Liberman, de nuevo, un actor clave

13 septiembre, 2019 , , ,
Avigdor Liberman Foto: Kneset

Precipitó la disolución del Gobierno de coalición, impidió la formación de un nuevo Ejecutivo tras los comicios de abril y ahora, de nuevo, Avigdor Liberman surge como un dolor de cabeza electoral para el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y un actor determinante para el futuro político del país.

«Si el bloque de derecha sin él no supera 61 escaños (de los 120 de la Knéset), será un actor clave» para los resultados electorales del próximo 17, con unas encuestas que no dan mayoría a Netanyahu y sus socios tradicionales de Gobierno, derecha y religiosos, señala el profesor de la Universidad Bar Ilan Shmuel Sandler.

Contenedor del voto inmigrante judío de ascendencia soviética y férreo defensor del laicismo, Liberman crece en las encuestas y podría doblar el número de escaños que alcanzó en las elecciones de abril (5 de una Cámara de 120) incluso con una campaña modesta.

Su desafío: solo se unirá a un Ejecutivo de Unidad entre la alianza centrista Azul y Blanco (Kajol Labán), del ex jefe del Estado Mayor Benny Gantz, y el Likud de Netanyahu; e incluso está dispuesto a forzar la formación de un Gobierno sin éste último.

Todo para que los partidos ultraortodoxos (Shas y Judaísmo de la Torá), cuyo apoyo es indispensable para que Netanyahu pueda formar Gobierno, no dominen la agenda del Ejecutivo, como cuando él formaba parte del mismo como ministro de Defensa y del que se salió en noviembre, lo que precipitó el adelanto electoral al pasado abril.

La ley de reclutamiento obligatorio al servicio militar para los judíos religiosos, que impulsaba Liberman y rechazan las formaciones haredíes (temerosas de dios), fue un constante punto de fricción en el anterior mandato y el escollo que hizo fracasar a Netanyahu en la formación de un Ejecutivo tras los comicios de abril.

Liberman no le dio su apoyo ni lo pretende hacer ahora con un creciente debate del papel que debe jugar la religión en el Estado.

En la defensa del laicismo se acerca a Gantz, pero no puede apoyar sin paliativos a una coalición ubicada en el espectro político de centro, con potenciales socios de Gobierno en la izquierda, frente a la línea nacionalista secular que define su partido, Israel Nuestro Hogar (Israel Beitenu).

El ex titular de Defensa ha representado la línea dura del Gobierno en su política con Gaza, donde pedía una dura operación militar, y recientemente criticó a Netanyahu por permitir que Qatar transfiera dinero al enclave costero, como parte del acuerdo de calma con los grupos terroristas encabezados por el movimiento islamista Hamás.

«Por primera vez, vemos al Estado de Israel dispuesto a pagar a terroristas», criticó el ex ministro de Defensa con su marcado acento ruso en hebreo al canal israelí i24NEWS.

A Netanyahu ya no le bastan los buenos resultados entre sus socios tradicionales, sino impedir que Liberman salga reforzado, por lo que su campaña se ha colado entre el «segmento ruso», su votante tradicional, que supone el 20% de la población, como explica el director del programa de Reforma Política de Instituto de Democracia de Israel (IDI), Gideon Rahat.

La escenificación de unas cada vez más estrechas relaciones con Rusia, con cuyo presidente, Vladimir Puntin, se reunió este jueves, y las intervenciones en medios dirigidos a los rusoparlantes, como el Canal 9, muestran que son objetivo de su campaña.

Rahat advierte de que Liberman tiene capacidad de arrastrar parte del voto laico que además quiere evitar un quinto mandato consecutivo de Netanyahu.

El Gobierno de Unidad es hoy la opción más apoyada por el electorado judío israelí, (17% siendo liderado por Netanyahu y 22%, por Gantz), seguido por un Ejecutivo de derecha con la permanencia del primer ministro, según una encuesta de IDI publicada la pasada semana.

Esta última opción solo parece posible si Poder Judío (Otzma Yehudit), considerada extremista y racista, entrara en el Parlamento con suficientes escaños, algo que según las encuestas no ocurrirá, por lo que Liberman volvería a tener la llave del Ejecutivo.

Miembro del Parlamento desde 1998, este político nacido en Moldavia está convencido de que será la tercera fuerza más votada después del Likud y de Azul y Blanco, incapaces de formar coaliciones sin el apoyo de Lieberman, que exigirá un Gobierno de Unidad.

Netanyahu, ha descartado esta opción, y Liberman desafía con negociar su apoyo con otro candidato del Likud.

Con estos elementos, el analista de IDI predice una «situación aún más problemática» que la vivida hasta ahora, en la que para desbloquear y evitar unas terceras elecciones que todos descartan, Netanyahu podría estar forzado incluso a echarse a un lado. EFE y Aurora

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