La Parashá de la Semana – Rab Yerahmiel Barylka

7 febrero, 2020

Parashat Beshalaj – Rabino Yerahmiel Barylka

Este Shabat se conoce como Shabat Shirá, el «Sábado del Cántico», porque en él coreamos el poema épico Shirat Hayam, «El Canto del Mar», contenido en la lectura de Beshalaj y que recitamos todos los días como parte del servicio matinal. La naturaleza musical y poética del sábado se acentúa con la lectura de la Haftará que incluye Shirat Devorá, la «Canción de Débora» del Libro de los Jueces. Así, en un mismo día entonamos tres de las diez loas de la Torá que son: La canción para el día de reposo  que Adam cantó después de que Dios lo perdonó por comer del Árbol del Conocimiento (Tehilim 92); La alabanza del Mar Rojo (Íb. 14:30 – 15:26); El poema por el pozo en el desierto (Bemidbar 21: 17-20); Haazinu la oración de Moshé antes de morir, exhortando a Israel a cumplir la palabra de Dios (Devarim 32); La exaltación de Yehoshúa después que el sol se detuvo hasta que pudo ganar la batalla (Yehoshúa 10:12-14); El himno de Barak y Devorá después de la derrota de Sisra (Shoftim 5); Los versos de Janá cuando salió de su esterilidad (I Shmuel 2:1-10); La canción de liberación de David (II Shmuel 22); El Cantar de los Cantares compuesto por el Rey Shlomó con inspiración profética (Shir Hashirim); El coro que entonaremos tras la redención del exilio actual, como está escrito: «Tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de .A., al Fuerte de Israel.» (Yeshayahu 30: 29) Es decir, habrá una canción festiva de Tehilim 30 y 98.

Con gran alegría leeremos este Shabat: “¿Quién como tú, oh .A., entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?» (Shemot 15:11), y haremos un eco contrapunteando: “¡Despierta, despierta, Débora; Despierta, despierta, entona cántico» (Shoftim 5:12).

En esos instantes recordaremos la salida de Egipto gloriosamente, y que cuando terminó la canción, “Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano el pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderetas y danzas. Y Miriam cantaba con ellas: «Canten a .A., porque Él ha triunfado gloriosamente; caballo y su jinete arrojó al mar» (Shemot 15: 20-21).

El primer aprendizaje es que cuando .A., dijo a Moshé: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen” y el segundo cuando percibimos que las mujeres habían preparado sus instrumentos musicales aun antes de salir de la esclavitud.

La Torá quizás desea decirnos algo sobre lo que las masas aprenden de sus líderes. El ejemplo bien dado deja una marca descomunal en la memoria individual y en la colectiva. Las mujeres vieron como Miriam, tambor en mano, cantaba. No miraron más allá de eso, y lo tomaron como una invitación. No se preguntaron por qué Miriam comenzó a cantar sino que escucharon la música, y las notas Divinas detrás de ella. Respondieron no solo tomando los panderos que habían preparado con fe sino también bailando espontáneamente con todo el cuerpo y toda el alma. La multitud de mujeres que estaban junto a Miriam tenían una fe estoica y enérgica, y no se amedrentaron frente a nadie, se sentían libres porque estaban frente a Dios.

Cuando Dios regaña a Moshé, exigiéndole que diga a los hijos de Israel que marchen, nos enseña que espera de nosotros que tomemos la iniciativa y que no nos quedemos pasivos esperando que otro haga por nosotros lo imprescindible.

Que todos tengamos el coraje de ingresar al mar antes que se parta, con el agua hasta los tobillos, las rodillas, el pecho, incluso hasta que debamos inclinar la cabeza hacia atrás para respirar. Deseaba que aprendamos algo vital: coraje, creencia en uno mismo y en nuestro propio poder para iniciar el cambio. Que sigamos a Najshón ben Aminadav, que al lanzarse a las aguas nos abrió el camino para el futuro.

Entonces así como pudimos cantar Mi Camoja, ¿Quién como tú entre los dioses, .A.? ¿Quién como tú, majestuoso en santidad, temible en las alabanzas, haciendo maravillas?, lo haremos en la próxima redención.

Miriam y Aminadav nos dieron una lección de liderazgo que debemos retomar con fe y con alegría.

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