El plazo de 28 días para formar un gobierno de coalición, con 61 escaños en la Kneset (Parlamento israelí), expiró el martes para el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Esto significa que, por primera vez, el mandatario ve amenazada su continuidad en el poder.
Ayer, miércoles, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, le encargó al líder de Yesh Atid (Hay Esperanza), Yair Lapid, de 57 años, formar un Ejecutivo.
De esta manera, Lapid se convierte automáticamente en la única alternativa en Israel para no ir a unas quintas elecciones. Sin embargo, no es tarea fácil. Lapid tiene que llevar a cabo un pacto nacional con diferentes líderes de oposición. Algunos de ellos enfrentados.
Pese a todo, Rivlin, tiene esperanzas en Lapid. “Está claro que el diputado Lapid puede llegar a formar un gobierno con la confianza de la mayoría de la Kneset”, manifestó ayer el presidente israelí.
Durante las elecciones del 23 de marzo, Yesh Atid obtuvo 17 escaños. Sin embargo, cuenta con el apoyo del Partido Laborista y cinco de los seis diputados de la Lista Conjunta (árabe). Pero no es suficiente.
Para lograr una mayoría en el Parlamento, Lapid tendrá que conseguir los escaños del partido nacionalista religioso Yamina, encabezado por Naftalí Bennett, quien dio a conocer ayer su visto bueno a favor de un gobierno de unidad nacional para evitar las quintas elecciones en Israel.
Por su parte, Netanyahu, quien logró sumar 52 escaños, no está acabado del todo. Continuará en funciones de primer ministro mientras el líder centrista no logre formar un nuevo Ejecutivo.
Tras dos años de bloqueo político y cuatro elecciones, ¿Lapid será quien, por fin, logre sacar al Estado de Israel de la parálisis gubernamental en el que se encuentra sumido?