Recalculando la ruta

24 julio, 2019

Una vez a la semana, un grupo de hermanos y hermanas se reunía durante una hora de entrenamiento físico inusual, a lo que se sumaban valores importantes como: trabajo en equipo, conexión, desarrollo de imagen y autoconfianza, sobrellevando las pérdidas y la ira y más.

Las actividades se llevaron a cabo en el parque marítimo de Ashdod y, mientras los niños disfrutaban, sudaban y compartían, los padres acompañantes encontraron un rincón sombreado y, una vez por semana, establecieron naturalmente un «parlamento de padres» donde compartieron y hablaron sobre los desafíos en sus vidas y, por supuesto, sobre muchas cosas positivas.

El encuentro final fue aún más interesante porque también los padres se levantaron y junto a sus niños se unieron a las actividades de integración. Fue fantástico ver a los niños que no dejan a sus padres solos, los animan y les dicen que ellos pueden!

La imagen más emocionante que capturó los ojos fueron 2 hermanos, uno con necesidades especiales y otro sin, amarrados por las piernas para una misión en la que tenían que saltar juntos de un punto a otro. El hermano pequeño cuidaba a su hermano grande y adaptaba su ritmo al de su hermano y cuando llegaron a la meta le dio un gran abrazo y le dijo :»Viste? Lo logramos!».

Al final de la actividad, los niños recibieron medallas y franelas (donadas por la empresa Reebok) y concluyeron otro evento exitosa – una pequeña degustación de algo realmente grande.

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