Sobre disuasión, ecuaciones, arreglos y estrategia

3 agosto, 2018 , , ,
Soldados israelíes en la frontera con Gaza Foto: Portavoz militar

General (retirado) Amos Yadlin

Después del fin de semana pasado, tanto Israel como Hamas afirmaron haber tenido éxito en la implementación de las respectivas ecuaciones que intentaron imponer, pero ninguna de las partes es convincente. Las afirmaciones de Hamas no coinciden con los hechos: la organización pagó un alto precio como resultado de la actividad del Ejército de Defensa de Israel en la Franja, y no respondió con «ataque por ataque». Al mismo tiempo, aún es demasiado pronto para juzgar si Israel ha logrado detener el terrorismo de los incendios premeditados y si ha renovado su disuasión contra Hamas. Parece que Hamas aún estima que Israel no está dispuesto a involucrarse en hostilidades de gran escala, y esto podría alentar a la organización a continuar sus intentos de atacar. Sin embargo, incluso Hamas se da cuenta de que hay un límite para la moderación de Israel. Por lo tanto, Israel debe adoptar una estrategia proactiva diseñada para cambiar el «lazo estratégico asimétrico» en curso con Hamas. El rango de opciones debe incluir movimientos políticos y movimientos militares, con una integración medida de ambos. Si los movimientos hacia un arreglo no tienen éxito y Hamas se aferra a su posición y continúa desafiando a Israel militarmente, no habrá más remedio que prepararse para una amplia operación militar en Gaza. El objetivo mínimo será causar daños muy graves a Hamas, particularmente a su ala militar, y restablecer la disuasión efectiva a largo plazo para facilitar la aplicación de un arreglo más estable (bajo la apariencia de una «hudna limitada»).

Cualquier análisis de los acontecimientos recientes en Gaza debería comenzar dando un paso atrás respecto de las actuales hostilidades, y en su lugar, examinar los supuestos básicos de cada una de las partes involucradas y sus estrategias para lograr sus respectivos objetivos nacionales primarios.

En términos de seguridad nacional, el Estado de Israel nunca ha sido más fuerte. Goza de superioridad militar en el Medio Oriente, con inteligencia de alta calidad, una fuerza aérea excelente, sistemas avanzados de defensa contra cohetes y misiles, y una ventaja tecnológica sustancial. Sus contactos con el mundo árabe, ya sean abiertos o tras las bambalinas, crecen en torno a intereses compartidos. El apoyo que le ofrece la Casa Blanca no tiene precedentes y, al mismo tiempo, existe una relación entre Jerusalén y Moscú que se basa en la confianza.

Por el contrario, Hamas va de fracaso en fracaso. Su dominio de la Franja de Gaza ha llevado a una grave crisis económica y humanitaria. En la arena política, se ha encontrado con la hostilidad del mundo árabe, que lo ve como un representante de los Hermanos Musulmanes e Irán. En la arena militar, la organización enfrenta obstáculos significativos que evitan que se convierta en una seria amenaza para Israel, ya que sus cohetes pueden ser neutralizados por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro y los túneles debajo de la valla fronteriza son descubiertos y destruidos por el Ejército de Defensa de Israel. Ha tenido dificultades para obtener armas desde el exterior de Gaza, gracias a la efectiva actividad preventiva de Egipto en el Sinaí. Incluso en su propia arena palestina, el conflicto con Fatah está lejos de resolverse, a pesar de los numerosos intentos de promover un acuerdo.

Efectivos de Hamas en Gaza

Sin embargo, y a pesar de la inequívoca falta de simetría en el equilibrio de poder, Hamas ha logrado desafiar a Israel e intentar una vez más lograr un «empate estratégico asimétrico». Hamas ha sido capaz de erosionar la disuasión israelí establecida desde la Operación Margen Protector en el verano de 2014, para romper la calma que prevalecía en el sur, y trata de definir nuevas «ecuaciones» y reglas de combate. Ciertamente, Hamas no planeó la Marcha del Retorno o los ataques incendiarios con cometas y globos, pero encontró en ellos tácticas atractivas y los convirtió en dos esfuerzos operativos centrales.

