Shavuot, el equilibrio entre lo sagrado y lo profano 

Niños de un kibutz montados en un carro tirado por burros durante la Fiesta de las Primicias (Shavuot). Foto: Wikipedia - CC BY-SA 3.0

José I. Rodríguez 

En español el verbo ser y estar son definitivamente necesarios para entender lo que somos y diferenciarlo de lo que estamos haciendo. En la práctica, podemos aparentar ser honestos y estar desacreditando el honor de otros. Lo que somos no necesariamente coincide con lo que hacemos e incluso aunque practiquemos algo que tiene reputación cultural o tradicional.  

En Shavuot tenemos una cita con la Torá, pero también con el Creador al cual no podemos separar de sus Preceptos o Mandamientos. En esa dicotomía antagónica entre lo que decimos ser y lo que estamos haciendo nos dividimos entre lo sagrado y lo profano. Una división que rompe nuestros esquemas internos dejándonos desnudos ante la realidad de una hipocresía personal la cual mantenemos bajo nuestro fuero interno de supuesta libertad. No somos más libres por saber más sino por disminuir la distancia entre lo que decimos ser y lo que en realidad estamos haciendo. 

La vida es un equilibrio sencillo de mantener mientras tengamos los pies en la tierra y la cabeza en el Cielo. Todo lo que suponga confiar más en lo material, representado en este caso por nuestros pies, en contraposición a creer en lo espiritual nos desequilibra y envanece. En muchos casos percibimos que somos mejores que los demás por cuanto sabemos más o entendemos mejor las cosas espirituales. En realidad, deberíamos ser mejores por la responsabilidad que se nos ha otorgado de ser algo similar a guardianes de la Torá, pero ese mismo statu nos hace también más vulnerables al orgullo y la falta de sensibilidad con el que padece la tragedia de no saber o no haber sido enseñado. 

Los Sabios con mayúscula son aquellos que teniendo los pies en la tierra saben elevar sus pensamientos al Cielo sin olvidar a los que están a su mismo nivel de humanidad. El conocimiento adquirido por el estudio, análisis o la meditación entendida como una profunda reflexión, no confundir con la meditación mística, nos eleva más cerca del Creador sin separarnos de su creación. Los místicos cuyo nombre no quiero acordarme, como diría Cervantes, son tan espirituales que dejan de ser humanos. El ser y el estar haciendo lo que debemos se descomponen cuando dejamos de percibir que somos iguales a los demás en dignidad. La creación es la forma digna del Creador de hacernos saber que somos semejantes los unos a los otros. 

En Shavuot se nos induce al equilibrio reflexivo de ser y estar haciendo lo que debemos bajo las premisas de la Torá. La Fiesta de la Cosecha nos impele a compartir los buenos frutos sembrados durante todo el año con la sana intención de ser lo que debemos ser y estar haciendo lo que debemos hacer. El principio por excelencia de que lo que sembramos recogemos nos tiene que llevar a ser consecuentes también con nuestros semejantes. Todo lo bueno que hacemos, léase sembramos, en favor de los demás lo cosecharemos en nuestros propios graneros de bendición. No se nos pide acumular conocimiento sino equilibrio entre lo que decimos ser y lo que estamos haciendo. Una persona está equilibrada emocional y espiritualmente, entiéndase también como religiosa, cuando lo sagrado y lo profano en su vida están en la misma línea de flotación. 

La entrega de la Ley en el Monte Sinaí nos prepara a cada uno de nosotros para ser libres después de años y años de esclavitud. Todos los que transitan juntos por el desierto de la vida no son necesariamente libres. La premisa es llegar a la Tierra Prometida de la libertad, la abundancia y la paz, pero sin olvidar que necesitamos el equilibrio de ser lo que debemos ser y estar haciendo lo que se supone que debemos hacer. Todo lo demás es un desequilibrado enfrentamiento entre lo sagrado y lo profano en el cual no queremos ni debemos entrar. El tiempo de la leche y de la miel también precisa de un sano equilibrio que todos debemos degustar y compartir. Hazlo saber. 

Compartir
2 thoughts on “Shavuot, el equilibrio entre lo sagrado y lo profano ”
  1. Buenos días, es una nota para mi muy esclarecedora, si bien no soy religioso ( si creyente en un dios o dioses creadores) pero éstos, yo al menos creo que están distantes, puede ser que existan Guardianes del ser humano, pero comentando la nota de referencia, es justamente lo que la mayoría de religiones están en deuda con sus feligreses…» vivir y hacer como dicen que hay que hacerlo» sin la hipocrecía característica del ser humano, o mejor dicho…» haz como te digo y no como yo hago» En lo que respecta a lo material, me refiero a un pasaje de la Biblia que ha sido manipulada en un sinfin de ocaciones, pero tiene muchas otras cosas muy sabias, cuando Jesús de Nazareth les dice a sus discípulos…» El mundo yace bajo el poder del inicuo, por lo tanto la persona que es amigo del mundo es enemigo de dios» y que es «ser amigo del mundo». es vivir pura y exclusivamente para el dinero y placeres terrenales, olvidandonos de los demás y de la verdadera vida que nos espera en el más allá. Un saludo.-

  2. Estoy de acuerdo que es lo más importante es ser congruentes y pensantes. Buena editorial.
    Robert, sólo para aclarar, no hay que mezclar judaismo con cristianismo. A mi me molesta mucho que si se habla de judaismo inmediatamente se mencione algo del cristianismo.
    Mucha gente no se ubica en que son religiones separadas. Y no hay que cambiar ninguna, las personas son las que tienen que cambiar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.