El enviado de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, aseguró este lunes que se están logrando progresos en las discusiones de cara a un eventual acuerdo para poner fin a la guerra en el país y pidió a las partes del conflicto que no echen a perder esta oportunidad.
«Estamos siendo testigos de un posible cambio significativo en la trayectoria de este conflicto de ocho años», dijo Grundberg en una intervención por videoconferencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El diplomático, que se encuentra en Saná, dijo haber mantenido hoy «discusiones constructivas» con el líder político de los rebeldes hutíes, Mahdi al Mashat, que se suman a «conversaciones fructíferas» en las últimas semanas con el Gobierno yemení en el exilio y países de la región.
«Los diálogos en curso son una posibilidad que no se debe desperdiciar y que exige acciones responsables», apuntó Grundberg, que recalcó no obstante que la situación sigue siendo «compleja y variable».
Según el mediador de la ONU, sobre la mesa están cuestiones como un acuerdo para una desescalada militar y medidas para evitar un mayor deterioro económico y mitigar el impacto de la guerra sobre la población civil.
Sin embargo, explicó, también se están buscando acciones más amplias que permitan avanzar hacia un acuerdo que ponga fin al conflicto, incluida la vuelta a un proceso político y un alto el fuego nacional.
«Estoy esperanzado por la intensificación de las conversaciones que están teniendo lugar. Sin embargo, sin un acuerdo que incluya una visión sobre el futuro, el estado de incertidumbre persistirá y con ello un creciente riesgo de escalada militar y vuelta a un conflicto en toda regla», señaló Grundberg.
El mensaje positivo de Naciones Unidas se suma al expresado este domingo por los hutíes, que reconocieron haber mantenido «conversaciones serias y positivas» con una delegación de mediadores omaníes.
La delegación omaní, que media en el conflicto bélico de Yemen, se encontraba en Saná desde el pasado 21 de diciembre dentro de los esfuerzos para evitar una escalada tras el fin de la tregua que ambos bandos mantuvieron seis meses en el año 2022 y que expiró el 2 de octubre pasado.
Esa tregua, anunciada el 2 de abril bajo auspicios de la ONU, fue la primera integral entre los hutíes, respaldados por Irán, y el gobierno internacionalmente reconocido.
Aunque desde entonces se han registrado algunos ataques, Grundberg destacó hoy que la situación en general se ha mantenido estable y no se han visto grandes ofensivas ni cambios en las líneas del frente.
La guerra en Yemen comenzó en 2014 después de que los hutíes se alzaran en armas contra el Gobierno del entonces presidente Abed Rabo Mansur Hadi y controlaron la capital y otras áreas del centro y el oeste del país.
El conflicto se complicó aún más tras la intervención en el país de una coalición militar árabe, liderada por Arabia Saudí, en apoyo al Gobierno reconocido internacionalmente y la guerra desembocó en una de las mayores catástrofes humanitarias del mundo.
Hoy, el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, advirtió que 2023 se presenta como otro año «extremadamente difícil» para los yemeníes, con una estimación de que 21,6 millones de personas necesitarán asistencia y servicios de protección.
Con información de Efe