Rutina fatídica, costumbre fatal

15 agosto, 2022
Tzvika Pick en 2009 - Foto: Wikipedia

Elías Farache S.

Un par de individuos tirotearon a mansalva a un grupo de personas en un autobús. Al momento de escribir esta nota, se sabe de nueve heridos y de la detención de uno de los pistoleros, quien se entregó a la policía unas horas después.

A una semana exactamente de la finalización de la operación militar de Gaza, la ciudadanía vuelve a ser sometida a hechos de violencia, presión y desasosiego. Cuando no son los cohetes de Gaza o Líbano, o las amenazas ciertas y factibles de atentados, son apuñalamientos, disparos, atropellamientos. La media, el aparato político, muchos en general, parecen ya entrenados en recibir y soportar estas noticias, estos hechos.

La dirigencia palestina, o de dondequiera que provenga la iniciativa, no logra aceptar ni entender que la destrucción del Estado de Israel como paso previo a conseguir sus objetivos inconfesables pero sabidos, no es algo que se logrará. Tampoco mejorar las condiciones de vida de quienes sufren por esta conducta errónea, errática, torpe y que no consigue los resultados que parecieran perseguir y no alcanzar. Por los momentos, y desde siempre, lo que se ha conseguido es dictar una línea de acción del gobierno israelí, cualquiera sea su composición de izquierdas o derechas, que defiende a su población de todas las maneras posibles. A las puertas de una nueva elección, todos en Israel coinciden en líneas generales en las acciones de defensa y prevención que han de tomarse para enfrentar las amenazas que significan los cohetes y los atentados.

Un atentado de cualquier magnitud siempre ha tocado la sensible fibra de los israelíes que nunca se han de acostumbrar ni podrán aceptar estas atrocidades. La gran familia que es el país sufre y condena estas acciones, pide acciones en contra de ellas y se sorprende de la falta de solidaridad internacional. Pero también, los atentados y su frecuencia, la carta de negociación y de influencia que significan para sus perpetradores y ejecutores, les han concedido un halo de cierta normalidad cuando no de una cuestionable legitimidad. Como si fuera que, en la cotidianidad del israelí, esto es algo esperado y con lo cual ha de vivirse, un componente más de lo que algunos llaman el israelismo: patrones y conductas propias del estado judío que cuenta ya con siete décadas. Con el agravante que los atentados como parte de la cotidianidad constituyen una carga negativa e inaceptable. 

Lo anterior sería tan sólo una conjetura muy subjetiva quizás. Pero para sorpresa de muchos, el noticiero estelar de la noche del 14 de agosto, en una planta televisora de alto rating, no abrió con la noticia del atentado y el posterior desarrollo de acontecimientos. La noticia número uno fue la desaparición física de Tzvika Pick. El rey del rock israelí, figura icónica y un representante genuino, importante y significativo de la cultura israelí y por supuesto, de aquello que se va convirtiendo en un término cada vez más en boga, como lo es el israelismo antes mencionado. 

Tzvika Pick, jurado en Nace una estrella en 2008 – Foto: Wikipedia – CC BY-SA 3.0

Entiéndase muy bien. La noticia de muerte de Tzvika Pick es importante. El duelo asociado, los reconocimientos de rigor, los distintos programas y homenajes que han de sucederse, son obligados. Pick es un ejemplo del éxito del renacimiento nacional del pueblo judío en Israel y del idioma hebreo. Un niño que emigra con su familia de Polonia, nada más y nada menos, y coloca a Israel en los escenarios más importantes de un fenómeno como el rock and roll, y que, con sus letras y música, describe y hace aportes a esto que hoy en día es Israel con sus hitos de identidad particular. 

Es imposible aceptar atentados, muerte y miedo, como los componentes de una cotidianidad. Ni dar la falsa impresión que pudiera ser así. Pero de alguna manera, la noticia de un atentado en Jerusalén como segunda noticia en un horario estelar refleja que existe una rutina fatídica, una costumbre fatal.

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One thought on “Rutina fatídica, costumbre fatal”
  1. Pretenden tapar con farándula y circo, la impotencia ante la barbarie. una impotencia que nace, no de la capacidad de Israel para frenear el problema, sino de la impotencia y el temor al señalamiento que de afuera, hacen los consabidos «jueces» de conciencia, que siempre defienden a los pobrecitos terroristas del otro lado de la franja, patrocinados por un régimen que pretende borrar a Israel de la memoria, pero que extrañamente, estos autoproclamados jueces, los mismos que señalan a Israel por defenderse, son los mismos o por lo menos, herederos de aquellos que voltearon la cara para no mirar, cuando la Alemania Nazi, masacraba judíos, en la mas grande carnicería que haya visto la humanidad. a todas esas, no se que espera Israel para resolver el problema con Irán ¿están esperando que sean un estado nuclear? las culebras hay que matarlas chiquitas.

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