El príncipe saudita no viene con las manos vacías

Mohammed bin Salman y Kyriakos Mitsotakis Foto: Dimitris Papamitsos / Oficina del Primer Ministro de Grecia CC BY-SA 4.0

Por la Dra. Gallia Lindenstrauss y el Dr. Yoel Guzansky

Como parte de la visita, se firmó un memorando de entendimiento sobre una asociación estratégica entre ambos países, así como acuerdos sobre energías renovables, la asistencia saudita para convertir a Grecia en un «centro» financiero para Europa y la promoción del “East to Med data Corridor”, un proyecto de transferencia de datos por cable submarino y terrestre.

Destacados líderes occidentales como el presidente de Francia, el primer ministro de Grecia, y a mediados de julio, el presidente de Estados Unidos, han visitado el Reino, pero esta es la primera visita del príncipe heredero a Europa desde el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en el consulado saudita de Estambul en 2018, y tras la visita a Grecia se dirigió a Francia.

La visita es una continuación directa de la gira de Bin Salman a Egipto, Jordania y Turquía en junio pasado y refleja el intento saudita de transmitir no solo el regreso de Bin Salman al centro del escenario y el regreso de Arabia Saudita a la arena regional e internacional como un actor legítimo (también claramente reflejado en la visita del presidente Biden al reino).

El objetivo también es retratarlo como un actor influyente en arenas con las que Riad anteriormente disfrutaba de vínculos menos significativos, como el Mediterráneo Oriental.

Las raíces del interés saudita en Grecia se encuentran en la ruptura entre Turquía y Arabia Saudita en los últimos años, en parte a la luz del apoyo turco a Qatar y la dura reacción turca al asesinato de Khashoggi.

Aunque recientemente se ha producido un cierto descongelamiento en las relaciones entre Arabia Saudita y Turquía; la declaración concreta de Arabia Saudita al comienzo de la visita a Grecia, a diferencia de los vagos mensajes durante la visita a Turquía, indica que las relaciones con Grecia pueden ser ahora una mayor prioridad para Riad.

Todavía existe una considerable sospecha en Arabia Saudita hacia Ankara, y las relaciones con Grecia son una palanca que los sauditas estarían felices de desarrollar aún más para ayudarlos en sus tratos con Ankara.

No obstante, parece que el reino no está interesado en elegir entre los dos y prefiere mantener relaciones normales con Turquía al mismo tiempo.

Arabia Saudita se siente más confiada en su política exterior, en parte debido a las ganancias que está obteniendo del aumento de los precios del petróleo, y busca aprovechar su posición internacional mejorada para volver a ser una potencia regional líder.

Además, a la luz de las estrechas relaciones entre Israel, Grecia y Chipre, así como entre Israel y algunos de los estados del Golfo, es posible que el continuo mejoramiento de las relaciones entre Atenas y Riad también sea rentable para Jerusalén.

Fuente: INSS The Institute for National Security Studies

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