La mesa puesta, lista para la cena de shabat; se aprecian la copa del kidush, los panes cubiertos y las Velas de Shabat. Foto: Crzrussian - Wikipedia - CC BY-SA 3.0

Apoyada en el principio de que “todo lo que te resulte odioso para ti no se lo hagas a tu prójimo” y de que “todos los preceptos o mitzvot fueron dados al hombre para que viva por ellos y no para que muera por su cumplimiento”.

Este artículo pretende introducir en las prácticas actuales de la vida de todo judío: nacimiento, incorporación responsable a la comunidad, matrimonio y familia, y muerte, con una referencia expresa a la institución del shabat o sábado. No se pretende recuperar las costumbres de los judíos de Sefarad en la Edad Media, sino conocer la praxis de ciclo vital judío en la actualidad de una forma breve, sencilla y concisa, sin fundamentos históricos, teológicos o bíblico-rabínicos.

1.- LA CIRCUNCISIÓN

El nacimiento de una criatura es motivo de alegría en todas las culturas. Aunque los textos antiguos hacen especial hincapié en la bendición que supone un hijo varón, la concepción israelito-judía recogida en los primeros capítulos del Génesis expresa, sin lugar a dudas, la igual dignidad del varón y la mujer. Mientras la “esencia de la judeidad” se la confiere al individuo, mujer o varón, su nacimiento de una madre judía, solamente para los varones está establecido un tiro de “incorporación” a la Alianza de Abraham, tal como está recogido en (Gn 17, 9-14).

Se trata de la operación denominada circuncisión, en hebreo brit milá, que consiste en el corte del prepucio del niño. En circunstancias normales de salud se realiza al octavo día del nacimiento. La solicita el padre del recién nacido y la realiza un especialista denominado mohel, mientras el padrino o sandak mantiene al niño sobre sus rodillas.

En esta ceremonia, que puede celebrarse en la sinagoga, en la maternidad o en el domicilio familiar, se le impone al niño el nombre. A las niñas se les puede imponer el nombre durante la semana que sigue al nacimiento en una ceremonia en la que se convoca al padre a leer la Torá en la sinagoga y se recitan oraciones por la salud de la madre y de la recién nacida.

2.- “BAR MITZVÁ” O MAYORÍA DE EDAD

También es originariamente una ceremonia para los varones; se celebra al cumplir los 13 años, que es el momento en que el varón deja de ser considerado un menor frente a la Ley religiosa. El nombre significa “hijo del precepto” o sujeto a los preceptos.

La ceremonia consiste en que el muchacho, tras una instrucción religiosa y litúrgica básica, es convocado a leer los textos sagrados en el oficio semanal de la sinagoga y a recitar las bendiciones correspondientes. A veces, si su formación es mayor, puede hacer incluso una pequeña homilía interpretativa.

En el caso de las niñas se considera que quedan sujetas a las leyes religiosas, bat mitzvá, al cumplir los 12 años, pero no hay ceremonia prescrita para conmemorarlo. Tanto uno como otro suelen celebrarse con una fiesta social.

3.- MATRIMONIO

La ceremonia del matrimonio tiene dos partes que pueden separarse en el tiempo, pero que generalmente se celebran juntas. La primera es el desposorio o kidushín con la entrega del anillo. La segunda o nissún (término de difícil traducción) podría entenderse como la consumación del compromiso, que se simboliza en la ceremonia nupcial colocándose los contrayentes bajo un palio o dosel (jupá) mientras se recitan siete bendiciones. Toda la ceremonia se realiza ante una copa de vino de la que los desposados beben al final.

En la celebración matrimonial ocupa un lugar importante la lectura del contrato matrimonial o ketubá en el que se establecen las condiciones económicas de los esposos. El judaísmo admite el divorcio como último y trágico recurso cuando se han agotado todos los demás.

Entre las prescripciones antiguas que hoy se encuentran prácticamente en desuso está el llamado matrimonio de “levirato” o yibbum, por el cual el hermano o pariente más próximo de un difunto debí contraer matrimonio con la viuda de este cuando los cónyuges no habían tenido hijos. El primer hijo de este matrimonio de levirato se consideraba hijo del difunto.

4.- FALLECIMIENTO Y DUELO

La tradición israelito-judía se ha enfrentado siempre con la muerte desde una perspectiva realista y optimista. No es la muerte en sí lo malo, sino que pueden serlo las circunstancias que la acompañan o la forma en que se produce.

La muerte en ancianidad, “repleto de días”, es una bendición de Dios. La muerte del individuo no es problema pues es necesario que unos mueran para que otros vengan al mundo y el pueblo subsista y se renueve.

