Por Eden Kaduri
Desde el comienzo de la guerra, el presidente sirio Bashar al Assad se ha visto atrapado entre su compromiso con el Frente de la Resistencia –particularmente Irán y Hezbollah, que le permitieron permanecer en el poder– y el deseo de evitar una confrontación con Israel y poner en peligro la supervivencia de su régimen.
Israel, por su parte, está haciendo todo lo posible para indicarle a Assad que es mejor para él mantenerse al margen de la campaña.
Al tercer día de la guerra, Israel supuestamente advirtió al presidente que su participación en la guerra provocaría una amplia reacción de Israel, la destrucción de Damasco e incluso la eliminación de Assad y su familia.
A esto se suma la actual frustración de las transferencias de armas y el ataque a los aeropuertos internacionales en Siria.
Israel continúa proyectando “lo de siempre”, en el sentido de que no permite que las milicias se armen con armas, ni siquiera durante la guerra.
Pero los importantes mensajes de Israel no lograron evitar el estallido de fricciones en los Altos del Golán.
Las milicias chiítas lideradas por la Guardia Revolucionaria han desplegado sus fuerzas en la frontera con Israel y se han unido a las facciones palestinas en los Altos del Golán, con el objetivo de desafiar a Israel también desde este frente.
Las facciones palestinas lanzaron cohetes hacia el norte de Israel.
En respuesta, Israel atacó puestos de las fuerzas armadas sirias y el aeropuerto internacional de Alepo, y distribuyó folletos advirtiendo al ejército sirio que no siguiera lanzando cohetes, aunque no fuera el autor.
Según los informes, al menos ocho soldados del ejército sirio murieron en ataques atribuidos a Israel.
Así, Israel sigue exigiendo un precio al régimen sirio, siendo soberano, aunque no está claro qué capacidad tiene para frenar a los elementos que operan desde su territorio.
Las continuas acciones de las facciones palestinas y proiraníes en la región pueden conducir a una escalada que encienda otro frente para Israel, incluso no bajo la dirección del régimen sirio y en contra de sus deseos.
Ahora queda la pregunta de cómo actuará Assad y hasta dónde llegará para evitar la confrontación con Israel.
¿Avivará tensiones con Irán, que fomenta la actividad desde su territorio, o correrá el riesgo de abrir un frente con Israel que pueda desestabilizar su régimen?
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies