Otoño frío: La relación Israel-China y los acuerdos de normalización con los Países del Golfo

El presidente chino Xi Jinping pasa revista a una guardia de honor en Beijing Foto: REUTERS/Florence Lo

Frío del Este: La celebración de la firma del Acuerdo de Abraham en los jardines de la Casa Blanca enfrió las relaciones entre Jerusalén y Beijing, que cree que cualquier ganancia de Trump es una pérdida para el Partido Comunista. Israel debe aprender a caminar bajo la lluvia y a distanciarse lo máximo posible de la lucha entre los superpoderes.

China respondió con frialdad a los acuerdos de normalización entre Israel y los Países del Golfo, pues teme que estos acuerdos, promovidos por Estados Unidos, hayan derivado, entre otras cosas, de los planes que tiene Estados Unidos para dañar la relación de China con países aliados en el Medio Oriente y así se formen alianzas contra China. En el contexto de las tensiones chinas-estadounidenses, hay varias señales de vientos fríos que soplan desde China hasta Israel, tales como la demora en designar un nuevo embajador para Israel, y la falta de contacto entre los líderes, quienes no han hablado durante algunos meses. Israel debe prestar atención a los cambios en la percepción de China de las relaciones en el contexto general de relaciones con los superpoderes, y debe evaluar todas las opciones disponibles dentro del triángulo, inclusive la promoción de un acuerdo de libre comercio con China y la colaboración en cuestiones de innovación. Mientras mantiene relaciones estratégicas con Estados Unidos, Israel debe evitar dar pasos en público que podrían, a los ojos de Beijing, hacerlo quedar como miembro del campamento anti-chino.

Uno de los principios centrales y a menudo repetidos de la política exterior china es el pedido de resolución de conflictos a través de negociación y diálogo, y no mediante la fuerza. Esto es lo que pidió China durante las crisis nucleares con Irán y Corea del Norte. El Acuerdo de Abraham sobre la paz y la normalización entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y Baréin es producto de un largo diálogo entre Israel y ambos países árabes, y también podría representar una etapa constructiva en la promoción de futuros acuerdos de paz en el Medio Oriente. Entonces, ¿por qué China está reacio a felicitar a Israel por los acuerdos?

Ciertamente, la respuesta china al Acuerdo de Abraham fue, sin dudas, fría. En la respuesta oficial del 14 de agosto de 2020, un día después del anuncio de la normalización, un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores declaró que “China ha notado informes pertinentes, incluso aquellos que sostienen que Israel dejará de anexar parte de los territorios palestinos y se comprometerá a llegar a una solución integral, justa y duradera al conflicto palestino”. Exactamente un mes después, el día antes de la firma del Acuerdo de Abraham del 15 de septiembre con el respaldo del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en respuesta a la pregunta sobre la decisión de Israel y Baréin de establecer lazos diplomáticos, un vocero chino del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que “China notó los informes de los medios de comunicación [sobre esta cuestión]. Nos complace ver medidas que ayuden a reducir la escalada de tensiones en el Medio Oriente y fomenten la paz y la estabilidad regionales. Esperamos que las partes pertinentes tomen medidas concretas para que se llegue a un diálogo y negociaciones equitativas con el conflicto palestino pronto”. El vocero, que sigue la línea oficial en Beijing, pasó por alto la ceremonia festiva en la Casa Blanca, y los medios de comunicación chinos hicieron hincapié que los eventos se montaron para contribuir con la campaña de elecciones del presidente Trump. El titular de un artículo en la edición china de Xinhua, la agencia de noticias china, rezaba:  “¿El show político de los Estados Unidos podrá traer la paz al Medio Oriente?”

Los expertos chinos sobre el Medio Oriente, cuyas declaraciones en los medios son una expresión no oficial de la postura china, estiman que el acuerdo representa un logro bilateral limitado, mientras que generan un problema mayor, a medida que el conflicto palestino va pasando a segundo plano, y es una bomba de tiempo que podría hacer estallar un nuevo conflicto entre Israel y los palestinos. Según la opinión de los analistas chinos, los acuerdos pretenden aislar a Irán, como así también a la Hermandad Musulmana y a Turquía, al crear un eje que incluye a Israel, los Países del Golfo y Estados Unidos.

La fría respuesta al parecer se debe a que China ve los acuerdos como parte de una competencia estratégica con Estados Unidos, y sospecha que cualquier avance global con respaldo estadounidense necesariamente perjudica los intereses de China. Por lo tanto, según lo ve China, los acuerdos de normalización derivaron principalmente de la decisión de Washington de poner al Medio Oriente como otro foco de competencia global, y al mismo tiempo establece alianzas regionales que dejan a China afuera de los países en donde haya logrado un punto de apoyo en la última década, entre ellos Israel y los Países del Golfo.

