Embuste israelí a la usanza ultraortodoxa

30 noviembre, 2017
Yaakov Litzman

Pablo Sklarevich

La sorprendente velocidad con la que se resolvió la última crisis de la coalición gobernante en torno a los trabajos de mantenimiento del ferrocarril en shabat no hace más reforzar la tesis de Nehemia Strassler del diario Haaretz, de que lo único que realmente le interesa a los políticos ultraortodoxos (haredim) son los jugosos ingresos económicos para las yeshivot (seminarios rabínicos) y la exención del servicio militar.

Todo el resto, las historias sobre el líder de la corriente jasídica Gur que ya no está dispuesto a que su delfín, Yaakov Litzman, continúe sentado en una coalición que no respeta la sacralidad del shabat son muy bonitas, pero no son otra cosa que cuentos de la abuela.

Lo único que Litzman quería desde el comienzo de la crisis era renunciar al puesto de ministro. Desde el momento en que ya no fuese miembro del Gobierno ya no tendría responsabilidad ministerial en la profanación del shabat en el ferrocarril. Por lo tanto, en el nuevo acuerdo, Litzman volverá al Ministerio de Salud, pero como viceministro (con el estatus de ministro, por supuesto). Así el Gobierno podrá continuar profanando el shabat no solamente en los ferrocarriles sino también en los puertos de Ashdod, Haifa, el Aeropuerto Ben Gurión, la radio, la televisión y la Compañía de Electricidad.

De hecho, el 65 por ciento de los votantes del Likud apoyan las obras de mantenimiento en shabat (al igual que el 98 por ciento de los votantes del Campo Sionista), según una encuesta de la ONG aHiddush.

Para todos los efectos, los partidos ultraortodoxos son los que han llevado al Likud al Gobierno -desde el terremoto electoral de 1977 hasta ahora-, y específicamente quienes han coronado al primer ministro, Biniamín Netanyahu, en todos sus mandatos.

Pero para que la magia funcione, la alianza debe ser a escondidas; y ritualmente el Likud debe alejarse públicamente de los partidos ultraortodoxos antes de las elecciones. No vaya a ser que la extorsión política que recae sobre las espaldas del público secular despierte un resentimiento que trascienda y se desborde a las bases del mismísimo partido del primer ministro.

Y todas las señales indican que el año electoral se aproxima.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.