Biden pone la mira sobre las antiguas alianzas con Israel y Arabia Saudita para ganarse el favor de Irán

Joe Biden el de 4 febrero de 2021 Foto: Departamento de Estado de EE.UU./Freddie Everett/Dominio Público vía Flickr

La República Islámica de Irán parece haber llegado a la conclusión de que el afán de la nueva administración estadounidense por volver a comprometerse con ella y resucitar el acuerdo nuclear le da carta blanca para participar en actos de provocación violentos. El 15 de febrero de 2021, por ejemplo, Teherán lanzó un ataque con misiles contra el aeropuerto internacional de Erbil, matando a un contratista e hiriendo a varios efectivos estadounidenses y civiles iraquíes. El 26 de febrero Irán atacó el carguero de propiedad israelí MV Helios Ray en el Golfo Pérsico.

Arabia Saudita, preocupada por el giro que está tomando la política exterior de Estados Unidos, está haciendo esfuerzos para mejorar las relaciones con la administración Biden. Terminó su enemistad con Qatar y liberó a varios activistas, incluyendo a Loujain Hathloul, líder de una campaña para permitir que las mujeres saudíes conduzcan, quien fuera arrestada en 2018.

A pesar de estos esfuerzos, la administración de Biden va a poner a Riad contra las cuerdas. Los funcionarios de la administración han expresado serias preocupaciones sobre el príncipe heredero Muhammad bin Salman, a quien critican por silenciar a los rivales de la realeza, arrestar a clérigos y activistas y participar en asesinatos selectivos. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que Estados Unidos espera que Arabia Saudita mejore su historial de derechos humanos, que debería incluir la liberación de activistas por los derechos de las mujeres y otros presos políticos.

La administración Biden planea desclasificar un informe de inteligencia estadounidense sobre la muerte de Jamal Khashoggi que la administración Trump se negó a hacer público. Biden también suspenderá temporalmente las ventas de armas al reino por un total de $ 478 millones y detendrá la transferencia de aviones de combate avanzados y municiones de precisión a Arabia Saudita. El secretario de Estado, Antony Blinken, impuso restricciones de visado a 76 sauditas presuntamente involucrados en amenazas a disidentes en el extranjero,  incluidos, -aunque no todos- en el asesinato de Khashoggi.

El deseo de la administración Biden de volver a comprometerse con Irán en relación con el acuerdo nuclear requerirá apoyo regional, pero congelar las ventas de armas envía una señal incorrecta a Arabia Saudita y otros aliados del Golfo. La administración también ha congelado la venta de 50 cazas F-35 y 18 drones Reaper por $23 mil millones a los Emiratos. El presidente Donald Trump aprobó ese acuerdo el otoño pasado como un incentivo para que Abu Dabi normalizara las relaciones diplomáticas con Jerusalén como parte de los Acuerdos de Abraham, uno de los mayores logros de Trump.

El desmoronamiento sistemático de la relación con Arabia Saudita comenzó con la retirada del apoyo estadounidense a las operaciones por parte de la coalición militar liderada por Arabia Saudita que lucha contra el movimiento hutí alineado con Irán en Yemen. A esto le siguió la eliminación de este movimiento de la lista de organizaciones terroristas extranjeras del gobierno de Estados Unidos, una lista a la que había sido agregada por la administración Trump como parte de una campaña de presión más amplia contra Irán.

Es evidente que el presidente Biden, en un acto de negligencia diplomática, está tratando desesperadamente de aplacar a Irán y reingresar al fallido acuerdo nuclear del JCPOA. Parece estar de acuerdo con Teherán en que se debe levantar el embargo de armas, un hecho que constituiría una gran victoria política para Teherán contra Estados Unidos, sus aliados, Israel, los Estados árabes sunitas y las potencias regionales. Si Estados Unidos vuelve a entrar en el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, socavará el progreso logrado en la normalización de las relaciones entre los países árabes y Jerusalén.

El producto inmediato del acercamiento de Biden a Teherán es un aumento de las acciones iraníes de violencia y provocación. Los funcionarios de seguridad israelíes creen que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán estuvo detrás del ataque con misiles contra el carguero de propiedad israelí MV Helios Ray en el Golfo Pérsico y, según los informes, han tomado represalias atacando objetivos iraníes en Siria. El ataque a un barco israelí es un claro mensaje de extorsión desde Teherán a Jerusalén y Washington: Irán hará que ambos paguen si no obtiene lo que quiere del gobierno de Biden.

El 15 de febrero, cohetes iraníes alcanzaron el aeropuerto internacional de Erbil y zonas residenciales de la ciudad iraquí, matando a un contratista e hiriendo a otros efectivos estadounidenses y civiles iraquíes. El 27 de febrero se escucharon varias explosiones en Riad, probablemente ataques con aviones no tripulados de parte de combatientes rebeldes hutíes respaldados por Irán en el vecino Yemen.

Los funcionarios israelíes dicen que no importa lo que haga Washington con respecto al acuerdo nuclear, harán lo que sea necesario para evitar un Irán con armas nucleares. En una entrevista en el Canal 13, el primer ministro Netanyahu dijo: “Le dije a Biden que, con o sin un acuerdo, mi obligación como primer ministro de Israel, como primer ministro del Estado judío, es prevenir que se repitan las terribles cosas que le han hecho a nuestro pueblo”.

Fuente: BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos

El Dr. Frank Musmar es un especialista en gestión financiera y del desempeño e investigador asociado no residente en el Centro BESA.

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