Luego de que el Centro Médico Ichilov de Tel Aviv desarrolló EXO-CD24, un fármaco contra la COVID-19, no me sorprende que ahora un puñado de científicos israelíes, de la Universidad de Tel Aviv, el Centro Médico Shamir y el Centro Sagol de Medicina e Investigación Hiperbárica, haya descubierto la fórmula para evitar el envejecimiento celular.
Según los investigadores, el envejecimiento se puede revertir de dos formas. Una, evitar el acortamiento de los telómetros, que son secuencias repetitivas de ADN. Es decir, los telómetros se acortan con la edad, lo que provoca una pérdida de viabilidad celular en el organismo.
Otra forma de hallar el elixir de la juventud sería evitar la acumulación de cédulas senescentes. En otras palabras, se trata del proceso iniciado como respuesta al estrés y daño que ocurre en la célula.
El estudio de los científicos israelíes ha sido publicado en inglés, en la revista biomédica Aging. Sin embargo, para quienes no dominamos el lenguaje científico, el asunto resulta un poco complicado de entender. Básicamente la reversión del envejecimiento, según los investigadores, está en poder detener el desgaste de las células o evitar la acumulación de células deterioradas.
Para lograr este objetivo, explica el estudio, 35 adultos de 64 años o más tomaron 60 sesiones diarias de una terapia de oxígeno hiperbárico. Mientras se llevó a cabo el tratamiento «se tomaron muestras de sangre de los participantes antes, durante y después de una o dos semanas de las sesiones”.
¿Los resultados?
El estudio señala que los telómetros no solamente no se acortaron, sino también aumentaron su tamaño entre un 20% y un 37, 63%, dependiendo de cada caso, claro está. En tanto, las células “viejas” se redujeron un 10,96% y un 37,3%.
El director de investigación médica del Centro Sagol, Amir Hadanny, mencionó que “hemos abierto la puerta a nuevas investigaciones sobre el impacto celular prolongado de la terapia de oxígeno hiperbárico para revertir el proceso de envejecimiento”.
Sin duda, una buena noticia en el avance de la ciencia. Sin embargo, espero que, entre los 35 adultos mayores de 64 años o más que participaron en el estudio, no haya estado ningún político de la extrema derecha o de otras corrientes políticas en busca de querer revertir el envejecimiento, para así prolongar también la vida política, con las elecciones en Israel a la vuelta de la esquina.
Si bien es cierto que no está mal querer alargar la juventud, hay casos, como los políticos cuando pretender perpetuarse en el poder, que mejor es que cumplan con su ciclo de vitalidad y se retiren, para que den paso a las nuevas generaciones.