En julio de 2018 el presidente Xi Jinping visitó los Emiratos Árabes Unidos – la primera visita de un líder chino en casi 30 años – y las relaciones entre los países ascendieron a una “sociedad estratégica integral” (el término que China utiliza con más de 20 países, pero no con Israel), e incluyó 13 acuerdos económicos firmados y colaboraciones en el campo de la energía. El presidente Xi definió las relaciones como ejemplo de la construcción de confianza y cooperación mutuas en cuestiones regionales e internacionales. En ese entonces, antes de la pandemia del Coronavirus, las relaciones con Israel también progresaban para satisfacción de los chinos. En octubre de 2018 el vice-presidente Wang Qishan visitó Israel; fue el líder de mayor rango en visitar el país desde la crisis de Phalcon en 2000. Su designación de copresidente junto con el primer ministro Benjamin Netanyahu en la cuarta reunión del Comité Conjunto China-Israel sobre Cooperación en Innovación fue una declaración de su intención de mejorar el Acuerdo de Cooperación en Innovación Integral firmado por ambos países.

No obstante, dos años después, al parecer la creciente tensión entre China y Estados Unidos afecta a los demás países, incluidos Israel y los EAU, y su percepción de las relaciones con China; y los chinos están al tanto de esto. Su respuesta ante los acuerdos de normalización demostraba que “habían notado los informes pertinentes”, lo que reflejaba cuán insultados se sintieron cuando dos países del Medio Oriente, países catalogados como aliados de China, uno de ellos a nivel de “cooperación estratégica”, no les informaron oficialmente de los pasos dados para llegar al acuerdo, y por el hecho de que ningún representante chino fue invitado a la ceremonia de firma. Los acuerdos han contribuido con la postura china de que ésta es otra jugada de los estadounidenses, esta vez en Medio Oriente, que pretende obstaculizar el avance global de China. Hasta es posible que esta sensación genere una revaluación en China de sus relaciones políticas con Israel en la nueva era.

La respuesta china ante los nuevos acuerdos con los Países del Golfo coincide con otros aspectos que indican, de manera indirecta, como es típico para los chinos, de un cierto enfriamiento en la actitud de Beijing en las relaciones para con Israel. Por ejemplo, durante cuatro meses los gobernantes chinos han demorado en asignar un nuevo embajador en Israel que reemplace al embajador Du Wei ante su inesperada muerte por causas cardíacas el 17 de mayo de 2020 en su casa de Herzliya. Durante este período ha habido al menos dos ruedas de designaciones, lo que incluye las designaciones de embajadores, aprobados por el presidente Xi Jinping, a países clave como Paquistán y Sudáfrica, pero no se nombró ningún embajador para Israel. Además, en los últimos meses, el presidente y el ministro de relaciones exteriores han mantenido varias charlas con colegas alrededor del mundo, incluso con Medio Oriente. Por ejemplo, el presidente Xi mantuvo charlas con el rey de Arabia Saudita y el rey de Marruecos. El ministro de relaciones exteriores Wang Yi mantuvo una videollamada (el 6 de julio) con todos sus pares de la Liga Árabe, y tuvo charlas bilaterales con el ministro egipcio de relaciones exteriores (el 29 de junio y el 5 de julio), con su par de Arabia Saudita (el 24 de julio y el 17 de septiembre) y con sus pares de Irán, Jordania, Marruecos y Algeria. Sin embargo, no solicitaron charlas con Israel, aun cuando el presidente dialogó (el 20 de julio) con el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas (en el pasado, los chinos mantenían un equilibrio de diálogo entre Israel y los palestinos). Sino más bien, China mantuvo contacto político con Israel en niveles inferiores: el vice ministro de relaciones exteriores Le Yucheng mantuvo una videollamada el 18 de junio con el entonces director general del Ministerio de Relaciones Exteriores Yuval Rotem, y el Ministerio chino de Relaciones Exteriores informó sobre una videoconferencia con Israel (el 24 de septiembre) a nivel divisional sobre las cuestiones del acuerdo nuclear iraní (Plan de Acción Integral Conjunto), en donde China enfatizó que se oponía a las medidas unilaterales de EE.UU y a la retirada del acuerdo, y que actuaría para preservarlo.

Sin embargo, en el Día Nacional de China (1 de octubre), el chargé d’affaires (‘encargado de negocios’) de la Embajada China en Israel declaró que ambos países continuarían trabajando para promover sus relaciones, y agregó que “los equipos de negociación de ambos países han resumido la última rueda de charlas sobre el Acuerdo de Libre Comercio (FTA, por sus siglas en inglés) al expresar su voluntad de llegar a un acuerdo más temprano de lo previsto. Se llamará a una reunión a fines de este año para preparar la quinta reunión del Comité Conjunto China-Israel sobre Cooperación en Innovación y para formular planes de cooperación futura.”

Estas cuestiones implican intereses de importancia para Israel en cuanto al comercio, como así también intereses chinos en el campo de la innovación tecnológica. En vista de la competencia en desarrollo entre los superpoderes, y en vista de los vientos fríos que soplan desde Beijing, se sugiere que Israel evalúe cuidadosa e inteligentemente su enfoque sobre estas cuestiones, y mientras mantenga lazos estratégicos estrechos con Estados Unidos, debería evitar dar pasos en público contra China. Los gobernantes israelíes deben mantener lazos directos con sus pares chinos, para permitir el intercambio de mensajes directos sobre cuestiones como el programa nuclear iraní. Debe esforzarse en continuar recibiendo la atención de los elementos políticos en Beijing, en lugar de desestimarlos con hostilidad, lo que podría tener repercusiones futuras en la actividad diplomática contra Israel en el Medio Oriente y en los foros internacionales.

Fuente: INSS. The Institute For National Security Studies

Traducción de Michelle Terdjman.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.