Simjat Torá: ¿Hemos regalado la Torá?

26 octubre, 2016

Moshé Pitchon
Cuando llega el momento en el que cada judío debe definir el contenido de su judaísmo, la referencia es hecha generalmente en relación a la observancia. Mientras que una desproporcionadamente visible minoría se define a sí misma ideológicamente y en su comportamiento como ortodoxa, y otros pocos judíos se declaran no observantes, la gran mayoría de los judíos (según algunas estimaciones, dos tercios de ellos) se ubican en un punto intermedio.
Este «intermedio» es en realidad lo que la mayoría de los judíos quieren decir cuando se etiquetan como «tradicionalista.»
Las prácticas de estos judíos tradicionalistas son el resultado de lo que observaron en sus casas cuando crecieron, o forma parte de las costumbres al grupo al cual pertenecen.
Lo que nunca se encuentra entre los tradicionalistas es, irónicamente, la más fundamental de las prácticas, aquella sin la cual argumentar el judaísmo de uno es extremadamente difícil.
En el momento en el que el calendario litúrgico judío evoca por medio de la festividad de Simjat Torá el principio de que «el estudio de la Torá supera a todo» otros mandamientos, prácticas y tradiciones, la pregunta que debe hacerse es ¿por qué es que el Tanaj es en gran medida una literatura desconocida entre los judíos o su contenido es a menudo tergiversado?
Simon Uriel, el legendario profesor de Estudios Bíblicos de la Universidad Bar Ilan señala que «nuestro vínculo con la Biblia disminuye constantemente; esta ya no es una fuente de inspiración y guía. Se ha perdido la magia». Otros como el desparecido Abraham Joshua Heschel preguntan: «Decimos que hemos dado la Biblia al mundo ¿Es que la hemos regalado?”
Las encuestas sugieren que el estudio del Tanaj es de poco interés o irrelevante por la mayoría de los estudiantes debido al sentido religioso que se le asigna. Pero aún los judíos ortodoxos que consideran a la ley escrita como primaria en cuanto a santidad no la consideran primaria en cuanto a autoridad. Reservan ese privilegio para la ley oral, que, tal como lo señala el profesor Uriel, también determina cuales son los contenidos del Tanaj que son relevantes en la actualidad.
Sea lo que sea, debido a que el judaísmo extrae sus fundamentos del Tanaj, su estudio no puede ser reducido a una obligación religiosa, a un modo de culto o incluso a una experiencia espiritual. El estudio del Tanaj, aun cuando efectuado por razones totalmente no-teológicas o incluso escépticas, pertenece a la esencia del ser judío.
En las palabras del recientemente desaparecido biblista George E. Mendehall: la Biblia «puede ser ignorada solamente en la medida que se asuma que la experiencia humana del pasado no tiene valor para el presente.»
Consecuentemente todos los judíos deberían estar corriendo este mes a inscribirse a su curso anual de Tanaj de tal manera que, el año que viene, podrán tomar su lugar en la celebración anual de «graduación» que es Simjat Torá.

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