La enorme fuerza de los partidos débiles en Israel

23 marzo, 2021 , , ,
Manosur Abbas Foto: REUTERS/Ronen Zvulun

El sistema político israelí es parlamentario y el primer ministro no se vota en forma directa, sino que son los diputados electos quienes lo deciden.

Esta última elección se parece más a un plebiscito en torno a la figura del primer ministro. Los bloques a favor y en contra de Benjamín Netanyahu se encuentran prácticamente empatados, con una leve ventaja para los primeros.

La Knéset (Parlamento) cuenta con 120 escaños, de allí que 61 diputados es el “número mágico” que debe alcanzar cualquier político que quiera lograr una mayoría para armar el Gobierno. Esto se logra generalmente en base a complejas y tediosas negociaciones.

La ley israelí establece que, para entrar en la Knéset, cualquier partido político debe superar el umbral mínimo electoral del 3,25% del total los votos sufragados. Si lo hace, dicha agrupación política recibirá automáticamente cuatro diputados.

REUTERS/Ammar Awad

Bajo el telón de fondo del aparente empate técnico entre el bloque pro y anti-Netanyahu, cualquier partido pequeño que entre o quede afuera del Parlamento incidirá dramáticamente en la posibilidad de aportar o no cuatro diputados para su bloque.

De allí, la paradoja que las elecciones de hoy probablemente no las decidan los grandes partidos sino los pequeños –que se debaten en torno al umbral mínimo electoral-.

En esta delicada situación están el histórico Partido Laborista, el izquierdista Meretz, y el centrista Azul y Blanco, liderado por el ministro de Defensa, Benny Gantz. Estas listas apoyan al bloque anti-Netanyahu.

En esa misma disyuntiva está aparentemente el partido Sionista Religioso, una alianza de extrema derecha que respalda al primer ministro.

Pero el más colorido de todos es el partido islamista Raam, de Mansour Abbas, que se separó recientemente de la Lista Unida árabe, y que estaría dispuesto a respaldar al premier.

El cambio de espíritu de Raam es visto como un reflejo de la transformación que está experimentando la población árabe israelí, con un notable número de jóvenes y más preocupada por los problemas cotidianos como la pandemia del coronavirus y la creciente violencia en sus comunidades, que en la vieja y reiterativa retórica sobre el conflicto con los palestinos.

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