Síntoma o Solución

9 enero, 2023 ,
Yariv Levin - Foto: Reuven Kapuchinski - Wikimedia Commons - CC BY-SA 3.0

Elías Farache S.

Temas de seguridad siempre vigentes, con severas complicaciones todos los días. Irán como asunto diario de preocupación real. Bombardeos frecuentes a Siria con la anuencia de Rusia, mientras Rusia se enfrasca en una guerra sin cuartel en Ucrania. Atentados terroristas que se evitan todos los días, cuando uno que otro no se logra concretar. El debate más álgido y mediático que algún país pueda tener respecto a la población LBTG. Cualquier cantidad de enfrentamientos entre seculares y observantes.

En estos días, una acción de la Autoridad Nacional Palestina en importantes foros internacionales que complican las ya muy complicadas posibilidades de alguna negociación, sin hablar siquiera de algún acuerdo. Necesidad de sanciones y un sinfín de energía que se gasta en declaraciones, aclaratorias, inculpaciones y defensas.

El nuevo gobierno viene con ganas de gobernar, de hacer algunos cambios importantes. Pero en un país polarizado, cualquier iniciativa cuenta con una oposición respetable, que cuando deja de ser tan respetable se convierte en una peligrosa resistencia. En tal ambiente, la eventualidad de anarquía es peligrosamente posible.

El estado de Israel ha sido viable y exitoso gracias a que siempre prevaleció el sentido común. El respeto a la tradición histórica y cultural de un pueblo milenario, con sólidos principios morales basados en una religión que ha sido observada en menor o mayor medida por todos y siempre. La modernidad de nuestros días, la libertad de expresión y acción que a veces se confunde con otras cosas ¿atentan quizás contra el sentido común que ha siempre prevalecido?

Israel no tiene constitución. Se rige por unas leyes básicas y no se puede decir que el sistema no haya funcionado. Y bien. La separación de poderes ha sido clara, necesaria y efectiva. El ejecutivo, el legislativo y el sistema de justicia. Pero sin constitución, y con muy poco éxito en los intentos de tenerla, no siempre es fácil.

El sistema de justicia de Israel tiene los tribunales de rigor, y una Corte Suprema de Justicia que cumple una función dual. La de recibir las apelaciones a fallos de otros tribunales. Una decisión de la Corte Suprema es vinculante para todos los tribunales, con excepción de la Corte Suprema misma. Se trata del principio de precedente vinculante (stare decisis) propio de los sistemas de derecho anglosajón. También sirve como Corte Suprema en tanto tribunal de primera instancia, generalmente en asuntos relacionados con la legalidad de las decisiones de autoridades del Estado.

En los últimos años, algunas decisiones del ejecutivo han sido modificadas o vetadas por decisión de la Corte Suprema. En principio, la Corte Suprema vela por la integridad de los ciudadanos y de las instituciones, pero puede suceder que sus decisiones se vean como una interferencia sobre otro poder, o que se perciba como una autoridad inapelable por encima de todos. Uno de los temas álgidos es la forma como se eligen los quince magistrados que conforman el tribunal supremo. De buenas maneras, alguna modificación o reforma, consensuada por todos, sería recomendable quizás, bien recibida por la mayoría.

Desde hace varios años Yariv Levin, actual ministro de justicia, ha venido anunciando la necesidad de una reforma judicial. También lo dijeron antes otros ministros de justicia sin mayor éxito. Nunca contaron con una mayoría de bloque como tiene ahora la coalición de gobierno. Levin ha presentado sin mayor demora una propuesta de reforma que ha levantado suspicacias, comentarios y protestas. En un país tan polarizado, con tan serios enfrentamientos entre gobierno y oposición, puede uno perderse entre argumentos a favor y en contra. Lo cierto es que, desde la presentación de la propuesta de Yariv Levin, las primeras planas de noticias han sido copadas por este tema. Uno más de la caja de Pandora que es la actualidad política de Israel.

La Corte Suprema de Israel siempre ha gozado de prestigio. Pero también se considera algo elitista, cerrada y negada a los cambios. Una institución seria y tradicional, que se resiste y teme al cambio. Hay razones. La propuesta de Levin podría significar un peso desmedido del Legislativo sobre el Judicial si no se hace con el debido cuidado y consenso.

A veces criticamos a aquellos países que eligen Asambleas Constituyentes para redactar o modificar constituciones. Cada nación tiene su idiosincrasia y parece necesario que de vez en cuando haya reformas, adaptaciones, mejoras y correcciones. Israel no debería ser la excepción.

Queda preguntarse si la propuesta de reforma del sistema judicial es el síntoma de un problema de gobernabilidad e institucionalidad, o una solución a un problema.

El tiempo y las verdaderas intenciones lo dirán.

