La nauseabunda «posverdad» de Occidente sobre la guerra de Gaza

12 junio, 2021 , , , ,
Un cohete palestino impacta en una vivienda de Petaj Tikva en las afueras de Tel Aviv el 13 de Mayo de 2021 - Foto: Portavoz de las FDI vía Wikimedia CC BY-SA 3.0

Los escritores del New York Times que, al expresar su pesar por el hecho de que “la mayoría de los niños que murieron eran árabes”, admiten de hecho que serían más felices si la mayoría de los niños que murieron hubieran sido judíos israelíes.

No es solo el hombre fuerte islamista de Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan, quien censura a la gente. Con las grandes marcas de los medios de comunicación en la “cuna de la democracia” apoyando con entusiasmo a las matóncracias terroristas como la del Hamás, el mundo occidental está sentando un precedente equivocado para autócratas como Erdogan, quien bien puede preguntarse: si Israel está siendo crucificado incluso por Occidente, ¿qué hay de malo en nuestro antisemitismo tercermundista?

La reciente guerra de Gaza y la posterior propaganda pro-Hamas a escala global no fueron diferentes de años anteriores.

En 2012, hubo un video de una caravana en la que aparecían alrededor de una docena de terroristas palestinos conduciendo alegremente motocicletas, disparando al aire en señal de victoria y arrastrando detrás de ellos el cuerpo de un hombre al que acababan de matar bajo la sospecha de que era un colaborador de Israel. La víctima era uno de los seis palestinos que habían asesinado sus propios paisanos palestinos. El video mostró a decenas de otros palestinos filmando con orgullo la escena en sus teléfonos celulares y tomando fotografías del histórico momento.

Aproximadamente un día después, el ambiente en la Franja de Gaza era alegre una vez más: había «ganado» otra hudna, o tregua temporal, y el enemigo había sido «derrotado de nuevo».

Más tarde, ese mismo día de 2012, la prensa internacional informó sobre ráfagas de disparos, vítores y cánticos de celebración minutos después de que entrara en vigor el alto el fuego entre Israel y Hamas. Terroristas de todos los rincones de la ciudad de Gaza salieron a las calles para celebrar la «victoria». Algunos de los «vencedores» lanzaron fuegos artificiales desde los tejados. A lo largo del paseo marítimo de la ciudad de Gaza, el altavoz de una mezquita repetía una y otra vez: «Allahu Akbar» («Alá es el más grande»). Un lugareño, Adel Mansour, le dijo a The Guardian: “Nos bombardearon, mataron a nuestras mujeres y niños, pero no pudieron parar la resistencia. Entonces tuvieron que rendirse y aceptar detener los asesinatos. Aprendieron que no podemos ser derrotados por sus bombas”.

Cuando Mansour pronunció esas palabras hace casi una década, unos 150 palestinos y cinco israelíes habían perdido la vida. En esa guerra de ocho días, el ejército israelí atacó más de 1.500 sitios en Gaza con ataques aéreos y bombardeos. Más de 1.000 cohetes fueron disparados contra Israel y una bomba arrasó un autobús de Tel Aviv, hiriendo a 17 personas.

Este año, después de que Hamas enviara más de 4.000 cohetes y misiles a Israel durante 11 días mientras Israel trataba de defenderse eliminando los lugares desde donde se había iniciado el fuego, se escuchó una vez más desde Gaza: «¡El enemigo ha sido derrotado!» Como en años pasados, Israel hizo todo lo posible para evitar matar a civiles palestinos mientras Hamas atacó deliberadamente a civiles israelíes y usó a sus propios civiles para tratar de proteger sus armas, y luego mostró a sus muertos — cuantos más, mejor, especialmente niños— a los equipos de televisión.

Nada de esto sorprende, desafortunadamente. Lo que es impactante es la forma en que los medios occidentales cubrieron la guerra.