En terminología bíblica morir es, con frecuencia, “acostarse con los padres”. La evolución del pensamiento teológico en torno al lugar donde van los muertos se ha desarrollado en un paraíso donde se espera un juicio final en el torrente Cedrón (valle de Josafat) de Jerusalén. La resurrección es multilineal y complicada en el judaísmo de nuestros días.

Dos principios básicos están presentes en el caso de la muerte: el honor y el respeto a que se debe al cadáver, y la atención emocional y espiritual de los familiares y amigos dolientes. El cadáver debe envolverse en un sudario blanco simple. El entierro debe realizarse dentro de las 24 horas siguientes al fallecimiento. La sepultura ha de ser en tierra o sobre tierra “ya que polvo eres y al polvo volverás” (Gn 3, 19).

El primer signo de duelo es el desgarramiento de una prenda que uno está vistiendo. Esta prenda se utilizará durante los siete días (shivá) que dura el duelo. Durante este período los dolientes no se sientan en sillas sino en taburetes bajos o en el suelo, no salen apenas de casa, no usan zapatos, los varones no se afeitan y las mujeres no se maquillan, aunque todo lo referente a la higiene corporal está permitido.

En torno a la muerte y el duelo se ha hecho tradicional la recitación de una oración llamada kadish. Se trata de una plegaria de alabanza a Adonai (Señor, Dios) que no tiene en sí misma nada que ver con los difuntos. La recita en el funeral el hijo primogénito del difunto y durante todo el período de duelo, incluso durante un año, la recitan los parientes. Algún comentarista explica que el sentido de esta recitación es el siguiente: la expresión de alabanza a Dios por parte de hijos y parientes es un reconocimiento del mérito del difunto que enseñó y transmitió esa piedad a su entorno familiar.

5.- EL SHABAT O SÁBADO

Es una de las grandes instituciones de la tradición israelito-judía. La tradición bíblica presenta a Adonai descansando el día séptimo tras seis días de intenso trabajo creador.

En el decálogo del Sinaí ocupa un lugar preminente como cuarto mandamiento de los que hacen referencia a Dios, y no tiene tanto el sentido de día de descanso sino el de día dedicado al Señor.

La instauración del sábado con carácter civil es atribuida por tradiciones posteriores a Moisés que sugiere al Faraón de Egipto que conceda un día de descanso a los obreros israelitas para que rindan más en su esclavo trabajo.

El sábado es un día de la semana, pero el shabat es una institución, es un precepto o mitzvot, pues, además de ser un día de descanso semanal para el trabajo ordinario (lo cual no distinguiría lo judío del que no lo es, añade una serie de prohibiciones específicas, que están perfectamente definidas y entre las que destacan por ejemplo la prohibición de cocinar, la de encender o apagar fuego, la de transportar objetos, etc.

El shabat pretende ser un día de liberación, en el que, junto con el reconocimiento y el goce de la creación, se recuerda el éxodo de Egipto. El shabat comienza con la caída del sol del viernes.

El primer acto festivo es el encendido de las lámparas que corresponde, en principio, al ama de casa, aunque lo puede realizar cualquier otro miembro de la familia. Se encienden dos velas conmemorando los preceptos de “recordar” y “guardar” el shabat (Ex 28, 8 y Dt 5, 12). Tras ello, las personas se saludan con una expresión especial, Shabat Shalom. En el servicio religioso de la tarde hay plegarias especiales denominadas “la recepción del shabat” al que se compara con una novia.

La cena de shabat es una cena especialmente festiva de carácter familiar. Se suele preparar una bonita mesa y se hacen bendiciones, con la copa de vino o kidush y con un pan especial para esta ocasión denominado jalá. La sobremesa suele ser animada.

La tradicional hospitalidad judía se muestra en shabat con la costumbre de invitar a amigos, judíos o no judíos, especialmente transeúntes que estén de paso en la ciudad. El resto del shabat, hasta la puesta del sol del sábado, es un día festivo, de ocio, en el que poder hacer todo aquello que relaja el espíritu y lo prepara para una nueva semana de trabajo.

Por Álvaro López Asensio 
Página web: alopoezasen.com

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One thought on “Las prácticas judías”
  1. se dice lopez asensio ..los cristianos como tu ..que el habito hace al monje…y esto de las practicas judias ..hace judios tambien?…si enciendes muchas velas ..te vuelves judio?…si comes mucho cocodrilo te vuelves cocodrilo?
    tu lopez asension saliste debajo de la sotana de un cura…y te amamanto un jesuita….pero..sientes a israel tan cercano ..verdad?….vuestro israel…
    y otra cosa lopez asensio
    los arrucaques ..que?..ya no hablas de los dulces sefardies????…
    bueno y digo yo
    si comes muchos dulces sefardies…?…te puedes volver un sefardi?
    si comes muchos arrucaques te vuelves sefardi?

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