por Dr. Israel Jamitovsky
La proximidad de las festividades solemnes de la tradición judía me animar a verter breves reflexiones en torno a facetas y aspectos menos conocidos o que han tenido menos ecos en este singular espacio.
Como es de público conocimiento, se trata de los 10 días mas trascendentes de la tradición judía que comienzan con el Año Nuevo Hebreo y que culminan con el Día del Perdón.
Precisamente en estos días de introspección, análisis, balance, reconciliación y perdón, cuando uno analiza rigurosamente el contenido de las oraciones tanto del Años Nuevo Hebreo como las del Día del Perdón asoma un fenómeno en principio inexplicable. Las oraciones del nuevo año apuntan clara e inequívocamente al futuro, los mismos sonidos del Shofar que se escuchan durante distintas fases del servicio religioso del año nuevo, proyectan igualmente nuestra atención hacia el futuro. En cambio en el Día del Perdón, las oraciones se encaminan a hacia nuestro pasado, en sus distintas oraciones irrumpen detalladamente nuestras faltas y transgresiones así como la solicitud de perdón al Todopoderoso por nuestros pecados. Sólo al final mismo del Dia del Perdón se escuchan los sonidos del Shofar en las sinagogas cuando mentalmente ya estamos encaminados hacia el futuro y en pocas horas estaremos erigiendo los primeros cimientos de la Sucá, cabaña alusiva a la Festividad de las Cabañas.
En principio lo lógico sería lo contrario. Comenzar con el análisis y efectuar un balance honesto y riguroso de nuestro pasado con sus luces y en especial sombras para posteriormente acometer el futuro. El ex Rabino Principal de Inglaterra Rabino Barón Immanuel Jakobovitz(de bendita memoria) sostiene que el orden establecido en la liturgia judía en estas festividades no es casual ni arbitrario y en este espacio formula una lúcida reflexión. En la tradición judía lo fundamental es encaminarse al futuro y de ahí que este supuesto aflore al comienzo mismo del año nuevo. La tradición judía apunta más al futuro que al pasado y nos indica incuestionablemente que nuestra decisión de enmendar nuestros actos y nuestra vida en el futuro anteceden y son prioritarios al evocar el pasado y al arrepentimiento por los hechos practicados en el pasado.
El judaísmo parte del supuesto de una concepción de mundo optimista, su categórico rechazo a fatalismos y determinismos de todo género e índole, por todo lo cual la teshubá o sea la enmienda de nuestros actos, asoma como una opción natural, nos dice que el pasado no decide nuestro futuro ni es inherente a la condición humana, los humanos podemos por cierto modificar nuestra conducta y delinear un futuro mejor.
Quien ha ahondado y enfatizado esta aproximación es un gigante del pensamiento judío moderno .Me refiero al Rabino Lord Jonathan Sacks (de bendita memoria), que próximamente se cumplirán dos años de su prematuro y lamentado fallecimiento. Fiel a su sano inconformismo su discurso apuntó siempre hacia el futuro. Ser judío-acorde al Rabino Sacks- implica ser un abanderado de la esperanza, una protesta contra el escepticismo ,una voz contra quienes levantan los brazos y se resignan ciegamente a su suerte y destino. No en vano el Rabino Sacks admiraba al patriarca Abraham-entre tantas razones- cuando ante la irreparable pérdida de su esposa, pese al dolor no decae y continúa buscando la compañera adecuada para su hijo y de tal modo asegurar la continuidad de su senda.Por ello tampoco sorprende su admiración por la entereza espiritual desplegada por los sobrevivientes del Holocausto, quienes pese a todo, se encaminaron hacia el futuro y rehicieron sus vidas.Por mi parte recalco el hecho que todas las oraciones judías tanto las cotidianas como las que se relacionan con los Sábados y las Festividades Judías culminan expresamente con la esperanza de un mundo mejor acorde a la tradición judía.
Otro tópico que quiero abordar guarda relación con el Año Nuevo Hebreo en tanto el día rotulado el día del juicio (Yom haDín en hebreo). Yeshayau Leibowitz (de bendita memoria) fue un destacado intelectual y filósofo israelí aunque cuestionado en algunas de sus posturas. Estrictamente ortodoxo, en este espacio Leibowitz propone otra lectura de las fuentes judías. En su libro Charlas sobre las Festividades Judías, invoca a varios tanaítas (sabios judíos de la época de la Mishná, año 200 D.C.). Por un lado menciona a dos grandes tanaítas -Rabí Meir y Rabí Iehudá-en la conocida sentencia y la de mayor recibo en la tradición judía- por la cual «Todos son juzgados en el Año Nuevo Hebreo y su sentencia se otorgará en el Día del Perdón». Sin perjuicio de ello, Leibowitz sostiene que se ignora la postura de otros tanaítas. Una de ellas es la del Rabí Iosi que afirma que «Todos los humanos son juzgados diariamente» la otra es la del Rabí Natán para el cual » Todos los humanos son juzgados en todo momento».
Por todo ello estima Leibowitz , si los humanos son juzgados a toda hora por sus actos, decisiones y negligencias, el Año Nuevo Hebreo no configura el Día del Juicio (Yom Hadín), sino el Día de la Remembranza (Yom Hazikarón) o Yom Teruá, una suerte de recordatorio destinado a que el hombre no olvide que su accionar y conducta están cotidianamente sometidos a juicio y no solamente durante el Año Nuevo o el Día del Perdón.