Parashat Vezot Habrajá

24 septiembre, 2021 ,
Templete del Moisés y las tablas de la Ley de Miguel Ángel en el Teatro-Museo Dalí de Figueres, Girona. - Foto: Wikimedia Commons - Contenido libre

Rabino Yerahmiel Barylka

Hemos llegado al último capítulo de la Torá, y la costumbre ordena no perder tiempo y volver a iniciarla inmediatamente. Y eso es lo que hacemos en Simjat Torá, cuando lo niños también son convocados a leer directamente del pergamino y todos bailan y se alegran.

Vezot Habrajá, la parashá final de la Torá, se centra en la muerte de Moshe Rabenu, Moshé nuestro Maestro.

Al principio del libro de Devarim, se le informa a Moshé que morirá sin lograr su sueño de toda la vida de entrar en la Tierra Prometida. En la parashá Vaetajanán, encontramos un breve diálogo entre Moshé y Dios: «Por favor, déjame cruzar el río Jordán», dice Moshé, “Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano.” (Devarim 3:25).

Esta no es una solicitud irrazonable de un hombre que dedicó su vida a pastorear a una rebelde masa de 600.000 almas de las heces de la esclavitud egipcia hacia la tierra que fluye leche y miel. Pero sus aspiraciones de cruzar el río Jordán no se cumplieron, porque: “.A. se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo el Señor: Basta, no me hables más de este asunto» (Devarim 3:26). Esencialmente Dios le dice al líder y profeta: «Esto no es negociable», lo que excluye la posibilidad de nuevas protestas o refutaciones. Sin embargo, en su misericordia, Dios le permite vislumbre la Tierra: « Sube a la cumbre del Pisgá y alza tus ojos al oeste, y al norte, y al sur, y al este, y mira con tus propios ojos; porque no pasarás el Jordán. Y manda a Yehoshúa, y anímalo, y fortalécelo; porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les hará heredar la tierra que verás» (Devarim 3: 27-28).

Al leer más en la parashá Vaetajanán, vemos que Moshé comparte esta noticia con todo el pueblo diciendo simplemente: «Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y poseeréis aquella buena tierra” (Devarim 4:22). Aquí nos quedamos con el sentido que Moshé acepta su destino con ecuanimidad. Parece ser el fin del asunto; no hay más discusión sobre el tema. Incluso en la parashá Haazinu, como Moshé repasa su vida, no dice nada más sobre su muerte inminente. Sin embargo, en los versos finales de la Torá, Dios una vez más le recuerda a Moshé su destino.

Los midrashim discuten ampliamente el tema. Su amor por Moshé es gigantesco y no podía ser para menos. Por ello nos traen muchos comentarios, entre referentes a la resistencia de Moshé al decreto de Dios, porque los sabios no pueden concebir despedirse del Gran Maestro.

Según uno de los sabios, Moshé le ruega a Dios que le conceda favor y perdón por sus pecados. Le dice a Dios que se le ha impuesto un estándar más alto y ora 515 veces para que se revoque el decreto. Moshé suplica a Dios que lo transforme y le permita al menos tocar la tierra, pero Dios se niega. Entonces Dios le permite a Moshé ver la Tierra Prometida.

Otros midrashim también contienen el mismo tema general.  Devarim Rabá 11: 5, describe poéticamente la «conversación» que tuvo lugar cuando el Ángel de la Muerte vino a quitarle la vida a Moshé.  El ángel le informó a Moshé que había llegado el momento de que él dejara este mundo, ante lo cual Moshé protestó, diciendo: «Vete de aquí … porque deseo alabar al Todopoderoso».

El ángel entonces respondió: “Moshé, ¿por qué te jactas? Él [Dios] ya tiene a quienes lo alaban; los cielos y la tierra lo alaban en todo momento, como dice: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.  No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol» (Tehilim 19:2).

Moshé, sin embargo, insistió y le dijo al ángel: «Los haré callar y le daré gracias …»

 El Midrash le otorga a Moshé una hermosa muerte.

Al final, Dios se inclina desde los cielos y acaba con la vida de Moshé con un beso suave y gentil. Esto se deriva de Devarim 34: 5, donde está escrito: «Y Moshé, siervo del Eterno, murió allí, en la tierra de Moab, por mandato del Eterno». El hebreo dice, al pi .A., «por boca del Eterno». De ahí la leyenda de que Dios besó a Moshé en el momento de su muerte. Muerte piadosa que todos aspiramos para nosotros mismos.

Según el Midrash, Dios lloró después de la muerte de Moshé, al igual que los cielos y la tierra. Devarim 34: 6 nos dice que «Dios lo enterró en el valle en la tierra de Moab, cerca de Bet-peor; y nadie conoce su lugar de sepultura hasta el día de hoy». Moshé merecía el honor de que Dios realizara su entierro porque, dice el Midrash, durante el Éxodo de Egipto, cuando todos los demás buscaban oro y plata, Moshé estaba buscando el ataúd de Yosef. Y cuando Moshé lo encontró, lo cargó sobre sus propios hombros. Así Moshé ayudó a cumplir el juramento hecho a Yosef en Bereshit 50:25: «Entonces Yosef hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: ‘Cuando Dios se haya fijado en ti, llevarás mis huesos de aquí'». El respeto que Moshé pagó al último deseo de Yosef de ser enterrado con sus antepasados ​​es recompensado cuando Dios entierra a Moshé, en un acto divino singular, frente al espacio en el que el pueblo había pecado ante un dios pagano, para indicar su triunfo.

Así, encontramos que, aunque el decreto de muerte no puede ser anulado, Dios muestra una gran compasión y empatía por el profeta más grande que jamás haya surgido en Israel.

Al finalizar el ciclo anual de lectura de la Torá de este año y completar nuestra lectura de Devarim, el quinto y último libro de la Torá, decimos, como cuando finalizamos cada libro: ¡Jazak, Jazak venitjazek! «¡Sed fuertes, sed fuertes y fortalezcámonos!» En cada final de algún fragmento del estudio debemos recibir el refuerzo para seguir avanzando, sin perder tiempo. Con mucha mayor energía para alcanzar las alturas de la comprensión y el discernimiento.

Por ello, después de Jazak iniciamos Bereshit bará.

Nota personal: Con esta parashá finalizo mi participación semanal en Aurora agradeciendo a este medio por haberme brindado la oportunidad de llegar a miles de lectores y a éstos por su fidelidad, sus críticas y sus comentarios. Otras labores me convocan. Que H’ les bendiga. 

QUIEN DESEE LEER MIS COMENTARIOS PASADOS Y FUTUROS PUEDE INGRESAR A https://ravbarylka.com/

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