El informe, que cita fuentes militares no identificadas, sostiene que la mayoría de los misiles fueron derribados (una frecuente afirmación del régimen sirio que suele ser refutada por los expertos) y que los daños son exclusivamente materiales.
Se trata del primer ataque desde el 17 de septiembre, cuando un presunto ataque aéreo israelí sobre la capital, Damasco, provocó la muerte de cinco soldados.
En junio pasado un ataque aéreo atribuido a Israel dejo fuera de servicio el aeropuerto de Damasco por alrededor de dos semanas.
El jueves, finalizó un ejercicio militar israelí en el norte del país que se prolongó por espacio de una semana.
A principios de semana, una alta fuente de defensa israelí y dos diplomáticos occidentales de alto nivel le dijeron al diario New York Times que Rusia sacó sus sistemas de defensa antiaéreos S-300 de Siria para fortalecer sus esfuerzos militares en la guerra contra Ucrania, una movida que podría proporcionar a Israel más libertad de acción sobre el espacio aéreo sirio.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización no gubernamental con sede en Londres pero con una vasta red de activistas en el terreno, indicó que el actual ataque atribuido a Israel tuvo como blanco objetivos iraníes, incluyendo depósitos de armas y camiones militares.
Otro informe sugiere que también fue atacada una batería antiaérea siria al sur de Damasco.