Entre el día de hoy el día después

¡Ya comenzó!!! Seguimos durmiendo un sueño, el mismo sueño que hizo posible el negro y humillante 7 de octubre, el sueño de pensar en el “día después” de los gazatíes, dejando totalmente en un valor secundario el día después de los israelíes que viven en las fronteras norte y sur. Y el resto de israelíes también. El día después de Gaza deberá ser preocupación de los gazatíes, y los árabes de todos los países, de los palestinos de Judea y Samaria, y también de los países occidentales que tanto hicieron para fortalecer a Hamás. La única obligación de Israel es dejar el terreno “limpio de las impurezas” que no permiten brotar las semillas benignas.

MEDIDAS QUE EL GOBIERNO DEBIÓ TOMAR Y NO LO HIZO:

1 – Agradecer infinitamente a los gobiernos de países que nos apoyan en este momento, especialmente al de Estados Unidos, pero explicarles claramente que tenemos una estrategia para combatir y eliminar a Hamás (¿tendremos?) y lo que ellos nos piden no nos permite hacer uso de esa estrategia. Hacerles ver que nuestros intereses son eliminar riesgos de parte de la frontera sur para muchos años, y no hay otro camino que eliminar a Hamás totalmente e implantar una zona absolutamente desmilitarizada, sin arma alguna y con una vigilancia que sea efectiva, no como la que envía la ONU.

2 – Explicar a quien corresponda que la vida de los rehenes es de suma importancia, pero que debemos tomar en cuenta que, para salvar a esos rehenes, algo que se hará si Hamás quiere -no hay ninguna garantía- estamos sacrificando la seguridad del país todo dejando en libertad a seguramente miles de asesinos que hoy están en nuestras cárceles, y exponiendo a nuestro ejército y a toda la población civil a lo que hará Hamás apenas pueda, algo que no demorará mucho.

3 – Explicar al mundo todo, comenzando por la ciudadanía israelí y los familiares de rehenes y soldados activos, que para evitar daño a unos 200 rehenes estamos exponiendo a la muerte a millones de israelíes.

En estos días de intercambio de prisioneros (un nombre hay que darle) estamos demostrando a nuestros enemigos que Hamás es la ganadora del conflicto, que es quien determina las condiciones, que ya declaró que el intercambio de soldados será diferente, y mientras tanto Hezbollah se está preparando para hacer en el norte algo peor aún de lo que hizo Hamás en el sur. Se han visto hoy miembros de Hezbollah sacando fotos desde la frontera mientras todos los días tiran proyectiles para desviar nuestra atención.

4 – Exigir a Hamás la libertad de todos los rehenes y la entrega de los cuerpos de los israelíes muertos que están aún dentro de Gaza. Exigir bajo amenazas de respuesta militar, nada a cambio, nada de intercambio ni otras medidas que lo único que muestran es que Israel está en manos de Hamás. Darles un plazo perentorio, categórico, y si no cumplen: atacar.

5 – Simultáneamente publicitar jugosas recompensas en dinero por la cabeza de todos los cabecillas de Hamás, Hezbollah, Jihad Islámica, estén donde estén, por más que se haya prometido a Qatar no tocar a los que allí se esconden. Ofrecer recompensa no incumple lo prometido a Qatar.

6 – Exigir a las Naciones Unidas la renuncia inmediata del señor Antonio Guterres y a la Unión Europea la renuncia del señor Josep Borrell por ser personas absolutamente parciales y enemigas de Israel. Exigir a las Naciones Unidas que su ejército en la frontera con Líbano haga algo efectivo contra las acciones de Hezbollah o que se vayan, así el ejército israelí queda más libre de actuar.

Nuestros enemigos usan el factor sorpresa, ¿por qué no nosotros? ¿No nos dio gran resultado en la guerra de 1967? En la guerra de 1973 no se hizo una guerra preventiva y sorpresiva porque así se le había prometido al gobierno norteamericano, y eso nos costó miles de muertos entre otras cosas.

