Palestinos: las promesas vacías de Abbás

Khaled Abu Toameh

En vísperas de la visita del enviado norteamericano Jason Greenblatt a Ramallah la semana pasada, cientos de palestinos se manifestaron en la ciudad y pidieron al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbás, que renunciara. Los manifestantes también condenaron la cooperación de seguridad en curso entre la Autoridad Palestina e Israel.

“Escucha, escucha a nosotros, Abbás; recoge tus perros y déjanos solos”, corearon los manifestantes palestinos durante lo que se ha descrito como la mayor manifestación anti-Abbás en Ramallah, en los últimos años. También pidieron la derogación de los Acuerdos de Oslo con Israel y denunciaron a Abbás como un “cobarde” y un agente de los estadounidenses.

No está claro si Greenblatt fue consciente de la gran manifestación anti-Abbás, que se produjo en protesta contra la violenta represión de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina contra manifestantes pacíficos en Ramallah unos días antes.

En la protesta, los oficiales de seguridad de la AP hicieron uso de fuerza excesiva para dispersar a los palestinos que se manifestaban contra la decisión de la AP de procesar a cuatro palestinos por posesión ilegal de armas. La policía arrestó y liberó más tarde a los cuatro sospechosos, aunque según parece habían planeado llevar a cabo un ataque contra israelíes. Uno de los sospechosos, Basil Al-Araj, murió en un enfrentamiento armado con soldados israelíes.

Las protestas en Ramallah, la capital de facto de los palestinos, son otra señal de creciente descontento entre los palestinos con Abbás y su régimen autocrático. Los palestinos están particularmente enfurecidos por la coordinación de seguridad de la Autoridad Palestina con Israel, cuyo objetivo principal es combatir el terrorismo y evitar que Hamás tome el control sobre Cisjordania.

Sin embargo, esto estaba lejos de ser una simple protesta contra Abbás y sus fuerzas de seguridad. Era también un grito de alzamiento para perseguir con más vigor la lucha armada contra Israel.

“No a la paz y no a todas esas tonterías, queremos balas y cohetes”, gritaban algunos de los manifestantes. En particular, estos llamamientos a favor de una lucha armada contra Israel provenían de las calles de Ramala y no de la Franja de Gaza gobernada por Hamás.

Cuando Abbás se reunió con el enviado de Estados Unidos, una encuesta de opinión publicada en Ramallah mostró que a una mayoría del 64% de los palestinos le gustaría ver a su presidente renunciar. Otro 61% de los palestinos expresaron su descontento con el desempeño de Abbás. La encuesta también encontró que si las elecciones presidenciales se llevaran a cabo en Cisjordania y la Franja de Gaza hoy, el líder de Hamás Ismail Haniyeh recibiría el mismo porcentaje de votos que Abbás.

Nada de esto sin embargo, parece molestar a Abbás.

Pero a la larga, nunca sería capaz de cumplir con ningún proceso de paz con Israel sin el respaldo de su pueblo. Al igual que su predecesor, Yasser Arafat, no quiere caer en la historia como un “traidor” que vendió a Israel y a los judíos.

Abbás, cuyo mandato de cuatro años de mandato expiró en enero de 2009, habría dicho al enviado de Estados Unidos de que un acuerdo de paz “histórico” con Israel es posible. Según un comunicado emitido por el Consulado estadounidense en Jerusalén, Abbás también “se comprometió a prevenir la retórica inflamatoria y la incitación (contra Israel)”.

En una ironía más, aquí está un líder palestino hablando de prevenir la incitación mientras él y sus medios de comunicación y altos funcionarios todavía encabezan una campaña para deslegitimar y aislar a Israel.

Esta misma semana, Abbás decidió condecorar con el “alto valor” a la funcionaria de la ONU Rima Khalaf por la publicación de un polémico informe que acusa a Israel de “apartheid”. Khalaf se ha convertido en una héroe a los ojos de muchos palestinos debido a su informe y su posterior renuncia.

El canciller de Abbás, Riad Malki, por su parte ha expresado su indignación por la decisión del secretario general de la ONU Antonio Guterres por rechazar el informe de “apartheid” (la razón por la que Khalaf renunció). Malki dijo que la dirección de la Autoridad Palestina ha instruido a todas sus embajadas y representantes en todo el mundo a distribuir el informe como evidencia de los “crímenes” israelíes contra los palestinos.

La promesa de Abbás de evitar la retórica inflamatoria contra Israel parece no haber sido escuchada por los editores y periodistas.

Tomemos, por ejemplo, la reacción de los medios de comunicación controlados por la Autoridad Palestina a la maratón de Jerusalén de la semana pasada. En los medios de comunicación de la AP, el evento deportivo se representa como parte del plan de Israel de “judaizar” Jerusalén y cambiar el “carácter árabe e islámico” de la ciudad.

Además, los medios siguen retratando a las visitas de los judíos en el Monte del Templo como “invasiones de provocación” de la Mezquita de Al-Aqsa.

Es precisamente esta clase de terminología la que está llevando a muchos palestinos a llevar a cabo puñaladas contra israelíes.

Abbás puede hacer todas las promesas del mundo al nuevo enviado de Estados Unidos. El cumplimiento de cualquiera de ellas, sin embargo, es una historia diferente.

Fuente: Gatestone Institute