El 24 de mayo, el artista del Boston Globe Christopher Weyant dibujó un tanque con una bandera israelí en él, lo que implica que lo conducía un soldado judío. El soldado está matando deliberadamente a un palestino presuntamente pacífico que sostiene una bandera (que ahora sobresale de debajo del tanque). El fondo muestra aviones israelíes lanzando masivamente cohetes de forma indiscriminada. La leyenda es una nota que está leyendo una mujer palestina: “Esto es del primer ministro Netanyahu. Respete el derecho a existir del Estado de Israel. Agradecemos su cooperación mientras construimos sobre usted».

Faith Quintero, autora de Loaded Blessings, una saga familiar que alterna entre la España de la época de la Inquisición y el Israel moderno, respondió a través de Twitter:

“En la caricatura de Globe / Weyant, los judíos literalmente matan a palestinos por un hogar, al igual que la propaganda nazi hace que los judíos cuenten dinero en los cráneos de los alemanes, y en lugar de aviones arrojando bombas como en la imagen de Weyant, se implica que los judíos causaron algún tipo de destrucción en el trasfondo de la imagen nazi. Publiqué la imagen de la propaganda nazi como respuesta a la propaganda de Weyant y pregunté «¿Cuál es la diferencia?»”

En respuesta, Twitter suspendió a Quintero. «Es incorrecto. No me hubiera importado que alguien en Twitter me dijera que mi comparación con los nazis no es justa, o por qué es incorrecta y muy diferente de la caricatura del Globe. Pero eso no fue lo que pasó. Simplemente eliminaron mi opinión”, dijo Quintero. “No me importa no estar en Twitter. Pero me aterroriza que mi voz sea silenciada por una compañía basada en los EE. UU. »

Mientras tanto, The New York Times, que no se molestó en recordar a las 85 escolares asesinadas recientemente en Afganistán, publicó fotografías de todos los niños presuntamente asesinados durante los últimos enfrentamientos entre Hamás e Israel.

La historia del NYT mencionó que «Hamás y otros grupos militantes dispararon más de 4.000 cohetes contra pueblos y ciudades israelíes de forma indiscriminada». También afirmó correctamente que el sistema de defensa aérea israelí había logrado detener aproximadamente el 90% de los cohetes.

El artículo también señaló que al menos dos de los niños asesinados en Gaza pueden haber sido asesinados cuando militantes palestinos dispararon un cohete que se quedó corto, y que uno de los niños asesinados en Israel, Nadine Awad, era palestina. “El bajo costo del lado israelí también reflejó un desequilibrio en las capacidades defensivas”, concluyó el NYT.

Al mismo tempo, la propaganda pro-Hamás del periódico fue profundamente problemática con su evasivo lenguaje. Los autores del artículo de opinión, al expresar su pesar por el hecho de que «la mayoría de los niños que murieron eran árabes», confesaron encubiertamente de hecho que serían más felices si la mayoría de los niños que murieron hubiesen sido judíos israelíes.

¿Se sentirían mejor los románticos de las naciones desfavorecidas de Occidente si la Cúpula de Hierro de Israel hubiera fracasado y los cohetes de Hamás hubieran matado a 500 niños israelíes en lugar de dos? ¿Es realmente demasiado difícil de entender que 500 niños israelíes se salvaron no porque Hamas no quiso matarlos, sino porque, como señaló el artículo del NYT, hay un desequilibrio en las capacidades defensivas? ¿Es pecado de Israel haber construido la Cúpula de Hierro para minimizar las bajas cuando se ve amenazado por miles de cohetes que vuelan sobre sus cielos?

Si este es el precedente establecido por la “cuna de la democracia”, les resultará mucho más fácil a los regímenes no tan democráticos del mundo pedir más sangre judía.

Fuente: BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos 

Burak Bekdil es un columnista de Ankara. Escribe regularmente para Gatestone Institute y Defense News y es miembro del Middle East Forum.

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