Nuestros enemigos saben muy bien cómo chantajearnos, ¿nosotros no aprendimos nada aún? Están acorralados en la zona norte de Gaza, ahora es el momento.

Tenemos muy claro que todos los israelíes estamos de corazón con los familiares de los rehenes y de las víctimas ya perdidas. ¿Pero no tomamos en cuenta lo que significa largar libremente a miles de asesinos? ¿No queremos ver que apenas salen en libertad ya gritan que ahora más que nunca matarán israelíes hasta “liberar Palestina”? Nada se hizo para prohibir a esos liberados que estén pegados al territorio israelí.

Los tres explosivos que hirieron a algunos de nuestros soldados es una simple primera prueba para medir nuestra reacción. La segunda prueba será exigirnos un imposible para la liberación de los demás rehenes. Ellos saben muy bien que una vez sin rehenes quedan sus vidas pendientes de que Israel avance y los mate.

Los errores ya suman demasiado. Nos equivocamos cada vez que transamos, nos equivocamos cada vez que confiamos en nuestras fuerzas o en la palabra del enemigo, nos equivocamos en aceptar canjear prisioneros porque en cada canje demostramos ser débiles y que ellos son quienes imponen sus exigencias, nos equivocamos en liberar asesinos que después siguieron asesinando. ¿Seguiremos equivocándonos? Tenemos bien claro que en la cúpula que hoy dirige el país hay personas equivocadas que no deberían estar, pero por razones prácticas no exigimos que se vayan hoy mismo, tendría que salir de ellos la renuncia indeclinable.

Ya hay malestar en filas del ejército por la inacción. El gobierno debe tomar muy en cuenta que hasta hay muchos voluntarios que desde el exterior volvieron a Israel para alistarse por la situación actual, y ahora los tienen inactivos.

Personalmente -y creo que todos los israelíes- nos duele en el alma no poder recuperar secuestrados. Pero debo pensar que el riesgo es multiplicar por miles de muertos israelíes cada preso que se libera. En una guerra -y estamos en guerra- no valen códigos morales, de ética o religiosos. Y ante este tipo de enemigos ya vimos en toda oportunidad que lo único que vale es la fuerza de las armas. Si no hubiéramos pactado la libertad de Shalit, hoy no sería Sinwar el comandante victorioso del 7 de octubre. Si hubiéramos tirado algunos gruesos proyectiles en zonas sensibles, seguramente los dos prisioneros que nunca quisieron devolver estarían felices en Israel. Si desoyéramos las quejas de otros países como hacen Vladimir Putin, Alí Jamenei y otros dictadores, estaríamos mucho mejor que ahora, y no habría existido el terrible sábado 7.

La bondad y la demostración de buena vecindad que tenían los habitantes de los kibutzim del sur con los habitantes de Gaza tuvieron como “recompensa” esa matanza. ¿Eso tampoco le sirve de enseñanza a nuestro gobierno? La operación que le salvó la vida a Sinwar mientras era prisionero quedará para la historia de los palestinos como la mayor vergüenza y motivo de reírse de la credulidad israelí. Hoy lloran las familias de los rehenes y asesinados, mañana llorarán muchos miles más si esto no se liquida radicalmente.

Si el gobierno no toma las medidas enunciadas, está haciendo lo mismo que hizo hasta ahora, con resultados nefastos, y agregando un costo económico que llevará años resarcirse, y un costo psicológico que tal vez demore siglos. Y la próxima será peor, tal vez la última, porque los otros enemigos que tenemos están observando y calculando cómo hacer mejor su ataque para obtener mejores logros que Hamás y Jihad Islámica.

En cuanto a la exigencia mundial de “proporcionalidad”, el argumento es más que simple: si Hamás lucha para la eliminación de Israel (desde el río al mar) es más que proporcional, es exactamente igual valor, equivalente, decir que Israel lucha para la eliminación de Hamás. Hamás no quiere ni un solo israelí, Israel no quiere ni un solo integrante de Hamás.

Mauricio Aliskevicius