La muestra expone la memoria de los republicanos españoles que, tras ser derrotados en la guerra civil (1936-1939), fueron detenidos en Francia después de la ocupación alemana de 1940 (unos 10.000) y por los que la dictadura franquista española del momento no hizo nada. En cinco salas el visitante podrá ver fotos, objetos personales o fichas de entrada al campo que los nazis realizaban de manera sistemática.
«Durante la deportación muchos, sobre todo esposas, pedían información sobre sus familiares, normalmente la comunicación se había interrumpido en la ocupación de los alemanes de Francia; a partir de ahí empieza la horrible experiencia de buscarles», cuenta el curador (comisario) de la exposición, Josep Calvet.
Calvet explica que esas peticiones de auxilio de los familiares «no había forma de derivarlas a través del Gobierno español» del dictador Francisco Franco y tenían que acudir «a la Cruz Roja española para que escribiera a la alemana y ellos se ponían en contacto con las autoridades».
«Era un proceso que podía tardar muchos meses, cuando llegaba la información de que estaban bien probablemente ya habían muerto» en el campo, dice.
Esta es tan solo una de las aristas de esta historia «muy poco conocida» que se sabe gracias a la exposición que estará instalada hasta el 17 de junio y que cuenta con una versión digital «para imprimir a bajo coste» para ser mostrada en cualquier otro lugar.
Y es que, según declara el director del Centro Sefarad, Jaime Moreno, esta parte de la historia del nazismo es «completamente desconocida» para muchos españoles y con esta muestra el centro quiere mandar «un mensaje principal»: La «necesidad de recordar».
«El principal mensaje es el horror de los campos de concentración, la necesidad que tenemos de recordar, también pensamos hacer de algo horrible y muy traumático, algo bonito, recuperar la convivencia entra ambos grupos (republicanos y judíos) que llevó a historias positivas con mucho compañerismo y optimismo dentro de lo horrible», comparte.
UNIR LA HISTORIA DE DOS GRUPOS OPRIMIDOS
Moreno recuerda que todos los meses de enero el Centro Sefarad inaugura una exposición sobre el Holocausto, el asesinato sistematizado del régimen alemán de Adolf Hitler que acabó con la muerte de diez millones de personas, entre ellos seis millones de judíos.
«Es muy importante cualquier exposición, esta pretende unir varios mundos, el judío y el español republicano porque en los campos murieron unos diez millones de personas, entre las que también había republicanos españoles, testigos de Jehová, homosexuales, gitanos, personas con discapacidad…», manifiesta.
Un episodio del nazismo sobre el que «no tenemos conciencia», dice por su parte Calvet, quien recuerda que «hasta hace poco no se publicó una lista completa de los españoles fallecidos» y pide «incentivar la investigación de estas personas para reconocerles y sacarles del olvido».
LOS REPUBLICANOS ESPAÑOLES, TESTIGOS DE LO QUE LE SUCEDIÓ A LOS JUDÍOS
Calvet apunta a que por Mauthausen pasaron «unos 45.000 o 50.000 judíos» y 7.500 republicanos españoles. «Dentro del contexto es poco, pero hubo este encuentro» entre ellos.
Así, la memoria de los republicanos facilitó poder contar lo que le sucedió a los judíos del campo, a través de «citas, testimonios y memorias» que pueden leerse en la muestra.
«La mayor parte de republicanos llegan en 1940 y 1941 y la mayor parte de los judíos a partir de 1944, ahí la deportación de republicanos ya estaba muy ordenada y los judíos recibían un trato más duro, muchos fueron directamente asesinados», narra.
Pero incluso del horror se pudieron sacar historias «entrañables» de aquellos años de convivencia, como la adopción de un niño judío huérfano por parte de un republicano que el día de la liberación del campo, el 5 de mayo de 1945, unieron sus vidas para siempre. EFE
Recuperar la memoria de miles de republicanos españoles en Mauthausen
Grupo de sobrevivientes del Campo de concentración de Mauthausen Foto: Wikimedia Commons Dominio Público
Lo que ocurre en España no tiene ni nombre, siendo los partidos de izquierdas, sobre todo los comunistas, los únicos interesados en recuperar la memoria de las víctimas republicanas del fascismo y del nazismo. Hasta hace unos años, aun ya existiendo una democracia y con gobiernos de izquierdas, poco o nada se hizo por recuperar la memoria de los republicanos, o un estafador llegó a ser el presidente de la asociación de víctimas republicanas, Enric Marco, en realidad uno de los trabajadores voluntarios que Franco envió a la Alemania nazi, que según decía solo pretendía ayudar y por eso se inventó la historia de haber sido un ex-preso en los campos de concentración nazis. No fue hasta el año 2015 que el gran público pudo conocer lo que les ocurrió a los republicanos españoles gracias al libro bestseller «Los últimos españoles de Mathausen», o también gracias a la investigación oficial que inició el juez Baltasar Garzón, aunque al poco fue denunciado por pretender investigar los muchos crímenes lesa humanidad que cometieron los fascistas españoles durante la Guerra Civil y la dictadura fascista, luego fue apartado de su puesto por un supuesto error durante el proceso de investigación de uno de los muchos escándalos de corrupción de la derecha española. Uno de los denunciantes fue Manos Limpias, un sindicato judicial ultraderechista, a día de hoy con sus cabecillas en la cárcel por estafa y extorsión, pero es que otro fue el partido fascista Falange, el de los mismos fascistas que fueron de los principales perpetradores de los crímenes.
En España sigue habiendo más de 100.000 cadáveres de republicanos sin identificar, en las cunetas de las carreteras españolas y en fosas comunes, siendo el segundo país del mundo, solo por detrás de Camboya, con más cadáveres sin identificar.
Entre los demás crímenes lesa humanidad, crímenes que en España nunca han podido pasar por la justicia, salvo unos pocos casos individuales que son sobreseídos, al menos se pudieron conocer los siguientes: secuestro de niños de las mujeres republicanas, asesinatos de niños pequeños, torturas a niños y mujeres, pederastia, o monjas católicas torturando a niños pequeños a su cargo, por ejemplo obligándoles a comer del suelo su propio vómito. Además, grandes empresas españolas se enriquecieron con el trabajo esclavo de los presos republicanos, muchos murieron en accidentes o incluso de hambre, cuando los policías y militares se quedaban con el dinero destinado a la comida de los presos. Estas grandes empresas españolas no han reconocido su implicación.