Toda muerte es trágica, fatal y nunca es buena para ninguna persona. Pero si una muerte trae luz a la vida, no se ve con tan malos ojos. El caso de un joven soldado asesinado por terroristas es el claro ejemplo: las córneas del difunto les devolvieron la vista a dos personas.
A Ido Baruj, soldado israelí de 21 años, lo mataron a tiros la semana pasada. El culpable fue un terrorista palestino.
El atentado tuvo lugar cuando colonos israelíes realizaban una marcha cerca de la localidad palestina de Sebastia, en protesta por los recientes ataques con armas de fuego en Cisjordania. El soldado formaba parte del dispositivo de seguridad que protegía la marcha.
Un grupo terrorista palestino autodenominado la Guarida del León se atribuyó la autoría del ataque.
Tras su muerte, su familia decidió donar sus córneas. Las mismas fueron a parar a un hombre y una mujer que perdieron la visión. Ambos recibieron las córneas y pudieron volver a ver gracias a este enorme gesto.
Una amiga de la familia lo resumió en las siguientes palabras: «Alguien llevará ahora los ojos alegres de Ido, mientras nosotros nos quedaremos con las lágrimas y con este vacío inmenso».