Normalización con Marruecos: ¿gran avance o pequeños pasos?

Palacio de la Bahía en Marrakech, Marruecos Foto: Philippe Huard Pixabay

El 10 de diciembre de 2020 el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos había decidido reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental y que Marruecos, a su vez, normalizaría las relaciones con Israel.

La declaración marroquí concomitante sugirió algo menos que una normalización a gran escala, refiriéndose a vuelos directos «para miembros de la comunidad judía de Marruecos e israelíes que deseen viajar a Marruecos», la reanudación de «contactos» diplomáticos y reapertura de las oficinas de enlace cerradas tras la Segunda Intifada, y planes para mejorar las relaciones en los ámbitos económico y tecnológico.

En este sentido, lo que Rabat está imaginando parece parecerse a la situación de finales de la década de los noventa, cuando Marruecos e Israel disfrutaban de lazos diplomáticos formales de bajo nivel que se habían desarrollado en el contexto de los Acuerdos de Oslo.

Desde la década de los setenta, de hecho, Marruecos ha tratado de negociar la mejora de las relaciones entre Israel y los palestinos. Un ejemplo clave de esto fue la celebración en Marruecos de las conversaciones secretas entre el entonces ministro de Exteriores Moshe Dayan y el viceprimer ministro egipcio Hassan Tuhami, que finalmente condujeron a la visita del presidente egipcio Anwar Sadat a Jerusalén.

Sin embargo, con el estallido de la Segunda Intifada en el año 2000, Marruecos rompió los lazos diplomáticos formales y durante los siguientes veinte años, el rey Mohamed VI se abstuvo en gran medida de involucrarse en la arena israelí-palestina, mientras expresaba constantemente su apoyo a la causa palestina.

Ahora las relaciones diplomáticas se reanudarán independientemente del progreso en el frente palestino, una desviación del paradigma anterior y, por lo tanto, significativo.

Por otro lado, lo que Rabat ha anunciado es mucho menos amplio que los recientes acuerdos de normalización con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, lo que sugiere que el rey Mohamed VI (MVI) sigue teniendo en cuenta el apoyo de los marroquíes a la causa palestina y sus propios compromisos repetidos con una solución de dos Estados.

En las próximas semanas, los encargados de formular políticas en Jerusalén deberían prestar mucha atención a varios desarrollos potenciales, que determinarán si los anuncios de ayer conducen a cambios más profundos. Estos incluyen la respuesta del Polisario (el principal movimiento que se opone al control marroquí sobre el Sahara) y sus patrocinadores en Argelia, la decisión de la entrante Administración Biden de defender o rechazar la decisión del presidente Trump, la respuesta europea y las posibles reacciones internas en Marruecos.

Fuente: INSS The Institute for National Security Studies

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.