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3 thoughts on “Síntoma o Solución”
  1. El autor parece que se centra solo en Israel, pero una democracia no tiene por qué mejorar con cambios en unas instituciones estables que sirvan de referencia a todos los ciudadanos, cada día entran más en juego muchos otros factores, como la idiosincrasia o la prensa o la actitud de los líderes políticos y religiosos, además de los movimientos ideológicos bruscos por crisis económicas o de seguridad. En el caso de España podría ocurrir justamente el caso contrario al Israel, las instituciones democráticas del estado son bastante estables y cara al público son bastante respetadas, no suele haber críticas más allá de las habituales, sin apenas consecuencias, por ejemplo actualmente existe una grave crisis judicial por la paralización de los órganos y tribunales superiores del estado, desde hace muchos meses, para que los dos grandes partidos coloquen a jueces afines a su ideología, aun así, esto mismo o parecido se lleva produciendo desde el comienzo de la actual democracia. También el ex-Rey Juan Carlos I ha protagonizado varios grandes escándalos que nadie conocía en España, o los que los conocieran se callaban por miedo o amenas, aunque muchos otros por interés, pero aun así su hijo goza de una excelente salud institucional. Ni creo que casi nadie en España se preocupase tanto como dicen por el referéndum separatista catalán, que es un asunto tabú en el resto de España, contra el que se unieron absolutamente todos los medios españoles junto con sus periodistas, incluso se puso en el bando centralista el nuevo partido comunista Podemos, que anteriormente se había mostrado a favor de un referéndum, pero claro, resultaba que solo si lo permitía un gobierno español, cosa que ya se sabe de antemano que nunca va a suceder. En España parece que nadie duda de que todo seguirá como siempre. Incluso las frecuentes crisis económicas no afectan tanto a España como digan las estadísticas, porque una gran parte de los puestos de trabajo son los de funcionarios públicos, estos nunca son despedidos y siguen cobrando igual a pesar de las crisis, o también por la economía sumergida, dinero negro circulando que no paga impuestos, seguramente la mayoría procedente del narcotráfico y de las muchas mafias criminales que operan en España.

    Aun así, España no es un estado tan estable como sus instituciones democráticas, desde el principio acechó el peligro de los golpes de estado fascistas y el del terrorismo fascista para responder al de los separatistas vascos de ETA. Más tarde, cuando lo anterior parecía ya superado, hace unos años se acabó el bipartidismo durante la crisis de la subprime que afectó sobremanera a España por los muchos casos de corrupción de la derecha y con una economía basada en el ladrillo, la que mejor facilitaba la corrupción, las estafas y el lavado de dinero de las mafias. Así fue que aparecieron los nuevos comunistas, los de Podemos, al principio disfrazados de cordero, de apolíticos, que solo buscaban el bien del pueblo. Para contrarrestarlos, la prensa de la derecha primero los ignoró, luego se puso a manipular, incluso con la ayuda de la policía española. A la vez las clases altas financiaron al nuevo partido fascista Vox, fascistas que llegaron a España los últimos de Europa, antes no conseguían apenas votos ni en una gran intentona con el partido España 2000, que fue apoyado por Le Pen padre. Con el surgimiento de estos dos partidos se resquebrajó una parte de la burbuja de la fantasía democrática española, principalmente la parte que le corresponde a la prensa, puesto que ignoraron con descaro a los comunistas sin razón de ser, y casi lo mismo hicieron con el nuevo partido de la ultraderecha, que actualmente también son bastante ignorados a pesar de su también éxito electoral, aunque con más motivos, al menos según mi opinión, o creo que a casi nadie interesa ver noticias de algunos políticos de la ultraderecha de Vox que sean negacionistas o nazis, ni sobre sus actos de protesta contra el Reino Unido por Gibraltar, a la vez que apoyando las Malvinas Argentinas, seguramente por una camaradería que siempre han mantenido los fascistas y neonazis españoles con sus compadres argentinos.

    Los dos nuevos partidos extremistas españoles, comunistas y ultraderecha, han movido un poco la anquilosada política española. Aun siendo ignorados, son muy activos en internet y en las redes sociales, mucho más que los de los dos partidos mayoritarios, y sus votantes pueden aparecer en redes sociales o en comentarios de diarios. Ya sea por culpa de internet o por la falta de crédito que han estado demostrando los periodistas de los grandes medios españoles, cada día sorprende menos que estos dos partidos extremistas organicen actos de protesta o campañas que pillen a todos los demás españoles por sorpresa.

  2. Se podria decir que tengo algunas coincidencias circunstanciales con el articulo, pero no en lo fundamental, en primer lugar la division de poderes no es ni mucho menos clara entre el ejecutivo y el legislativo, ya que miembros de uno siguen siendo miembros del otro, luego el juego de mayorias fijas, deteriora la democracia, si en lugar de 61 legisladores para lograr un voto de confianza serian necesarios por ejemplo 75 no serian necesarios los esquemas coalicionarios y por lo tanto cada partido tendria libertad de votar en forma individual y no por bloques lo que termina invisivilizando a las minorias.

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