vie. Feb 14th, 2025

VIDEOS: Diluvio y fe: Música, poesía y arte como arca para un pueblo que vive entre esperanzas y naufragios

27 de enero de 2025

por Raquel Markus – Finckler / @escritora.creativa.
Creadora y Directora del Proyecto Literario y Artístico “No alcanzan las palabras”


Especial para Ideas de Babel. Como judía que soy, los recientes acontecimientos en Israel han suscitado dentro de mí algunos interrogantes sobre cómo la historia podría haber tomado un rumbo diferente. A pesar de que el pasado es inmutable, es inevitable reflexionar sobre las posibles consecuencias de haberse tomado decisiones diferentes a las que ahora nos agobian como pueblo y como nación.


La crisis actual en Israel me obliga a cuestionar el papel de la comunidad internacional. ¿Qué hubiera sido de nosotros si el mundo hubiera actuado con mayor determinación para prevenir, condenar y detener la violencia terrorista? Esta pregunta es un llamado a nuestra responsabilidad colectiva y nos lleva a reflexionar sobre qué correctivos debemos tomar para posibilitar un futuro más seguro para todos, incluso para el pueblo judío. ¿Dónde están los líderes mundiales que se comprometen de verdad a encontrar una solución justa y duradera? ¿Por qué la comunidad internacional no actúa con la misma contundencia ante la crisis en Israel que ante otros conflictos?


Vivo con la constante angustia de ver cómo el país que amo sufre las consecuencias de un conflicto que parece interminable. La violencia, el terrorismo y la inestabilidad son una realidad diaria para muchos israelíes. Varias personas que amo, familiares muy cercanos, forman parte de esa sociedad tan golpeada en los últimos meses. ¿Hasta cuándo tendrán que vivir con ese miedo? ¿Cuándo podrán recuperar esa paz que tanto anhelan? ¿Cuándo podrán volver a sentirse seguros en sus propias casas, en sus calles, en sus trabajos, en sus colegios?


La comunidad internacional, en su conjunto, tiene una deuda pendiente con Israel. La falta de una respuesta contundente ante las amenazas terroristas ha permitido que los grupos terroristas que buscan acabar con el Estado de Israel se fortalezcan y perpetúen el conflicto. Es hora de reconocer que el terrorismo no es una opinión política, sino un crimen de lesa humanidad.


La alegría por la liberación de las primeras tres jóvenes rehenes israelíes se ve ensombrecida por las preguntas que surgen: ¿Por qué la paz parece exigir sacrificios tan injustos a la sociedad israelí? ¿Cómo podemos construir un mundo donde la vida de una joven inocente no sea moneda de cambio para agrupaciones terroristas? ¿Cómo sería nuestro presente si el mundo hubiera condenado el terrorismo sin ambages y hubiera presionado por soluciones más justas y menos absurdas?


La liberación de estas tres primeras rehenes del terrorismo fue un rayo de esperanza en medio de tanta oscuridad, pero la alegría se hace efímera y las espera muy larga. La amenaza sigue latente, y la pregunta de cuándo volverán a casa los 94 secuestrados que siguen en manos del terror sigue pesando en nuestros corazones.


Por otra parte, no debemos permitir que la narrativa sea manipulada para equiparar la realidad de las víctimas con la de los victimarios, tal como se ha visto reflejado en la prensa internacional. Israel tiene derecho a defenderse y a vivir en paz. La comunidad internacional debe apoyar este derecho y condenar sin ambigüedades el terrorismo.


¿Cómo podemos justificar condicionar la libertad de inocentes a la liberación de terroristas? Esta ecuación perversa refleja la complejidad del conflicto y la falta de soluciones justas y duraderas. La incertidumbre que viven las familias de los desaparecidos es una herida abierta que no cicatriza fácilmente. Cada día que pasa es una agonía para aquellos que esperan un milagro.


La incertidumbre se ha convertido en una constante en la vida de los israelíes. Las familias de los rehenes viven en un limbo, atrapadas entre la esperanza y el miedo. El dolor de la pérdida y la angustia de la espera son heridas profundas que marcan a toda una sociedad, a un pueblo completo, a la nación judía en el mundo entero.


Mi corazón se llena de dolor al ver el sufrimiento de mi pueblo. Pero también siento una profunda esperanza. La historia de nuestro pueblo es un relato en el que prevalecen la resiliencia, la esperanza y la supervivencia. A pesar de las adversidades, hemos perseverado y hemos construido una nación próspera y democrática. Mi nueva canción, ‘Diluvio y Fe’, es un humilde intento de capturar esta esencia, de expresar la profunda conexión que sentimos con nuestras raíces. Creo firmemente en el poder de la música para unirnos y darnos esperanza.


Diluvio y fe forma parte de un proyecto literario y artístico mucho más grande que comprende una publicación digital, veinte video-poemas, dos pequeños cortos con participación de reconocidos artistas plásticos, tres canciones (con sus respectivos videos). Además, este año, con la ayuda de Dios, de instituciones comprometidas y personas maravillosas, también contaremos con la publicación en físico del libro No alcanzan las palabras y con una exposición de arte itinerante. A través de la poesía, la música y las artes visuales, aspiramos a construir un mundo más justo y compasivo. Y apenas estamos empezando.


