Por Remi Daniel
Imamoglu, miembro del CHP, el principal partido de la oposición, fue elegido alcalde de Estambul en 2019, tras una tormentosa campaña electoral.
Los resultados de esas elecciones fueron rechazados en un principio por el Comité Electoral, y siguió una segunda vuelta, con resultados mucho más claramente a su favor.
Unas semanas después, Imamoglu se pronunció en contra de quienes invalidaron los resultados de la primera vuelta de las elecciones e incluso los llamó «idiotas».
Con base en esta declaración, se abrió un proceso legal que terminó el martes con su condena.
El fiscal del Estado ya ha apelado la sentencia, que afirma que fue demasiado leve.
Por su parte, Imamoglu no acepta la condena y la ha recurrido.
Es imposible no relacionar la decisión del tribunal con las elecciones parlamentarias y presidenciales que están previstas para 2023.
Imamoglu es considerado uno de los principales opositores del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y es capaz, al menos según las encuestas de opinión pública, de vencerlo.
Su condena, si no es anulada, también incluirá depravación moral.
Si no se acepta el recurso de Imamoglu, dejará de ser alcalde de Estambul y no podrá ser elegido presidente de Turquía.
Este hecho plantea un nuevo dilema a la oposición, que parece tener dificultades en las últimas semanas para acordar un candidato a la presidencia frente a Erdogan y una estrategia común.
Por otro lado, la convicción de Imamoglu energiza a la oposición, que encontró un tema en torno al cual unirse.
Ya se han organizado una serie de actos públicos y manifestaciones para protestar por la decisión de los jueces, que Imamoglu y sus seguidores presentan como una decisión política que va en contra de la voluntad del pueblo.
Para muchas personas en Turquía, estos hechos crean una sensación de déjà vu: en 1998, el propio Erdogan fue condenado en una controvertida decisión cuando era alcalde de Estambul.
Su ingreso en prisión lo convirtió en una figura extremadamente popular y allanó el camino para que se convirtiera en primer ministro y luego en presidente.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies