Volatilidad del lenguaje público

11 julio, 2018 ,

Segisfredo Infante

No pensé que fuera un libro tan importante. Sin embargo lo compré y lo archivé. Varios meses más tarde (a pesar de las precariedades de mi salud actual), he comenzado a hojearlo. Me refiero al libro “Sin Palabras” (2017), de Mark Thompson, un británico metido de cabeza en el mundo periodístico, relacionado sobre todo con la política contemporánea. Resulta que a pesar de que el autor se encarga de los lenguajes públicos actuales (o actualísimos), lo hace mediante un rastreo satisfactoriamente meticuloso sobre la temática, partiendo de la obra escrita de Parménides, Platón, Aristóteles y Tucídides, para sólo colocar cuatro nombres griegos: tres filósofos y un recio historiador. Luego en sus cuatrocientos cincuenta y nueve páginas, menciona y cita a una serie de autores relevantes, y algunos que para nosotros parecieran desconocidos.

William Shakespeare, T.S. Eliot y Martin Heidegger, son referencias inevitables. Pero también aparecen resaltados los nombres, en una dirección o en otra, de Winston Churchill, Adolf Hitler, Margaret Thatcher, Tony Blair, Vladimir Putin, Barack Obama, Marine Le Pen y Donald Trump.

El énfasis del libro de Mark Thompson está puesto sobre el tremendo decaimiento de los lenguajes públicos, o políticos, de nuestros días. Para tal propósito hace un estudio pormenorizado sobre “La Retórica” de Aristóteles, argumentando, Thompson, que siempre en la historia ha habido problemas entre los lenguajes realmente retóricos o dialécticos que se ocupan con sinceridad de la cosa pública, y los lenguajes demagógicos, que sólo pretenden embaucar a los ciudadanos, por parte de individuos malintencionados. Me llamó la atención que el periodista británico se haya basado principalmente en una obra de Aristóteles, evitando de alguna manera los discursos de los profesores “sofistas” de la antigüedad, más interesados en ganar, a como diera lugar, las discusiones públicas, que en descubrir la verdad, tal como lo demostró el filósofo moralista Sócrates, y el mismo Platón.

Mientras leía y hojeaba algunas páginas del libro “Sin Palabras”, recordaba que muchas cosas análogas las hemos venido diciendo nosotros durante años y décadas, razón por la cual trataba de identificar, al mismo tiempo, a algunos personajes de nuestro patio, que se encuentran retratados en este libro de Mark Thompson, por el simple hecho de renunciar al discurso elegante que sabía persuadir al auditorio, y sabía respetar al adversario. Nosotros hemos subrayado en varios artículos que en países como Honduras el discurso ideológico más o menos coherente, ha sido sustituido por la ofensa personal o colectiva sin límites, muchas veces sin ningún fundamento histórico. Hemos vivido, y seguimos viviendo, experiencias dolorosas de ataques y contra-ataques por el simple deseo de destruir al prójimo, sea que éste represente lo tradicional o lo moderno, en caso que haya espacio suficiente para una verdadera modernidad en Honduras, basada en el conocimiento de la “Historia” y de los buenos y excelentes libros de pensamiento.

Thompson retoma una interesante expresión del filósofo francés Paul Ricoeur, y una idea del escritor David Foster Wallace, en el sentido que actualmente lo que impera es una “hermenéutica de la sospecha”, cargada de “sarcasmo, un frenético hastío, la sospecha hacia toda autoridad, la sospecha hacia toda limitación de la conducta y una afición terrible a los diagnósticos irónicos de lo desagradable”. Etc. Se trata de alguna manera de la misma cultura de la sospecha de la cual hemos hablado en Honduras, en donde los errores administrativos, que ocurren en todos los Estados y gobiernos del mundo, se confunden deliberadamente con actos “punibles” de corrupción, que también los hay.

Es interesante que a la par del libro de Mark Thompson, tenga yuxtapuesto el texto “La oratoria en Honduras, desde la colonia hasta nuestros días”, organizado por Edgardo Paz Barnica (QEPD), y publicado por la Editorial Universitaria de la UNAH en 1979. En “La oratoria en Honduras” se le puede dar seguimiento a la retórica talentosa de varios personajes de la historia hondureña, sin importar sus tendencias ideopolíticas, pues los oradores políticos se preocupaban, en aquel entonces, por dejar una huella positiva para la  posteridad hondureña. En los tiempos actuales, sin embargo, existe, según Thompson, una tendencia hacia la “franqueza anti-retórica” que es contraria a la verdad. A la par existen y persisten “los embrujos populistas de los antipolíticos”; pero también existen unas fuerzas sociales que le dan cabida, paradójica, a la vaciedad discursiva de sus dirigentes.

Todas las épocas civilizadas han tenido personajes enmascarados, mentirosos y exagerados. Pero percibo que la época actual será reconocida por los futuros historiadores y filósofos imparciales, como la época más volátil y más miserable en materia de lenguaje público que se haya impuesto a lo largo y ancho de la historia, precisamente por una vaciedad ideológica altamente ofensiva, que se aprovecha de unas juventudes iletradas. O mal formadas. Hay valiosas excepciones de la regla, por supuesto. Por lo que humildemente recomiendo a los dirigentes políticos actuales la lectura del libro del señor M. Thompson.

Tegucigalpa, MDC, 01 de julio del año 2018. (Publicado en el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, el jueves 05 de julio del año 2018, Pág. Cinco).

 

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