De la paz de los valientes a la de los dolientes

1 septiembre, 2020 ,
El asesor principal del presidente de los Estados Unidos, Jared Kushner, durante el vuelo en un avión israelí El Al que transporta a delegados israelíes y estadounidenses a Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos - Foto: REUTERS / Nir Elias / Pool

Al momento de escribir estas líneas, una delegación de Israel estará viajando a los Emiratos Árabes Unidos, para celebrar una reunión tripartita entre personeros de los Emiratos, Estados Unidos e Israel.  Primera vez que hay un vuelo de EL AL, del conocimiento público, primera vez de muchas cosas.

En medio del drama que se vive en el mundo con la pandemia y el descontrol que la misma causa, la noticia es refrescante.  Para Israel en muy buena medida. Sometido a una severa crisis económica que afecta el bolsillo y el buen talante de todos.  Con muchos frentes problemáticos abiertos. Un respiro.

La paz con los Emiratos es parte del sueño retardado de las intenciones nobles de Oslo y de la visión de Shimon Peres de un Nuevo Medio Oriente. La tesis lógica que señala que los beneficios que trae la paz y la convivencia en cuanto a calidad de vida y bienestar general, deben ser el motor que impulse a los pueblos a vivir en sana paz y armonía.

A Rabin se le atribuye haber firmado la paz de los valientes. Sí, aquella que dice que se debe negociar y tratar con el enemigo, para eliminar o bajar el nivel de enfrentamiento. La paz de los valientes debió ser seguida por aquella que comprendiese los beneficios de la convivencia en todos los aspectos. No fue así, al menos hasta ahora. La tesis de dos estados para dos pueblos, se ha venido degradando y algunos temen acerca de su viabilidad con argumentos de peso, basados en hechos y circunstancias ciertas. Para muestra, que hay dos entes palestinos desconectados uno del otro, enfrentados en el día a día.

El encuentro tripartito de esta semana debe arrojar resultados positivos tangibles. En temas concretos de intercambios comerciales, turismo, inversiones y cosas por el estilo. Pero tiene una connotación mucho más trascendente que los posibles acuerdos a los cuales se haya de llegar.

Que la paz entre países con culturas y modos de vida muy distintos, es posible. Profesando religiones con puntos de encuentro y desencuentro. Que el respeto a la diversidad es una condición que puede abordarse y conseguirse. También, pasar la página respecto a un pasado poco feliz.

Pero un punto fundamental es que resulta posible que exista reconocimiento a Israel, el único estado judío del mundo, de parte de países árabes y de países musulmanes, sin que prive antes la resolución del conflicto palestino-israelí. El veto que los palestinos ejercen a la diplomacia israelí y a la de quienes quisieran establecer relaciones con Israel, pierde fuerza y con ello, también el veto palestino a las iniciativas de paz y las de negociaciones.

La paz de Israel con otros países árabes es una paz valiente. Sí, claro. Pero es la paz de los dolientes. De aquellos que lamentan que sus poblaciones se vean privadas de las bondades de los intercambios positivos entre las naciones, sometiendo a inocentes a penurias innecesarias. Dolientes de pueblos que se privan de desarrollos tecnológicos que están a su alcance. Dolientes de quienes ven en sus poblaciones la conveniencia de invertir en turismo, tecnología, medicina y otros rubros de bienestar, antes que en costosos sistemas de armas y defensa.

De la paz de los valientes a la de los dolientes han transcurrido largos y penosos años. Si la voluntad existe, es un deber recuperar el tiempo perdido.

Después de todos, se puede ser valiente y doliente.  O viceversa.

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