A pesar de todo, sigue siendo el socio de la paz para Israel
Gilead Sher
Mahmud Abbás, que fue elegido en el Séptimo Congreso General de Fatah como líder de la organización, renovó inmediatamente la actividad diplomática para bloquear el veto estadounidense a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU contra los asentamientos israelíes en Cisjordania.
El congreso dio a Abbás (82) una nueva legitimidad pública, tras la continua erosión de su estatus entre el público palestino. Las expectativas anticipadas eran que se designase un diputado o sucesor para sucederlo, o por lo menos establecer un mecanismo para determinar su sucesor después de que él deje su cargo.
Nada de esto sucedió. Una mayoría decisiva de Fatah apoyó a Abbás, el único candidato. Independientemente de la poca oposición interna existente, se vio neutralizada y quedó claro a lo largo del congreso que Abbás es el jefe de Fatah y que controla el movimiento. Como Arafat antes que él, además de ser el líder de Fatah, Abbás es también el Presidente de la OLP y Presidente de la Autoridad Palestina (AP). No hay ninguna indicación pública de que pretenda conceder ninguna de estas bases de poder.
Dos personas no identificadas con Abbás fueron elegidas para encabezar la lista de los 22 miembros del Comité Central de Fatah: Marwan Barghouti, quien cumple cinco condenas perpetuas consecutivas en una prisión israelí, y Jibril Rajoub, que encabezó los organismos de seguridad palestinos en Cisjordania y ahora administra la Asociación de Fútbol Palestina.
Abbás sucedió a Arafat hace 12 años. Nadie cuestiona sus talentos como un político que aparentemente ha logrado superar a la mayoría de sus opositores en Fatah, el gobierno, el Consejo Legislativo de Palestina y el sistema legal. Al mismo tiempo, sin embargo, las encuestas de opinión pública sobre Cisjordania y en la Franja de Gaza durante el año pasado señalan que dos tercios de los palestinos quieren que renuncie. Los comentaristas lo ven como débil y carente de carisma – un dictador corrupto al mando de una organización envejecida que no ha logrado nada en sus años como líder. Consideran a Fatah como una organización política insípida, sin inspiración, y corrupta.
Dahlan, un contendiente para el liderazgo de la AP que ha declarado repetidamente que no está en la carrera, está llevando a cabo una guerra política y mediática total contra Abbás. Su candidato para el liderazgo de Fatah es Marwan Barghouti. Dahlan, quien ocupaba la posición de seguridad principal en la Franja de Gaza antes de la toma de posesión del poder de Hamás en el 2007, fue miembro del Comité Central de Fatah. Desde que Abbás lo expulsó de Fatah en 2011, ha mantenido un aparato en la sombra que parece ser comparable al establecimiento oficial de Abbás. Sus partidarios niegan la legitimidad de Abbás, y afirman que Abbás desempeñó un papel importante en la eliminación de Arafat. Han llevado a cabo eventos paralelos a los eventos oficiales, aunque la mayoría han tenido pocos participantes, no atrajo una cobertura mediática significativa y no decae la legitimidad del Comité Central ni la demostración de fuerza de Abbás y Fatah. Pocos días después del congreso, en una notable coincidencia, Dahlan fue sentenciado por rebeldía por un tribunal en Ramallah a una pena de tres años de prisión y a una multa de 16 millones de dólares por corrupción.
Los cuatro países del llamado Cuarteto Árabe – Egipto, Arabia Saudita, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos – están enojados con Abbás por rechazar su presión e intentos de llegar a acuerdos con Dahlan.
Egipto recientemente dio la espalda a Abbás, y tuvo cuidado de enfatizar esto en sus propuestas a los líderes de Hamás, entre las que se cuenta una relajación de las restricciones en el cruce fronterizo de Rafiah, planes para establecer una zona de libre comercio con la Franja de Gaza, una conferencia económica con Hamás, el apoyo abierto para Dahlan. Se espera ahora que El Cairo aumente su presión sobre Abbás para la reconciliación con Hamás y un retorno a un gobierno conjunto. Esto ya se ha reflejado en declaraciones y relaciones más cálidas con Hamás, y en una estrecha coordinación política y económica con el movimiento.
La comunidad internacional, que está alarmada por el estado de la AP, está en silencio, temiendo que este no sea el momento de criticar a Abbás.
La reelección de Abbás destaca el estancamiento de Fatah y su debilidad estructural, funcional e ideológica, que afecta a la AP ya la sociedad palestina. Además, la reelección de Abbás es insuficiente para frenar las batallas internas dentro de Fatah. Recientemente, después de dos años sin ningún contacto oficial entre Fatah y Hamás, Abbás se reunió con los líderes de Hamás Khaled Mashal e Ismail Haniyeh en Qatar a finales de octubre. Ellos acordaron -no por primera vez- continuar las negociaciones para la unidad y el establecimiento de un gobierno conjunto que gobernará en Cisjordania y la Franja de Gaza.
