A pesar del aumento sostenido de casos de COVID-19 impulsados por la variante Ómicron, Israel decidió relajar las restricciones para aquellas personas completamente vacunadas.
La decisión se da en el marco de la evidencia que, si bien los casos aumentaron hasta 3.000 diarios, los casos graves y las hospitalizaciones no acompañaron esa dinámica.
Según las nuevas pautas, cualquier persona que esté completamente vacunada y haya sido expuesta a un paciente COVID positivo, sin importar qué cepa, tendrá que permanecer en cuarentena solo hasta que dé negativo en la prueba mediante PCR. Una vez liberados, no se les permitirá ingresar a eventos masivos o lugares con poblaciones de alto riesgo, como hogares de ancianos, durante los siguientes diez días.
Aquellos que no estén vacunados, mientras tanto, deberán completar siete días de cuarentena con dos pruebas negativas si están expuestos a un paciente COVID positivo con cualquier cepa del virus.
El primer ministro Naftalí Bennett se negó el martes a descartar la posibilidad de un cierre de actividades, aunque se ha mantenido firme en contra de esa medida durante meses.
“Mi objetivo desde el inicio de la pandemia es evitar los bloqueos tanto como sea posible”, dijo a la radio pública Kan en una entrevista desde su aislamiento. «En cualquier caso, estaremos en una situación muy desafiante en lo que respecta a la capacidad de los hospitales… Haremos lo correcto. No quiero salir y hacer una declaración, porque es complicado».
Además, de acuerdo con informes de los medios hebreos, se espera que Israel reduzca pronto el número de países en su lista «roja» a los que los israelíes tienen prohibido volar. Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Francia por ahora se mantendrán en la lista.