Rompiendo mitos: El ocaso de los dioses

16 julio, 2022 , , ,
Walter Darré - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 3.0 de

Dra. Bejla Rubin

Es nuestro deseo acabar con el mito del monstruo pues quita responsabilidad a sus actos, tanto de Hitler, Himmler, Goebbels. Hitler, usó de su falta de escrúpulos, tanto para hacer sufrir a su pueblo, torturar a sus enemigos, y aprovecharse de la vieja usanza ingenua de la diplomacia de sus vecinos, burlando así todo código ético, y todas las reglas para iniciar una guerra donde según el Contrato Social de J.J. Roseau, un soberano declaraba la guerra a su contrincante para darle la posibilidad de prepararse en el campo de batalla, mientras que este tirano, nos referimos a Hitler, inaugura un nuevo concepto de guerra llamado Blitzkrieg, Guerra Relámpago, o sea, imprevista y sin ningún anuncio previo.

No olvidemos las palabras “memorables” de Josef Goebbels, Dr. en filosofía, ministro de Propaganda del Tercer Reich, con su frase infame de “háblenme de cultura y saco un arma”. Y también este concepto habría de ser importado luego por el presidente Perón cuando las emula al estilo criollo diciendo “alpargatas sí, libros no”.

En cuanto al trío que acompañó a Hitler en su batalla feroz por el poder, no la hubiera podido llevar a cabo sin la ayuda de un Himmler, el policía del Reich, el más secreto, sin las proezas militares del obeso y codicioso de Göring, el que más atesoró obras de arte, tanto de museos como robadas a los judíos exterminados en las cámaras de gas, y de un Goebbels, el más narcisista, el de los discursos grandiosos y grandilocuentes quizás como una forma de tapar su cojera, esa mácula que no condecía con la perfección y la pureza de la raza aria superior.

Su pierna izquierda era 7 cm menor que la derecha y debido a ello, ya desde su infancia convivió con la cojera, presuntamente debido a una poliomelitis infantil descartando una deficiencia congénita, que de ser así no hubiera podido pertenecer al partido nazi con su lema de ser parte de la raza aria superior. Y con motivo de atemperar dicha limitación física que le impidió realizar todas las actividades de un niño, jugar, hacer deportes, bailar, es que debido a ello exalta su inteligencia, pero de forma mordaz y cínica, demostrando a todos su superioridad intelectual, incluso de ufanarse en conquistar a las más bellas mujeres, aunque sea tan sólo por una noche. Se lo conocía como “el mayor bandido de Berlín”.

Se recibe de Dr. en Filosofía y su gran deseo era escribir. Quiso colaborar en el Berliner Tagenblatt, periódico perteneciente a un judío. Hubiera llegado a ser un periodista excelente de haberle recibido sus artículos y, al igual que Hitler, si hubiera sido aceptado en la Academia de Arte en Viena, el destino de Europa, y especialmente el de los judíos hubiera sido otro. El rechazo de este diario judío a Goebbels ni se hubo de imaginar que diez años después su destino quedaría atrapado en manos de este hombre, cuyos artículos periodísticos habían sido desdeñados y su resentimiento, en ambos casos, hubo de influir en incrementar su odio y venganza contra “la raza judía inferior”, siendo que el judaísmo no es una raza.

En cuanto a Himmler, el tímido, silencioso y sumiso, no obstante es nombrado por su Führer Reichsführer SS, jefe de seguridad en estrecha relación con Hitler, su colaborador directo, y que en esa mente sumisa, pero adoradora de obedecer al pie de la letra sin cuestionar órdenes de llevar a cabo sin interrogarse los destinos crueles de tales mandatos, habría de ser más adelante el ejecutor de la mayor masacre de la humanidad no realizada en campos de batalla, sino asesinando a niños inocentes junto a sus madres en cámaras de gas. Fue el responsable de realizar el programa de eutanasia de su propio pueblo alemán dado que a esta ideología de la raza superior no le cuadraba alimentar ni dejar que se reproduzcan débiles mentales, psicóticos, pues no eran necesarios como ciudadanos de una Alemania con teutones arios y de sangre pura.

En enero de 1932 Himmler promulga el código matrimonial de las SS, de la más alta estirpe germana. Sus lazos matrimoniales debían ser con mujeres alemanas de pura sangre aria. Y este texto está basado en los principios esbozados por el argentino de familia alemana Walter Darré, de su libro Um Blutt und Bodem (La sangre y el suelo). Darré introduce el concepto de una raza pura traída de su experiencia en la Argentina con la cría de de caballos de pura sangre y este método lo quiere implementar sobre las personas, criar una raza aria pura sin ninguna mezcla con la semita y la gitana impura. Y es así como indirectamente es el mentor del exterminio de los no arios, que luego serían gaseados.

Darré nació en la Argentina en 1895, experto en cuestiones agrícolas y proponer el concepto de reproducción selectiva. Estuvo como funcionario del Ministerio de Agricultura. En 1933 logra llegar al cargo de ministro de Agricultura del Tercer Reich. Muy amigo de Alfred Rosenberg, otro gran convencido de la raza aria superior, ambos mentores ideológicos de que los alemanes poseían una superioridad racial, pero que luego de muchos estudios y experimentos nazis al respecto, no llegaron a demostrar dicho mito, donde le costó la vida a muchas personas y niños usados cual cobayos de laboratorio, pero que su demostración fue un fracaso de parte de los médicos alemanes.

