Sin un Reichstag, entonces la barbarie

22 diciembre, 2019 , ,
Foto: Wikipedia - Dominio Público

El gobierno totalitario siempre transformó a las clases en masas, y estableció una política exterior abiertamente encaminada a la dominación mundial (Hannah Arendt)

Nos preguntamos cuál es la función de que un país tenga un Reichstag, una Knéset, un Parlamento o un Congreso de la Nación. No solamente esos edificios son un atractivo turístico por lo bello de su construcción, sino que además son el signo de la democracia dado que en sus recintos se debaten los destinos de una Nación y donde los representantes del pueblo, diputados y senadores, ponen sus voces diversas, desde sus ideas ideológicas y políticas para consensuar el diálogo, oírse, y sobre todo aceptar las diferencias.

A ese intercambio lo llamamos política y la máxima expresión de la palabra libre venida de los griegos , es la que se denomina Demos-Kratos, la fuerza del pueblo, acuñada en Atenas en el siglo V aC, significando el gobierno o el poder del pueblo puesta en la voz y autorizada por medio de sus representantes.

¿Dónde se leen los signos de cada gobierno cuando empieza a dejar de ser democrático? Cuando sus decisiones ya no pasan por el voto de una mayoría parlamentaria sino que los dirigentes demagogos empiezan a regir bajo decretos, estado de excepción y un poder neutro. Esta forma de gobernar tiránica bien se pudo leer en los actos despóticos de Adolf Hitler, apoyado por el gran jurista alemán Carl Shmitt, un ferviente antisemita que consideraba que hacer pasar las decisiones por un voto parlamentario no era conveniente dado que replanteaba el camino que debía tomar el gran Führer por el bien de la nación alemana, que para salir adelante debía hacerlo bajo su único dominio y designios autoritarios. No se debía perder el tiempo con chácharas parlamentarias según Shmitt.

ntonces, no es casual que el 27 de febrero de 1933 a tan sólo un mes de la asunción del nuevo Canciller, nos referimos a Adolf Hitler, se quemara el fabuloso edificio ubicado en Berlín, el Reichstag, con llamas que alcanzaron hasta su espléndida cúpula.

A dicha quema se le dio un argumento terrorista, de que fueron los comunistas los que pertrecharon dicho acto vandálico, encontrando a un pobre chivo expiatorio, el joven holandés Marius van der Lubbe. Un enfermo mental que tras soportar terribles torturas de manos de la policía alemana confesó un crimen que seguramente no cometió y que pagó con su vida.
Lo curioso es que los bomberos fueron avisados muchas horas mas tarde de haberse iniciado el incendio donde prácticamente ya no quedaba nada en pie del fabuloso edificio. Un joven bombero al llegar al recinto incendiado se topa con la Shutzpolitzei, y le dan la orden de retirarse. El joven informa de este hecho poco usual a su superior, Walter Gempp, y éste al denunciar la situación a sus superiores, contando acerca de la actitud amenazante hacia los bomberos, es suspendido, enviado a prisión donde sospechosamente se “suicida”.
Tras intensas investigaciones se comprueba en diferentes puntos que el incendio fue intencional y culpan por ende a los comunistas de dicho acto de sabotaje, esto se establece en el informe oficial, dado que decir comunista era sinónimo de judío y opositor al nuevo régimen hitleriano.

Sumando información vemos que el guardián del edificio fue dado de licencia esa noche al igual que todo el personal de vigilancia. Tal nivel de vandalismo, con un incendio de tal magnitud sólo pudo ser llevado a cabo por especialistas en pirotecnia, donde el fuego fue provocado con el empleo de explosivos, y que dicho crimen, según el diagnóstico de Gempp jamás pudo haber sido perpetrado por una sola persona. Y exponer dicha verdad habría de costarle la vida, al igual que en la Argentina le costó la suya al fiscal Alberto Nisman. Los líderes totalitarios y mafiosos no comulgan con la verdad, con la libertad de prensa, sobre todo cuando la verdad es dicha de frente , sin ambages y con pruebas incriminatorias.

La quema provocada al Reichstag le sirvió de argumento a Hitler para mostrar sus cartas y sus sucias intenciones ya desde el inicio de su gobierno, dramatizando la situación en su mejor estilo histérico, y es así como lo refiere: “ llegó el momento psicológico de la confrontación. No hay por que esperar más. El Partido Comunista demostró que está decidido a todo. La lucha contra él no debería depender de motivos jurídicos”.

Aquí ya nos da a ver que su operar seria en lo sucesivo fuera de toda legalidad y establece una severa dictadura en el país para reprimir y eliminar a todo aquel que se le oponga, llámese comunista, judío, eslavo etc. La policía ya no garantizaría la seguridad y protección de las personas que no fueran arios, los de fuera de esa categoría dejaban de ser vistos como sujetos con derechos de ciudadanos, pasaban a ser parias, donde cualquiera podía disponer , ejecutar, maltratar y hasta asesinar sin recibir ningún castigo a cambio.
Y es así como nacía el nuevo Estado Totalitario llamado: Tercer Reich. ■

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