Soy consciente de que mi nueva canción es solo una pequeña gota en ese vasto océano de experiencias. Sin embargo, como artista, siento la responsabilidad de utilizar mi voz para expresar las emociones que nos unen como humanidad. Resulta un desafío inmenso intentar encapsular la experiencia de un pueblo que ha enfrentado tantas adversidades a lo largo de la historia. Con esta canción disponible en mi canal de YouTube, No alcanzan las palabras, busco tender un puente entre el pasado y el presente, entre el dolor y la esperanza. Es mi humilde contribución a un diálogo global sobre la justicia, la paz y la dignidad humana.

La cálida acogida que ha tenido mi canción anterior, Hay sueños que se pelean”, (con más de treinta y dos mil vistas) me ha demostrado que la música tiene el poder de unir y tocar personas más allá de fronteras y culturas. Esta respuesta me impulsa a seguir creyendo, creando y compartiendo mi arte.


Los invito a unirse a esta jornada de sensibilización y empatía. Cada like, comentario y compartición que ofrezcan al material publicado en este canal de YouTube es un paso más hacia la construcción de un mundo más justo y compasivo. Juntos, podemos alzar nuestras voces por aquellos que sufren y exigir un futuro más seguro y justo para todos. Mientras tanto, seguiremos clamando por el regreso a casa de todos y cada uno de nuestros secuestrados.


Les dejo con la invitación a escuchar las dos canciones y a sumergirse en este universo de emociones. Espero que las palabras y la música puedan tocar sus corazones y despertar el deseo de lograr un mundo más justo y solidario para todos.

Links al canal de YouTube: No alcanzan las palabras:
https://youtu.be/LcmmS2_Ni7I?si=KI9b2NAEPsCFMpBc
https://youtu.be/bKx3tMnjl4I?si=TDrpZ3c4UreOXKi9

Diluvio y fe
Por: Raquel Markus – Finckler  / @escritora.creativa

Por encima de los murmullos
que se levantan cuando pasamos,
arde en las venas la sangre vieja
de un pueblo noble que se renueva.

Herederos de las visiones de reyes y de profetas,
extendemos sobre el mantel los sueños y las promesas
que siempre hemos llevado atados como bandera.

Somos el pueblo que se empecina.
Somos la marcha que no termina.
Somos semilla, somos andén.
Somos diluvio y somos fe.
Contradictorios como ninguno.
En parte ruego y en parte alivio.

Seguimos sembrados en nuestra tierra
como un olivo que en germinar empeña su identidad.
Brotamos como la miel de las abejas
que siempre vuelan de flor en flor,
de nido en nido, de sol a sol.

Cubrimos nuestras heridas,
lloramos nuestras partidas,
vencemos al vendaval
de cada tiempo y cada lugar.

Somos guerreros que buscan paz
y los guardianes de la verdad.
Los más incautos.
Los más temidos.
Los que más creen en sus simientes.

Rezamos alto.
Lloramos quedo.
Creemos siempre.
Bailamos fuerte.
Somos la patria de los dolientes.
Somos el pueblo de los valientes.


Y hay sueños que se pelean
Por Raquel Markus – Finckler / @escritora.creativa


Dijimos ya nunca más y otra vez nos vuelve a pasar.
Nos golpearon donde más dolía y se llevaron a nuestras niñas.
En el momento menos pensado tornaron huertos en cementerios
y un festival para la paz en un lugar para cazar.
Metieron en una hoguera a la infancia de nuestra tierra.
Y ahora por más que duermo, ya casi nunca concilio el sueño.

Dijimos ya nunca más y otra vez nos satanizan.
En el banco del acusado ya no hay jurado que nos absuelva.
Somos culpables sin alegatos. Somos el chivo que sacrifican.
Somos el pueblo más señalado. Somos el juicio más arreglado.
Somos un Dreyfuss resucitado y un estigma que no agoniza.
Y ahora por más que duermo ya casi nunca concilio el sueño.

Dijimos ya nunca más y ya la cuenta no se echa atrás.
Cada una de sus ausencias es una daga que nos revienta.
Los queremos en nuestras casas ya no hay excusa que nos consuele.
Los días pasan, la angustia crece y eso al mundo no lo conmueve.
Ellos viven en los carteles, pero agonizan en los cuarteles.
Y ahora por más que duermo ya casi nunca concilio el sueño.

Dijimos que nunca más y otra vez pierdo la fe.
Ya no hay alma que no se rompa y no hay mejillas que no se rieguen.
Rezamos y suplicamos por el regreso de los hermanos.
Lloramos y desgarramos las vestiduras de los dolientes.
Como un pecado no cometido, nos sobra el odio y nos falta gente.
Y ahora por más que duermo ya casi nunca concilio el sueño.

Dijimos que nunca más y como siempre nos falta paz.
Un espejismo en el desierto es la promesa hecha a Abraham
y el sueño de los profetas es tan lejano como un cometa.
Solo nos quieren para el recuerdo. Solo importamos si estamos muertos.
Y mientras cantamos a la esperanza, ellos prometen otra venganza.
Y ahora por más que duermo ya casi nunca concilio el sueño.

Herzl nos enseñó el poder de una leyenda,
que una leyenda no siempre es sueño,
y que hay sueños que se pelean.

Raquel Markus – Finckler
Periodista . Escritora . Poeta . Editora
@escritora.creativa

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.