Darré hace de la sangre una religión, alaba al campesino nórdico pensada su sangre tan rica por el fruto que portaba y nutrida de la tierra que araba, distinta de la sangre decadente y de impureza racial de los eslavos, judíos, “cuya sangre era el veneno para la raza humana” y que contaminaba con ella las ciudades y continentes. Con este concepto de tierra y sangre, el nazismo se embebe de un romanticismo obsoleto, rechaza toda tecnología moderna, alaba al labriego dado que se nutre de los frutos de su tierra. Se establecen para las mujeres alemanas tres virtudes, las tres K: Kirche, Kinder, Kochen: Iglesia, criaturas y cocina. Nada de libros no sea cosa que el saber las haga independientes de tal sometimiento ominoso y las descubra seres pensantes y libres.  

Entonces, dentro de este ambiente fatalista, perdida la Gran Guerra, embebido de pánico, de hambre y desocupación surge un Hitler, enaltecido por los discursos grandilocuentes de Goebbels que hacen de este sujeto un mito, el resurgimiento de un Lohergrin, el gran héroe teutón también recordado en las óperas de Wagner. Y con el avance del nazismo, el pueblo se embrutece cada vez más, y debió sostener a su Führer hasta las últimas consecuencias, donde en el “Ocaso de los dioses”, las pobres criaturas desde los 13 años tuvieron que dar su vida en pos de que Berlín no caiga y con ella su Gran Dios. Entonces, el Tercer Reich se desmorona debido a la negación de los hechos históricos y de que después de perder la Batalla de Stalingrado la guerra para los nazis ya estaba perdida, y de aceptarlo el propio pueblo alemán se hubiera ahorrado de seguir sacrificando a sus infantes de guerra. El haber delatado tales crímenes y atacado al régimen nazi les costó la vida a los hermanos Scholl, en un juicio sin defensa, donde terminan decapitados como advertencia a quienes osasen emular tal acto patriótico en contra del régimen nacionalsocialista cuestionando las directivas de su Führer.

Goebbels y Hitler estaban anudados en querer sobresalir dado sus fracasos personales en el campo del arte entonces, usar a la política para descollar les fue la herramienta más útil. Y es así como van inventando una nueva ideología de tinte patriótico que iba lentamente taladrando las mentes populacheras haciendo de ellas esclavos serviles al nuevo Dios Germano. El inteligente era Goebbels que también supo manipular a Hitler haciendo que odie al mundo burgués, aunque ambos gozaban de sus privilegios palaciegos.

Y vemos como la Historia se repite con todos aquellos líderes demagógicos que dicen buscar la igualdad social, estar en contra de la riqueza, pero que en lo íntimo se nutren del esfuerzo ajeno, compran con sobornos el voto populachero y engrosan sus arcas robando el erario nacional. Latinoamérica está llena de dichos ejemplares: Chavez, Maduro, Castro, el matrimonio Kirshner y otros.

El método más eficaz durante el nazismo fue la propaganda, de hacer creer al pueblo que Hitler era un ser supremo, “quien la providencia divina lo guiaba a través de todos los peligros”. Y cada vez que surge un fanático, detrás de dicho fanatismo es preciso crear un santuario y a un santo/a a quien adorar. Entonces, para que la adoración funcione había que crear un nuevo título: Führer en Alemania que emula el nombre de Duce en Italia con Mussolini.

Se aplica así lo establecido por Le Bon en su libro Psicología de las masas. Y si se erige un nuevo Dios ya que el Dios de occidente había muerto según la tesis de Nietzsche, éste precisa de sacrificios, y de víctimas: primero cayó el viejo sistema pensado como obsoleto, y luego las víctimas a sacrificar en la hoguera serían “las bestias judías”. Y a este nuevo Führer santificado amerita el saludo de Heil Hitler, cual el Ave César, y quien no lo venerara de esta manera y con el brazo extendido era tenido por un traidor. Y a un líder redentor jamás debía de responsabilizarlo de sus errores, ni económicos, ni bélicos, ni de burlar la Ley. Siempre son los otros los culpables.

Y cuando somos testigos que dichos métodos crueles, fuera de la ley, gobernados desde la maldad y el capricho, bien podemos afirmar que somos testigos y víctimas de un nuevo régimen totalitario que se vuelve a repetir.

Que no sólo Dios salve los inocentes desprotegidos, sino que la justicia se recupere y deje de temer al golpe funesto de la barbarie demagógica, los métodos mafiosos y la banalidad del Mal. La palabra de Hitler era ley y cuando la ley está sostenida por los mandatos de un tirano nos encontramos frente a un modelo de conducción totalitario. Y cuando este obrar lo vemos aplicar en el presente, no deja de ser preocupante dado que no comulga con la división de poderes que hacen al modelo liberal, republicano y constitucional, que son los valores de un país libre y democrático. Y esta es la forma de operar que vemos se aplica en algunos países de Latinoamérica.

¡Será Justicia!

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