A lo largo de los años, Israel ha contribuido mucho a la disminución del estatus político de Abbás, con la declaración del primer ministro Sharon de que “Abu Mazen es un pollito sin plumas”; la renuencia a liberar a los prisioneros y relajar las restricciones; la continua expansión de asentamientos y puestos avanzados en los territorios; la retirada de la Franja de Gaza, que cayó en manos de Hamás -en vez de Abbás-; y las declaraciones de Avigdor Liberman tales como: “Abu Mazen no es un socio para nada” y “él era y sigue siendo un antisemita”.
Internamente, Abbás demostró su liderazgo al alejarse de las negociaciones encabezadas por el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y lanzó una agresiva guerra diplomática y legal a principios de 2014 diseñada para aislar a Israel en el ámbito internacional y lograr el pleno reconocimiento de un estado palestino sin negociar un acuerdo con Israel. Sin embargo, Abbás simboliza para muchos palestinos la debilidad del liderazgo palestino y el completo fracaso de toda su generación en cuanto a la resolución del conflicto con Israel. Su moderación relativa y su oposición pública al terrorismo como medio de alcanzar fines políticos son una fuente de burla en el discurso interno palestino.
Escenarios posibles
a. Se espera que Abbás aumente la presión internacional sobre Israel, recurriendo a todas las organizaciones, tribunales y medios con este fin, con el objetivo de obtener un logro político irreversible en el Consejo de Seguridad de la ONU: Estado palestino.
b. En el plano socioeconómico, es probable que la economía palestina continúe estancada, con lagunas sociales cada vez mayores. La mayoría de los palestinos en Cisjordania están justificadamente insatisfechos con el funcionamiento de la AP bajo Abbás, ya que sigue siendo un cuerpo débil, corrupto e ineficaz. El inadecuado orden público, la corrupción, las elevadas tasas de desempleo, la frustración política y el continuo crecimiento de los asentamientos israelíes son sólo algunos de los factores en los que no se espera ningún cambio para mejor en un futuro próximo.
c. A pesar de la posición hasta ahora consistente de Abbás contra el uso de la violencia y el terrorismo como camino hacia el objetivo político de los palestinos, son posibles dos escenarios principales. Uno es el deterioro de la situación en Cisjordania en una pérdida de control y un violento levantamiento popular. La otra es una escalada planificada de resistencia violenta contra Israel en coordinación con Hamás.
d. Hay palestinos que ven una gran ventaja en la amplia resistencia no violenta y popular. Pero parece que, a partir de ahora, Abbás es incapaz de organizar esto en gran escala.
e. En la Franja de Gaza, Hamás seguirá haciendo lo que quiera, como lo ha hecho desde que el gobierno de unidad nacional se desintegró en 2015. Un posible acercamiento entre Fatah con Abbás en el timón y Hamás en un futuro previsible parece viable, sin embargo, por varios razones. Primero, a pesar de sus acusaciones recíprocas y de la profunda ruptura entre las dos partes, comparten un interés común en fortalecer un frente palestino unido. En segundo lugar, Egipto tiene un gran interés en una reconciliación entre Fatah y Hamás, lo que mejorará la posición de Egipto e institucionalizará su papel clave en la arena palestina, así como el conflicto palestino-israelí. Tercero, la reconciliación interna palestina ayudará a desactivar la bomba de tiempo en la Franja de Gaza y facilitará la reconstrucción allí, un interés compartido por Israel, los palestinos, Egipto y la comunidad internacional.
f. En este contexto, prevalece la incertidumbre sobre la línea política que el nuevo gobierno estadounidense adoptará hacia el conflicto israelí-palestino en general y hacia Abbás en particular.
g. ¿Quién será el sucesor designado? Una posible posibilidad, dado los resultados del congreso, es Jibril Rajoub. Otros nombres mencionados, ya sea por los propios individuos o por políticos, comentaristas e investigadores extranjeros, incluyen a Barghouti, Dahlan, Erekat, Shtayyeh, Majid Faraj y Nasser al-Qudwa. Salam Fayyad también se menciona a veces en Washington de vez en cuando en este contexto.
El continuo gobierno de Abbás en los próximos años no es una buena noticia para Israel ni para los palestinos. Sin embargo, la familiaridad con Abbás y las tendencias en los ámbitos palestino, regional e internacional permite a los líderes israelíes mantener la posibilidad de llegar a un futuro arreglo de dos estados para dos pueblos. Asumiendo que Israel aspira al paradigma sionista de un estado democrático seguro para el pueblo judío en la Tierra de Israel, Israel puede iniciar un número considerable de acciones dirigidas a crear gradualmente, en cooperación con los palestinos, las condiciones para el progreso hacia tal realidad. A pesar de sus debilidades y desventajas, Abbás sigue siendo un cómodo socio para esto.
Fuente: INSS.