzas Armadas Libanesas. Del lado israelí, han muerto siete soldados y cuatro civiles, según el informe de Reuters.

El ánimo entre las tropas israelíes desplegadas en el Norte parece optimista y decidido.

«Aprendemos todos los días», me dijo Lidor, un comandante de compañía movilizado desde el 8 de octubre. «Yo estaba en la Brigada Kfir en el ejército regular, así que estamos viendo muchas cosas por primera vez. Pero aprendemos todos los días y estamos preparados para cualquier cosa».

Pero si bien tácticamente Israel tiene claramente la ventaja, a nivel estratégico la situación es menos positiva: alrededor de 86.000 israelíes han abandonado sus hogares como resultado de la intervención de Hezbollah en apoyo a Hamás más al sur. No hay indicios de que estén dispuestos a regresar a menos que se ponga fin al despliegue de Hezbollah a lo largo de la frontera.

En cuanto a cómo se puede lograr esto, ha habido informes de un esfuerzo diplomático liderado por Estados Unidos para sacar a las fuerzas de Hezbollah de la frontera. Las perspectivas de tal esfuerzo parecen escasas. No está claro qué incentivos pondría Estados Unidos sobre la mesa para obligar a Hezbollah a actuar de manera contraria a su disposición y propósito fundamentales. Pero los informes indican que Estados Unidos sigue oponiéndose a cualquier medida militar unilateral israelí para expulsar a los islamistas chiítas apoyados por Irán de la zona fronteriza. El mantenimiento continuo de una «zona de seguridad» de hecho en el lado israelí de la frontera es insostenible para Israel.

Como las bases para la diplomacia no están claras y la acción militar es evidentemente contraria a los deseos de Estados Unidos, la situación sigue bloqueada. Mientras no se resuelva, la realidad actual representa un logro para el objetivo del bloque regional liderado por Irán de ir minando lentamente las posibilidades de una vida normal para los israelíes.

Gaza

El objetivo de Israel en su guerra en Gaza es la destrucción de la autoridad liderada por Hamás, que ha gobernado la zona desde 2007 y que ordenó y llevó a cabo la masacre del 7 de octubre. Tácticamente, una vez más, Israel ha tenido un buen desempeño. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han avanzado metódica y eficazmente en el norte de Gaza, donde la resistencia de Hamás es ahora sólo esporádica. Las operaciones importantes permanecen en el sur, para hacer posible lograr el objetivo declarado de Israel.

Pero, una vez más, el panorama estratégico es menos alentador. En todo momento han estado vigentes tres relojes o calendarios contradictorios con respecto a la operación de Israel en Gaza. Estos son:

1. El reloj militar, es decir, el tiempo que Israel necesita para proseguir su operación hasta el punto en que la autoridad de Hamas haya sido destruida, y puedan comenzar los esfuerzos para la creación de una autoridad sucesora, con Israel manteniendo su control de seguridad en Gaza.

2. El reloj diplomático, es decir, la cantidad de tiempo disponible hasta que comience la presión internacional para que Israel ponga fin a sus operaciones. La variable crucial aquí es la postura de Estados Unidos, que históricamente ha defendido a Israel durante un período limitado contra presiones de este tipo antes de sumarse a las mismas.

3. El reloj de los rehenes, es decir, el esfuerzo en curso para lograr la liberación de los rehenes israelíes secuestrados el 7 de octubre.

Estos relojes o cronogramas, se oponen entre sí, porque centrarse en los rehenes tenderá a ralentizar el esfuerzo militar, mientras que sólo existe una ventana limitada de oportunidad para este esfuerzo hasta que comience en serio la presión diplomática para ponerle fin. La intención obvia de Hamás es utilizar la cuestión de los rehenes para agotar el tiempo, hasta que Israel se vea obligado a interrumpir el esfuerzo militar antes de haber logrado su objetivo. El interés de Israel es garantizar que esto no suceda.

Hasta ahora, parece que está aumentando la presión de Estados Unidos y Occidente para que Israel cese la fase de maniobras de alta intensidad de la guerra a principios de enero, establezca una zona de amortiguamiento y continúe con las incursiones y operaciones puntuales en Gaza. Si Israel accede a esto, es probable que Hamás resurja como la autoridad de facto en gran parte de Gaza.

Esto será visto, con razón, por Hamás y sus partidarios como una victoria y una motivación para nuevos ataques.

Mar Rojo/Golfo de Adén/Yemen

El tercer frente de conflicto que se ha abierto a raíz del 7 de octubre es la contienda marítima que se desarrolla en la zona del estrecho de Bab el Mandeb, el golfo de Adén y el mar Rojo. En términos de posibles consecuencias globales, este puede ser el frente más importante de todos.

Hasta el momento, los hutíes, que controlan el norte de Yemen, están inmersos en una campaña de ataques contra el transporte marítimo internacional. Más de una docena de barcos han sido atacados. Por el estrecho de Bab el Mandeb pasan cada día seis millones de barriles de petróleo. Alrededor del 12% del comercio mundial transita por aquí en camino al Canal de Suez.

Como consecuencia del terror que los hutíes ejercen sobre los barcos que cruzan el estrecho en dirección al canal, varias compañías navieras importantes, entre ellas MSC, Hapag-Lloyd, CMA CGM y Maersk, han anunciado que han suspendido su travesía hacia el Mar Rojo debido a la amenaza. El gigante energético BP registró esta semana una suspensión similar. El costo para las empresas de realizar envíos a Europa a través del Cabo de Buena Esperanza en lugar del Canal de Suez tendrá un impacto económico importante. Los precios del petróleo ya han subido 2,12 dólares hasta 78,67 dólares el barril desde que comenzaron los ataques.

Estados Unidos anunció esta semana la formación de una coalición naval de diez países para defender el transporte marítimo en el Mar Rojo de los ataques de los hutíes. Los hutíes han dicho que los ataques continuarán. Mohammed al Bukhaiti, un alto funcionario hutí, fue citado por Al Jazeera diciendo que «incluso si Estados Unidos logra movilizar al mundo entero, nuestras operaciones militares no se detendrán… sin importar los sacrificios que nos cueste».

Quedan por verse las dimensiones y la naturaleza de las operaciones que emprenderá la nueva coalición para garantizar la protección del transporte marítimo en la zona.

Así pues, hay tres frentes de conflicto en Oriente Medio, con una serie de factores comunes. Los tres se derivan del apoyo brindado a los movimientos del Islam político por parte de la República Islámica de Irán, como parte de su impulso hacia la dominación regional.

Los tres se encuentran actualmente en un punto de inflexión, donde se determinará si los oponentes del lado iraní/islamista tomarán las medidas necesarias y decididas para hacer retroceder a su enemigo, o si se permitirá al enemigo remodelar unilateralmente el equilibrio estratégico.

El resultado de los tres, por lo tanto, depende del grado de voluntad que posea el lado antiiraní y antiislamista. Gran parte del futuro de Israel y de Oriente Medio puede depender de los resultados de la contienda en estos tres frentes.

Fuente: The Jerusalem Post