Rosh Hashaná redefine la vida – Dos reflexiones

13 septiembre, 2023 , ,
Foto: Pixabay

Rabino Yerahmiel Barylka

El esfuerzo por recordar nuestra parte judía, a menudo oculta en uno mismo, nos sitúa en un modo de participación intensa en la memoria, y nos vincula con la comunidad de un modo afectivo y fusional. Estado ideal para reflexionar sobre nuestra propia vida.

En la Guemará Rosh Hashaná 32b, Rabí Abahu nos enseña que: “Los ángeles preguntaron al Amo del mundo, ¿cuál es la razón por la que Israel no canta tus alabanzas (la lectura del Halel la oración judía basada en los salmos 113-118, que es utilizada como laude y agradecimiento y recitada en las festividades) en Rosh Hashaná y Iom Kipur?”. Él les respondió: “¿Es posible que el Rey se siente a juzgar, que los libros de la vida y los libros de la muerte estén abiertos ante él y que los hijos de Israel canten alabanzas?”.

La primera mishná del tratado Rosh Hashaná nos dice que este juicio no sólo concierne al pueblo judío, sino que todo ser viviente desfila ante Él para ser juzgado.

¿Es ésta una imagen simplificada de la importancia del juicio de Rosh Hashaná y de las consecuencias del decreto que se escribirá en el libro de divino, o es más complejo que eso? ¿Por qué es tan importante y de qué se trata? ¿Cómo podemos comprender la profundidad de este juicio y, por lo tanto, la hondura de nuestra plegaria a Dios durante Rosh Hashaná? ¿Qué pedimos en ese día?

Cuando hablamos de la vida, ¿qué es realmente lo que tenemos en mente?

Emek Davar del Netziv, el Rav Naftali Tzvi Berlin, (1816-1893), en su lectura del sábado anterior a Rosh Hashaná nos cita la estrofa que dice: “Pongo hoy como testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la vida y vivirán tú y tu descendencia” (Devarim 30:19).

Vemos en este versículo que Moshé está dando la orden de elegir la vida. El mandato de vivir.

Podríamos pensar que nos está presentando dos caminos, uno que lleva a la vida y otro a la muerte, y que depende de nosotros elegir el que más nos guste. Pero no, nos ordena elegir el camino que conduce a la vida.

Un poco antes en el mismo capítulo leemos:  “El Señor tu Dios te dará un corazón fiel a ti y a tus descendientes, para que lo ames con todo tu corazón y con toda tu alma, y así tengas vida”. (Devarim 30:6).

El Netziv señala una ambigüedad en este versículo. La Torá nos enseña que Dios circuncidará nuestros corazones para que lo amemos con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma, ¿por qué razón? La respuesta es: ¡Para que podamos vivir!

¿Es posible amar a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma si nuestro objetivo final es un deseo egoísta como el de vivir? ¡Esto no es un amor indefectible a Dios! Es un amor egoísta que sólo se preocupa de nosotros mismos. No amamos a Dios con amor incondicional si la verdadera razón de ese amor es preservar nuestras vidas. Esto es lo que señala el Netziv en su comentario y lo que le lleva a preguntarse qué es la vida según la Torá.

Entonces, nos remite a su comentario sobre Parashat Vaetjanán donde desarrolla una definición de lo que es la vida según la Torá y esto nos permitirá arrojar luz: “Lo que a menudo se entiende por ´vida´ es el sentimiento de felicidad y alegría que se puede sentir cuando se alcanza la perfección”. Así es como podemos generalizar la noción de ´vida´. La espiritualidad aporta vitalidad a una persona. Del mismo modo que la energía de una persona puede depender del placer que puede sentir cuando recibe honores o cuando alcanza nuevos conocimientos, lo cual es muy superior a la vitalidad de los animales, que sólo depende del placer asociado a la comida, la bebida y lo que pueda parecérseles.

Si una persona destruyera sus sentimientos espirituales y sólo experimentara el placer de la comida y cosas similares, no habría diferencia entre ella y un animal, y ya no podría llamarse a sí misma un hombre ´vivo´ porque ha destruido todas sus capacidades para vivir adecuadamente como ser humano.

Del mismo modo, cuando se sirve a Dios con confianza, se siente placer y vitalidad en este servicio.

Un judío que destruye esa sensación de placer allí se considera muerto porque ha destruido la vitalidad que tenía en su capacidad. Esto hace eco de la enseñanza de nuestros maestros en el tratado Berajot 18 a-b: “Los impíos, mientras están vivos, son considerados muertos”.

