Parashat Ajerey Mot-Kedoshim

23 abril, 2021 ,
Encuentro de una comunidad judeo-alemana junto a la sinagoga en shabat, grabado s. XVIII. - Foto: Wikipedia - Dominio Público

Convertir lo ordinario en extraordinario

Pocas veces nos preguntamos ¿cómo transformar lo ordinario en extraordinario?, pero muchas, sin darnos cuenta despreciamos lo extraordinario quitándole sus virtudes y las convertimos en ordinarias.

Si subimos los estándares y volvemos nuestros “deberías” por “lo haré”, “no obtenemos lo que queremos sino lo que tengamos que tener, obtenemos lo que toleramos de nosotros y de otros”. Es cuando pasamos de un estado pasivo a un estado activo con compromiso dispuesto a “quemar los barcos” para hacer que las cosas sucedan. Si quiero tener cambios duraderos en mi vida, debo subir mis estándares.

Cuando estoy en modo ‘lo haré’ encontraré el camino.

Una respuesta incidental la da la Parashá Ajarey Mot cuando nos dice, «Bezot yavó Aharón el -hakodesh» – Con «esto» el sumo sacerdote, Aharón, entrará en el Lugar Santísimo. Pero la palabra «zot«, «esto», del Sumo Sacerdote parece exceder los requisitos en el contexto del texto. Entonces, ¿con qué vino Aharón cuando entró en el Kodesh Hakedoshim? El Midrash explica que Aharón se llevó consigo el mérito de todos los shabatot que el pueblo judío había cuidado durante el año anterior. Esto nos indica el poder y la importancia del cuidado de Shabat.

Pero aún necesitamos entender, ¿cuál es la conexión temática entre Shabat, Iom Hakipurim y el servicio del Cohen Gadol en ese día?

Sorprendentemente, el día de Kipur, el Cohen Gadol se cambiaba de ropa cinco veces. Y en cada una de esas ocasiones, se sumergía en un baño ritual de la mikve y luego se purificaba ritualmente los pies y las manos con kidush yadayim veraglayim.

Sí, es fácil entender por qué necesitaba purificarse cuando venía de afuera, de la calle, del mercado, del espacio público al sagrado, e ingresaba al Templo. Pero cuando salía del interior del Lugar Santísimo al exterior, y se vestía su ropa y su vestimenta habitual, a su entorno habitual, ¿por qué tenía que santificarse también previamente? ¿Por qué era necesario sumergirse en un mikve una vez más?

La respuesta parece ser que el Cohen Gadol no pretendía que su experiencia en el Lugar Santísimo fuera un momento único de espiritualidad.

Shabat es tan especial para nosotros, no solo porque es una experiencia increíble, sino también porque nos brinda inspiración durante la semana siguiente. Es por eso que en nuestra ceremonia de Havdalá, tomamos los besamim, las especias, las olemos para simbolizar de esa manera, entre otras razones, que la espiritualidad del Shabat perdura. Va más allí de los límites del fin del día.

Lo mismo ocurre con el Cohen Gadol. No quería que su experiencia en el Lugar Santísimo fuera solo un momento único de espiritualidad. Quería que lo empoderara, lo inspirara. Se exigía tomar de esa santidad e infundir el resto del año con la santidad de lo que había experimentado. Y es por eso que se sumergía en la mikve para prepararse para ponerse su ropa normal a partir de entonces.

De la experiencia del Cohen Gadol aprendemos lo importante que es saborear cada momento precioso de la vida y también lo importante que es transformar lo ordinario en extraordinario. Si quiero tener cambios duraderos en mi vida, debo subir mis estándares. Y hacerlo. Nadie más lo hará por mí.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.