Ninguno de los bandos quiere guerra; Israel está satisfecho por  la «calma a cambio de calma» y la renovación de la disuasión. Por su parte, Hamas está interesado sobre todo en romper el «bloqueo», para revivir la economía de Gaza, mejorar las condiciones de vida y permitirse mejorar su poder militar. Estos logros lo ayudarían a demostrar que su camino de «resistencia» fue y sigue siendo la solución correcta y más eficiente para los palestinos en su lucha contra Israel.

Israel, que ha desbaratado decididamente las intenciones de Hamas de infiltrarse en Israel y comunidades israelíes y atacar o secuestrar ciudadanos y soldados, tiene dificultades para encontrar una respuesta operativa al terrorismo de los cometas y globos, que infringen su soberanía y causan daños ambientales, económicos y cognitivos. El hecho de que a pesar de que los incendios han causado daños significativos no han puesto en peligro vidas, ha conducido a un debate público en Israel sobre la respuesta adecuada. Este debate, legítimo en una democracia, y las filtraciones de las reuniones del Gabinete y el uso prudente del fuego por parte del Ejército de Defensa de Israel han mostrado a Hamas que Israel no está ansioso por entablar una nueva ronda de combates en el frente de Gaza. Paradójicamente, la disposición de Israel a embarcarse en una amplia operación militar contra Hamas en Gaza actúa como un factor estabilizador y restrictivo, mientras que su poca disposición para actuar podría alentar la lucha.

Hamas comprende perfectamente la renuencia de Israel a involucrarse en una nueva ronda de combates y ha intentado imponer dos nuevas ecuaciones: «ataque por ataque» y «sangre por sangre». Su éxito al establecer la primera ecuación disparando morteros y cohetes en la zona perimetral de Gaza, después de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) frustraron sus intentos de violar la valla fronteriza, lo alentaron a tratar de implementar la ecuación «sangre por sangre» y atacar a los israelíes después de que numerosos palestinos murieran en las hostilidades fronterizas. El viernes 19 de julio de 2018, un francotirador palestino disparó contra un soldado del Ejército de Defensa de Israel y Hamas asumió la responsabilidad, aunque no hay certeza de que la acción haya sido iniciada o aprobada por sus dirigentes (la presencia en la frontera de Ismail Haniyeh, jefe de la Oficina Política de Hamas, y el hecho de que miembros del ala militar en el puesto de observación no fueron evacuados antes de los disparos es evidencia de la posibilidad de que la acción haya tenido lugar sin el conocimiento o la aprobación del liderazgo).

Israel también está tratando de establecer su propia ecuación: los ataques incendiarios, que perjudican a la población civil incluso si no causan pérdida de vidas, serán respondidos con la negativa a la entrada de bienes, combustibles y materiales de construcción para Gaza. Los ataques contra soldados de las FDI o el fuego de mortero contra las comunidades israelíes en el perímetro de Gaza serán respondidos con ataques masivos contra las instalaciones de Hamas, y la organización pagará un alto precio, en esta etapa en activos materiales en lugar de vidas.

Tras el último fin de semana, ambas partes se atribuyeron vehemente el éxito al establecer sus propias ecuaciones, pero ninguna de ellas es convincente. Las afirmaciones de Hamas no coinciden con los hechos: la organización pagó un alto precio debido a la actividad del Ejército de Defensa de Israel en la Franja, y no respondió con «ataque por ataque» e incluso la muerte de tres miembros de su ala militar como resultado de la respuesta del ejército israelí al asesinato del soldado por los disparos de francotiradores (aún) no ha sido vengada.

Todavía es demasiado pronto para juzgar si Israel ha logrado detener el terror de los incendios premeditados y si ha renovado su disuasión contra Hamas. Parece que Hamas aún estima que Israel no está dispuesto a involucrarse en hostilidades a gran escala, y esto podría alentar a la organización a continuar sus intentos de atacar a Israel. Sin embargo, incluso Hamas se da cuenta de que hay un límite para la moderación de Israel, y si cruza cierta línea roja, Israel se verá forzado a una amplia respuesta.