“Sin embargo, una persona que ha tenido el mérito de vivir una forma de vida superior a la percepción humana y ser capaz de sentir la cercanía de Dios y el placer que proviene de ella en cada momento de su vida diaria, añade mucha más vitalidad que una persona que aún no ha percibido estos sentimientos porque ha alcanzado un grado de vitalidad nada superior.»

Meir Leibush ben Yejiel Mijl Weisser (1809-1879), Malbim, comenta a su vez el capítulo 27 de Tehilim que se recita desde el primer día del mes de Elul, hasta Hoshaná Rabá, dos veces al día, diciendo así “Una sola cosa pido al Señor, sólo esto quiero: sentarme en la casa del Señor todos los días de mi vida, contemplar la gracia del Señor y frecuentar su santuario” (Tehilim 27:4).

Malbim, explica: “Una cosa he pedido a Dios, no pido muchas cosas de acuerdo con las diferentes necesidades que aparecen a lo largo del tiempo a cada ser: salud, comida, rescate de los enemigos y otras necesidades semejantes. Sólo he pedido una cosa en el pasado, y es lo que quiero para el futuro. Esta petición abarca todos los demás clamores y consiste en sentarme en la casa de Dios todos los días de mi vida”. La petición que hago de posarme en la casa de Dios es lo que realmente quiero, porque a través de ella conseguiré todos los demás petitorios personales. No hago esta demanda con un propósito que se desvíe de mi deseo, no pido quedarme en la casa de Dios para ser salvado de mis enemigos, etc., porque en ese caso mi ruego no sería mi deseo, porque mi verdadero deseo sería recibir todas las pequeñas necesidades diarias. Mi verdadera ambición es sentarme en la casa de Dios y esa es mi meta auténtica.

Por eso digo, “una cosa he pedido a Dios, y también, eso es lo que deseo porque eso es lo que realmente quiero. Pues, cuando pedí sentarme en la casa de Dios todos los días de mi vida, mi intención era para contemplar la dulzura de Dios y visitar su santuario, y no tengo otra intención en mi corazón, pues lo que habrá como consecuencia de sentarme en la casa de Dios, que gracias a ello seré salvado de mis enemigos y recibiré todo lo que necesito para vivir, será un medio de tener el corazón disponible para sentarme en la casa de Dios eternamente que es mi verdadero objetivo principal en mi corazón” (Malbim sobre Tehilim 27: 4).

Lo que el Malbim nos explica es que la oración que decimos en preparación de Rosh Hashaná hasta el final del juicio es únicamente para poder elevarnos y acercarnos a Dios. Es cierto que cuando Dios nos da esta oportunidad, va acompañada del hecho de que nos proporciona todos los medios materiales que necesitamos para subsistir y acercarnos a Él, pero nuestro objetivo final es acercarnos a Él.

El Netziv desarrolla que cuando la Torá nos habla de la vida y la muerte, no se trata sólo de la vida y la muerte físicas, sino de la vitalidad que habita en el hombre a través de su elevación espiritual y su cercanía a Dios. En Rosh Hashaná, somos juzgados por nuestro compromiso con nuestro servicio divino, por nuestra sinceridad en la búsqueda de la santidad, en nuestra relación con Dios. Podemos pedir que nos dé un año de buena salud, buen trabajo y que nos provea de todas nuestras necesidades materiales, pero esto no nos hace hombres vivos, no basta para estar inscritos en el libro de la vida.

Se dirá, pero ¿cómo podemos invertir en la búsqueda de la espiritualidad, la santidad, cuando nuestras necesidades son tan grandes? Nuestra preocupación es poder sobrevivir. Como dice Malbim, si nuestro verdadero deseo es acercarnos a Dios y somos sinceros en esta petición, el Amo del mundo nos dará los medios materiales para lograrlo. ¡No busquemos la supervivencia, sino la vida!

Yehi Ratsón, que todos seamos inscritos en el libro de la vida, que este próximo año sea de éxito, de elevación y de acercamiento a Dios y a su Santidad, y que el Santo bendito sea, nos dé todos los medios para lograrlo.

Shaná Tová Umetuká

Un buen y dulce año.

Yerahmiel (Maalé Adumim)

Compartir
One thought on “Rosh Hashaná redefine la vida – Dos reflexiones”
  1. no busquemos la supervivencia sino la vida , espectacular frace com eso ya tenemos para trabajar toda nuetra vida , muchas gracias por compartir este pensamiento , Shana Tova Umetuka para usted y para todos en este medio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.