La imputación de Netanyahu podría acabar con sus diez años al frente de Israel

Benjamín Netanyahu y Avichai Mandelblit Foto: GPO Kobi Gideon

La imputación de Benjamín Netanyahu hoy por cohecho, fraude y abuso de confianza en varios casos de corrupción a solo 40 días de las elecciones podría poner fin a los diez años que dura su mandato al frente del Gobierno, al cambiar la intención de voto y reducir sus posibilidades de formar una coalición.

Según una encuesta difundida por el diario digital «Times of Israel» (realizada antes de difundirse la decisión de la Fiscalía General), este paso del fiscal general, Avichai Mandelblit, tendría graves consecuencias para los resultados electorales del Likud, que encabeza Netanyahu, quien gobierna el país desde marzo de 2009.

No solo reduce la estimación del voto, sino que los cambios que produce en las distintas formaciones y el aumento de escaños de su principal rival supondrían una pérdida de la capacidad de lograr el apoyo de otros grupos, necesaria para formar una coalición de gobierno viable en un país con un parlamento muy atomizado.

La encuesta prevé que los escaños que obtendría el Likud desciendan de 29 a 25, cuatro menos, pero la fuga de votos se expandiría también a otros partidos, tres de los cuales no alcanzarían el umbral mínimo del 3,25 % exigido para lograr un escaño: el ultraortodoxo judío sefardí Shas, el nacionalista laico Israel Beitenu (Israel Nuestro Hogar) y la coalición árabe Raam-Balad.

De quedar fuera de la Cámara (Kneset), los votos recibidos por estos partidos serían trasladados a otros.

Además, la encuesta prevé un importante aumento del voto para la nueva coalición centrista Azul y Blanco, la principal rival del Likud en estos comicios y que representa una alianza de facciones con la participación de tres ex jefes del Estado Mayor en la reserva.

Esta, encabezada por el militar en la reserva Benny Gantz, subiría de 36 a 44 escaños, lo que prácticamente le garantizaría la formación de un Ejecutivo de centro-izquierda junto a Meretz, Kulanu y el Laborista, e incluso a ultraortodoxos.

Sin imputación, sin embargo, la previsión de voto da al bloque formado por el Likud y sus socios de derecha y religiosos habituales 61 escaños, suficientes para formar una débil mayoría en un Parlamento de 120 asientos.

El drástico cambio de las perspectivas electorales ha llevado a que el Likud intentase evitar el anuncio hasta el último minuto, con un recurso presentado esta misma mañana ante la Corte Suprema.

El partido pidió a la corte que impidiese el anuncio de la decisión de Mandelblit, al considerar que esta supone una «interferencia sin precedentes» en el proceso democrático.

El asesor legal del partido, Avi Halevy, declaró a los medios que publicitar la decisión de la Fiscalía podría hacer que «partidos del bloque de derecha que apoyan al primer ministro reciban menos escaños en la Kneset».

Además, Halevy señaló que la imputación solo será efectiva tras una audiencia (vista) en la que se escucharán los argumentos del acusado y que, aunque normalmente ha de producirse en treinta días, en casos de altos cargos puede tardar meses o incluso hasta un año.

Tras esta vista, señaló, podría producirse «un cambio de 180 grados» en la decisión de la Fiscalía, pero que tendría lugar solo después de las elecciones, cuando ya «sería demasiado tarde para los partidos que perdieron representación» parlamentaria como resultado del anuncio.

El Likud atribuye la decisión de la Fiscalía de hacer pública su acusación al «resultado de la presión violenta de la izquierda durante los últimos tres años, que pretende derrocar al Gobierno de derecha y ganar las elecciones por una vía distinta a las urnas».

El Ministerio de Justicia, sin embargo, emitió un comunicado esta mañana en el que señaló que «no hay causas legales que impidan la publicación».

Además de tratar de retrasar el anuncio, la defensa de Netanyahu también pidió medidas para el caso de que este saliese adelante, y envió una carta a Mandelblit solicitando que, de haber una imputación, los resultados de la investigación, testimonios y otro material documental no sean entregados a las partes, como se hace habitualmente, hasta después de los comicios, para impedir que se filtren a los medios y sean utilizados por otros partidos.

La Fiscalía, sin embargo, según informó hoy el diario «Maariv», habría también desestimado esta petición, que puede apelarse ante la Corte Suprema y, también, ante el Comité Electoral Central, al que el Likud tendría previsto pedir una orden de censura sobre los documentos al considerar que suponen «propaganda electoral prohibida».

El diario «Haaretz» aseguró hoy que el Likud calcula, al igual que la encuesta del «Times of Israel», que puede perder hasta cinco escaños, «no tanto por las acusaciones en sí mismas, sino por la incertidumbre que arrojan sobre el futuro político de Netanyahu».

El partido lleva tiempo preparándose para este momento y tiene listos anuncios, vídeos y mensajes para explicar su posición, una campaña para la que tiene reservados buena parte de los fondos con los que cuenta para la campaña electoral.

El resto de formaciones políticas también se han estado preparando para este anuncio, desarrollando estrategias y eslóganes para atraer a los votantes del Likud desencantados tras la decisión de hoy y que busquen una nueva papeleta para meter en la urna en estos comicios. EFE

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