Amos Yadlin, Avner Golov
El 18 de diciembre de 2017, el presidente Donald Trump presentó la última Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. El documento define la visión del mundo de la administración sobre la seguridad nacional y esboza los principales principios rectores para su implementación. Significativamente, el documento combina la política sobre asuntos internos con la política exterior, en el marco de la estrategia “América Primero” que el presidente Trump promovió durante su campaña electoral.
Si bien la Estrategia de Seguridad Nacional no presenta una estrategia de acción coherente y organizada, indica la necesidad de un diálogo estadounidense-israelí para formular una estrategia de política de seguridad coordinada en Medio Oriente.
Los puntos principales: de acuerdo con la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU de 2017, el escenario internacional está marcado por la competencia entre los Estados Unidos y tres grupos diferentes de amenazas: una proviene de los poderes “revisionistas”: China y Rusia; la segunda proviene de los estados “deshonestos” de Irán y Corea del Norte; y la tercera se deriva de grupos terroristas yihadistas, como el Estado Islámico y al-Qaeda. Para ganar esta competencia, Estados Unidos debe defender a sus ciudadanos y los activos dentro de sus fronteras y promover sus intereses en todo el mundo, basándose en la cooperación y el fortalecimiento de alianzas con actores regionales que comparten los intereses y valores estadounidenses. Contrariamente a lo que algunos de los críticos de Trump han afirmado, esta no es una estrategia aislacionista, sino el producto del deseo de los Estados Unidos de influir en el sistema político internacional, sobre la base de que se trata de un interés estadounidense que se deriva de su rol histórico.
Tampoco es una estrategia que promueve la guerra o el uso de la fuerza, pero de hecho aspira a lograr la estabilidad al reforzar y proyectar el poder de los Estados Unidos a su red global de aliados.
Estrategia para Medio Oriente
Con respecto al Medio Oriente, la Estrategia de Seguridad Nacional se refiere a tres amenazas centrales: el afianzamiento de las organizaciones terroristas y la exportación de terror al resto del mundo; la expansión iraní en la región, incluido el apoyo al terror y la subversión; y amenazas a la estabilidad de la economía energética mundial. El documento subraya que Estados Unidos no tiene la intención de retirarse de Medio Oriente o reducir su presencia en la región. En otras palabras, el presidente Trump no planea continuar el “pivote” desde el Medio Oriente hasta el este de Asia, la estrategia promovida por el presidente Obama. Además, el documento establece que la política estadounidense no incluirá un intento de imponer reformas democráticas a los regímenes de la región, como se intentó con el presidente George W. Bush. Sin embargo, Estados Unidos apoyará a los regímenes que decidan promover reformas independientes, y en este contexto, menciona explícitamente Arabia Saudita y Egipto.
Según el documento, la administración actual rechaza la evaluación de las administraciones anteriores de que el conflicto israelo-palestino es un obstáculo principal para la paz en el Medio Oriente. Por el contrario, repite la evaluación del presidente Trump de que Irán es la principal causa de la inestabilidad regional y decididamente no es parte de la solución a los problemas regionales. De hecho, el documento adopta argumentos israelíes. Al mismo tiempo, aclara que la solución a la amenaza iraní estará en el marco de una coalición que presentará un amplio frente único y creará un equilibrio de poder regional contra Irán y de ese modo establecerá la estabilidad en el Medio Oriente. Según el documento, dicha coalición debería basarse en la cooperación entre los suníes y los estados del Golfo e incluye la cooperación con Israel. Sin embargo, estas condiciones están lejos de ser realidad, y es difícil ver cómo se cumplirán en el futuro cercano.
Implicaciones para Israel: la Estrategia de Seguridad Nacional permite al liderazgo israelí evaluar las oportunidades y los desafíos derivados de la visión del mundo estadounidense y la consiguiente política de Medio Oriente. Primero, el documento revela lagunas en la estrategia estadounidense y no describe los pasos específicos para convertir la estrategia declarada por la administración en una política coherente.
Por lo tanto, una fuente de preocupación es que el enfoque presentado puede no traducirse completamente en acción, y como resultado, se le permitirá a Irán ampliar su influencia en la región aún más sin mucha interferencia. Esta brecha probablemente se examinará en las conversaciones entre las diversas ramas de la administración, incluso sobre el tema de las políticas que se adoptarán en base a los principios del documento, particularmente en el campo de la estrategia militar. Esto sugiere que, a corto plazo, Israel podría de hecho influir en la formación de la política estadounidense.
Por eso es crucial que Israel mantenga un diálogo cercano y frecuente con los Estados Unidos. Las discusiones en el marco de este diálogo pueden ayudar a redactar una estrategia coordinada entre Estados Unidos e Israel contra Irán que garantice la implementación de los principios descritos en la Estrategia de Seguridad Nacional, mientras que también protege los intereses de Israel. Esta estrategia conjunta debe incluir un acuerdo entre Washington y Jerusalén que se centre en los principios para la acción coordinada en el caso de varias violaciones iraníes del JCPOA (Plan de Acción Conjunto y Completo, del cual Israel no es parte). Tal “acuerdo paralelo” debería garantizar la capacidad independiente de Israel, como último recurso, para evitar que Irán cruce el umbral nuclear.
Las cuestiones relacionadas con los esfuerzos de inteligencia, los parámetros para mejorar el tratado nuclear y el programa de misiles iraní también deberían incluirse en los entendimientos. Además, Israel y Estados Unidos deben coordinar sus movimientos contra las amenazas iraníes que no están relacionadas con el programa nuclear, particularmente la proliferación de terror y armas en el Medio Oriente, y la creciente influencia iraní en Siria.
Irán: objetivos defensivos ante su expansión
La respuesta estadounidense a la amenaza iraní como se describe en la Estrategia de Seguridad Nacional en términos defensivos: el objetivo es neutralizar la actividad iraní, principalmente a través de un frente unido para crear un equilibrio de poder regional. En otras palabras, se enfoca en contener a Irán y contener el daño que causa, y en cooperar con los actores proamericanos en la región como condición previa para lograr estos objetivos. Pero, de hecho, este enfoque deja a Israel a la vanguardia de la lucha contra Irán, ya que la capacidad de establecer un frente regional amplio depende de la capacidad de los estados del Golfo para cooperar precisamente en un momento en que la tensión entre ellos crece en vista de la agresividad los intentos de la casa real saudita de imponer su política sobre los otros estados del Golfo. Además, a falta de progreso en el proceso político entre Israel y los palestinos, se espera que los países del Golfo, incluida Arabia Saudita, demuestren una disposición extremadamente limitada, si es que tienen alguna, para profundizar la cooperación con Israel. Por lo tanto, el diálogo americano-israelí debe incluir un examen de alternativas para la acción conjunta, asumiendo la incapacidad de implementar la idea de un frente regional anti-iraní.
Falta de priorizaciones
Otra falla en el documento en la estrategia estadounidense es la falta de priorización entre los diversos ámbitos. Existe la preocupación de que a pesar de la aspiración de la administración de no desviar demasiada atención y recursos del Medio Oriente a Asia, de hecho lo hará, debido a la creciente amenaza de China, la creciente importancia económica de Asia y la amenaza nuclear de Corea del Norte.
En este contexto, Israel debe examinar el impacto de varios escenarios sobre la determinación estadounidense para implementar sus objetivos de política en Medio Oriente y compartir sus conclusiones sobre este ejercicio con los Estados Unidos cuando ambos debatan la coordinación estratégica.■
Fuente: INSS