Esto ha creado el mismo «empate estratégico asimétrico» que se definió al final de la Operación Margen Protector. En el difícil equilibrio del poder y la guerra cinética, Israel ha logrado indudablemente logros impresionantes: sus fronteras no fueron violadas y sus ciudadanos no han  sufrido daños. Las fábricas de armas de Hamas, los campos de entrenamiento y las instalaciones de almacenamiento fueron aniquilados por la Fuerza Aérea. Sin embargo, Hamas todavía tiene la sensación de haber conseguido logros. Una vez más, ha puesto la cuestión de Gaza con sus aspectos humanitarios y políticos en la agenda internacional; ha dañado la imagen de Israel; ha socavado la sensación de seguridad entre la población israelí en las comunidades cercanas a la frontera de Gaza; y ha desafiado la soberanía israelí en los alrededores de Gaza.

Para romper este empate actual, Israel debe adoptar una estrategia proactiva más que reactiva. Debe adoptar un enfoque diseñado para cambiar la realidad y no para santificar el status quo. La gama de opciones debe incluir movimientos políticos y militares, con énfasis en una integración inteligente de ambos.

La fórmula propuesta por el Gobierno israelí después de la Operación Margen Protector, «reconstrucción a cambio de la desmilitarización», ha sido rechazada constantemente por Hamas. La organización se aferró a la negativa en principio a deponer sus armas a cambio de cualquier progreso para la reconstrucción de la Franja de Gaza, ya sea rescindiendo el embargo o logrando la reconciliación con Fatah y la Autoridad Palestina. Los esfuerzos de Egipto y de los organismos internacionales para persuadir a Hamas para que flexibilice sus términos para un acuerdo hasta ahora no han tenido éxito. La idea de una hudna – un cese del fuego de largo plazo- no es realista. Los parámetros establecidos por Hamas como condición para una «hudna de largo plazo» son más problemáticos para Israel que las condiciones que han llevado repetidamente al fracaso de las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina. Un reciente artículo del Washington Post informó que incluso el equipo designado por el presidente Trump para examinar la viabilidad del «pequeño acuerdo» en la Franja de Gaza ha reconocido que es imposible promover la reconstrucción en Gaza debido a la negativa de Hamas a renunciar a su identidad como organización terrorista y deponer sus armas.

Sin embargo, se pueden y se deben hacer esfuerzos para promover entendimientos más modestos, es decir, una «hudna limitada», que incluya parámetros con los que Israel y Hamas puedan vivir. Una condición fundamental para tal arreglo es una detención total del terrorismo de Gaza y el regreso de los civiles israelíes y los cuerpos de los soldados caídos que están en poder de Hamas. Inmediatamente después, será posible promover un plan para mejorar las condiciones humanitarias en la Franja y construir infraestructura para la electricidad, agua, alcantarillado y transporte. Los pasos fronterizos se abrirán según un estricto criterio de seguridad y control. No se le pedirá a Hamas que desmantele su ala militar, sino que debe comprometerse a congelarla y no buscar una mayor acumulación (basada en la realidad de que Israel ha neutralizado las dos capacidades militares centrales de Hamás: los cohetes y los túneles).

Un Gobierno israelí que desee reiniciar el proceso político también promoverá el regreso de la Autoridad Palestina a Gaza, pero bajo los términos de Abu Mazen (Mahmoud Abbás): «Una Autoridad, un ejército», mientras rechaza el «modelo de Hezbollah» que es altamente atractivo para Hamas. Basado en su propio interés, Egipto es un socio pleno en cualquier reconciliación inter-palestina que regrese la Autoridad Palestina a Gaza.

Si los movimientos hacia un arreglo no tienen éxito y Hamas se aferra a su posición y continúa desafiando militarmente a Israel, no habrá más remedio que prepararse para una amplia operación militar en Gaza. El objetivo mínimo será causar daños muy graves a Hamas, particularmente a su ala militar, y restablecer una disuasión efectiva a largo plazo para facilitar la aplicación de un arreglo más estable («hudna limitada») con parámetros que aborden la crisis humanitaria en Gaza y garanticen la tranquilidad y seguridad en el lado israelí de la frontera. Mientras tanto, se deben establecer mecanismos efectivos para asegurar que Hamas no esté construyendo nuevas capacidades militares ni sacando ventajas que lo fortalezcan en la arena política palestina.

Fuente: inss.org.il

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