“The square” película dramática-satírica

14 marzo, 2018

Por Henry Weich

Haribua (Suecia, 2017). Dirección: Rubén Ostlund. El protagonista, Christian (Claes Bang) ha sido nombrado comisario principal del museo de Estocolmo, es elegante y carismático y con mucha seguridad en su valor. Pero las cosas no son como parecieran y ya en el primer día de trabajo, en el camino al museo es partícipe casual de un incidente que ha de ser importante. Una mujer pide asistencia por ser perseguida y Christian interviene en su ayuda, luego él se percata de que ha sido objeto de un timo, le han robado la billetera y el celular que es vital para su comunicación.
Descubre o cree descubrir que el autor de la acción está en un edificio en una de las zonas pobres de la ciudad pero no tiene idea en qué apartamento vive el individuo. Y de ahí que se le ocurre algo cuyos resultados han de perseguirlo a lo largo del film. En las casillas de correo de todo el edificio pone una carta en la cual dice exigir que le devuelvan el móvil.
Esta acción lo ha de enfrentar con la clase social con la cual, de no ser por el hurto, no tendría ningún contacto, pese a los inmigrantes o refugiados que llenan las calles de la ciudad a los cuales el cineasta fotografía como si fueran objetos de una exposición de la cual Christian podría ser comisario.
Éste y el entorno cultural y económico en el cual se desenvuelve parecen alejados y alienados de las tensiones de clase y población que caracterizan hoy en día al país. En su nuevo trabajo Christian tiene obviamente contacto con el consejo de administración que por supuesto está más interesado en dinero que en el arte y les presenta su primera exposición, una obra que ha elegido ser la primera en su calidad de comisario.
La obra es de la autoría de una artista argentina que no aparece en la película y está compuesta de un cuadrado de ladrillos blancos a la entrada del museo, representa un espacio en el cual reina la armonía y amistad, mediante el cual, de donde deriva el título del film.
El comisario quiere presentar al público una visión liberal y utópica que llama a la fraternidad. En cuanto avance la película uno se dará cuenta de que más que un testimonio de un arte genuino, se trata de un gesto de una moda artística, y es más, hay toda clase de objetos, por ejemplo pequeñas pirámides de gravilla.
Una periodista americana sofisticada entrevista al protagonista, sorprendida por la provocación que representan los objetos que expone y el retruca con una pregunta acerca de si expusiera su cartera en el piso ella la consideraría una obra de arte por estar en el museo. Luego hay entre ellos una escena cálida y más tarde una pelea, estas situaciones funcionan perfectamente como una ironía que puebla numerosas escenas del film.
Sobresale la aparición en la cena elegante la aparición de un de un hombre de movimientos simiescos que al principio goza de la aprobación de ese público selecto hasta tensar los límites de su liberalismo. Es una película larga con un interés constante y una crítica social acerba, bien llevada. ■

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