El Ramadán comienza hoy entre un ambiente festivo propio de este mes sagrado musulmán y la tensión acumulada tras una prolongada escalada de violencia en la región. Frente a esto, la Policía y el Ejército israelíes refuerzan las medidas de seguridad en la zona.
Este período, marcado por el ayuno de día y cenas en familia o en comunidad al anochecer, con un fuerte significado espiritual, podría ser también detonante que agrave las tensiones como ya ha ocurrido en el pasado.
Además, en la primera mitad de abril, el Ramadán coincidirá con Pésaj lo que podría intensificar la posibilidad de tensiones en los lugares sagrados que la religión judía y la islámica comparten.
Durante estos días, Jerusalén será destino de decenas de miles de palestinos que se dirigen al Monte del Templo, tercer lugar más sagrado del islam después de la Meca y Medina.
Se prevé que la Policía israelí despliegue a miles de agentes en Jerusalén para la vigilancia a fieles que vayan a rezar al complejo, sobre todo ante el rezo del viernes, el más masivo y que congrega a decenas de miles de musulmanes venidos de toda la región.
El grupo terrorista Hamás que gobierna en Gaza amenazó que cualquier choque podría derivar en una mayor pico de violencia. En 2021, por ejemplo, las tensiones derivaron en una escalada bélica con Hamás y otras milicias palestinas en Gaza después del Ramadán.
Los ojos de las autoridades están puestos en la zona de Judea y Samaria, donde la violencia se viene multiplicando. 2023 es el inicio de año más mortífero desde el 2000, una situación que podría empeorar aún más si las tensiones no consiguen contenerse durante Ramadán.
Con información de agencias.