Por Sima Shine y Eldad Shavit
Sin embargo, por el momento, una serie de cuestiones en disputa aún no se han resuelto y, como era de esperar, cada parte responsabiliza a la otra parte de tomar decisiones que permitan concluir con éxito las conversaciones.
Las filtraciones y declaraciones deliberadas están destinadas principalmente a presionar a los respectivos rivales, tanto para la aceptación de las demandas como para adjudicar la responsabilidad de cualquier fracaso futuro.
De los detalles reportados hasta ahora en los medios, parece que además de las referencias a las obligaciones de cada parte, el borrador del acuerdo se refiere a las etapas de implementación del acuerdo.
De hecho, este es uno de los principales obstáculos frente a la demanda de Irán de verificar el levantamiento de las sanciones, por ejemplo, mediante la ejecución de un flujo de dinero efectivo real a través del sistema bancario global antes de implementar los pasos para revertir partes del proyecto nuclear.
Estados Unidos también ha sido duramente presionado para responder a la demanda de los iraníes de eliminar la mayoría de las sanciones personales, incluso de elementos cercanos al Líder Supremo, así como a las demandas de eliminar a la Guardia Revolucionaria de la lista de organizaciones terroristas y cerrar los casos pasados con el OIEA [Organización Internacional de Energía Atómica].
También es problemática la demanda constante de Irán de garantías de Washington de que no abandonará el nuevamente acuerdo, y una demanda reciente de un compromiso de no activar la cláusula de “reversión” [snapback] existente en el acuerdo original, que permite que se restablezcan las sanciones del Consejo de Seguridad.
A medida que se prolongan las conversaciones, aumenta la presión de los elementos políticos en Teherán y Washington, incluidos los legisladores demócratas que se oponen al acuerdo.
Se destaca también la carta de la mayoría del parlamento iraní (20 de febrero) al presidente Raisi, en la que se estipulan las condiciones para que Irán consienta en firmar el acuerdo.
Con la crisis de Ucrania como telón de fondo intensificándose, las partes intentan evitar que las tensiones se extiendan a las conversaciones de Viena.
No hay evidencia de que Rusia plantee dificultades para el avance de las conversaciones como moneda de cambio contra EE. UU. en el tema de Ucrania.
Es importante que, dada la tensión entre Estados Unidos y Rusia, no se describa a Israel como haciendo campaña contra la administración estadounidense, sobre todo porque no tiene capacidad de influencia y la administración atribuye mucha importancia al retorno del acuerdo nuclear.
Es de gran interés para Israel continuar el diálogo íntimo con la administración de los EE. UU. para coordinar de buena fe la política contra Irán, incluso si se llega a un acuerdo para volver al trato y, ciertamente, si en el último minuto no se llega a ningún acuerdo.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies