El príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman al Saud Foto: Departamento de Estado de EE.UU. / Ron Przysucha vía Flickr Dominio Público

Por Yoel Guzansky

Alrededor de 1.300 misiles tierra-tierra y vehículos aéreos no tripulados fueron lanzados contra objetivos dentro del reino desde que comenzó a intervenir en la guerra civil yemení de 2015, y un portavoz militar saudita dijo que 59 civiles sauditas murieron en los ataques a lo largo de estos años.

Los ciudadanos sauditas y las instalaciones estratégicas del país están expuestos a disparos, casi a diario y con una precisión cada vez mayor, gracias a la asistencia que reciben los hutíes de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní y de Hezbollah.

Los ataques contra Arabia Saudita en los últimos años han venido no solo del Yemen sino también de Irán, como en el ataque a las instalaciones de Aramco en septiembre de 2019, desde Irak, e incluso desde dentro del propio reino, contra aeropuertos, instalaciones petroleras y símbolos del gobierno.

Al mismo tiempo que aumenta la cantidad de ataques al reino, incluida la capital, Riad; Estados Unidos está desplazando las capacidades de defensa aérea que colocó en Arabia Saudita hacia otros puntos críticos, específicamente frente a China.

La administración Biden, que comprende los peligros de detener las exportaciones de armas estadounidenses a Arabia Saudita, a menudo tiene dificultades para tratar con los legisladores demócratas y republicanos, que están enojados por la situación humanitaria en Arabia Saudita y el asesinato de Khashoggi, y buscan detener la venta de armas al reino.

Estados Unidos dificultó incluso la transferencia de interceptores a las baterías sauditas Patriot, medidas defensivas a todos los efectos, y cuando ese stock se agotó recientemente, Arabia Saudita recurrió a sus amigos en la región y en todo el mundo en busca de ayuda.

Israel tiene un claro interés en evitar un  triunfo de Irán y Hezbollah, que utilizan al Yemen como campo de pruebas para una posible campaña en su contra.

Además, la ayuda a Arabia Saudita puede acreditarse en el futuro a Israel como quien estuvo al lado del reino, e Israel podría incluso cosechar los frutos económicos y políticos de ello.

Sin embargo, toda la ayuda israelí a los estados del Golfo debe mantenerse en secreto para no abochornar al escalón gobernante.

Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies

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